Bolsonaro insiste en el voto impreso para sembrar dudas en las elecciones presidenciales

En momentos en que crece su impopularidad y avanzan las investigaciones parlamentarias que podrían señalarle a él y a su alto gobierno por casos de corrupción, en Brasil el presidente Jair Bolsonaro apuesta por sembrar las dudas en torno al sistema electoral, llegando incluso a poner en duda la realización de las votaciones presidenciales de 2022.

Sin presentar pruebas, Bolsonaro ha venido denunciando un supuesto fraude en las elecciones de 2018, en las que resultó electo para un periodo de cuatro años. Según el mandatario, se amañaron resultados para evitar que se impusiera en la primera vuelta. Bolsonaro en aquel momento triunfó en el balotaje.

La respuesta que quiere Bolsonaro es que el Congreso, donde no tiene mayoría, apruebe una ley para implementar el voto impreso, siendo que Brasil tiene voto electrónico desde 1996. Según él, también sin ofrecer pruebas, si no hay voto impreso la realización de las elecciones presidenciales en 2022 podrían no realizarse.

El tema, que ha estado en la agenda de Bolsonaro de forma recurrente, subió de tono el pasado 22 de julio, cuando el diario O Estado de São Paulo hizo público una presión indebida del ministro de Defensa de Brasil, el general Walter Braga Netto, en teoría hablando en nombre de las Fuerzas Armadas, para que el Congreso apruebe el voto impreso.

Según este diario, el ministro de Defensa habría enviado un mensaje al presidente de la Cámara de los Diputados, Arthur Lira: en 2022 no habría elecciones en Brasil en caso de que no se implantara el voto impreso y auditable en cada mesa de votación.

Para el profesor y politólogo de la Universidad Federal Fluminense Thiago Rodríguez, consultado por DIARIO DE CUBA, esta es la más grave intromisión de la esfera militar en la dinámica institucional civil de este país, desde que comenzara el proceso de democratización en los 1990, tras la dictadura militar. Este hecho ha generado una nueva crisis que salpica a Bolsonaro y a su alto gobierno.

De acuerdo con Rodríguez, Bolsonaro prepara el terreno para lo que prevén los estudios de opinión sea un triunfo seguro del dos veces presidente Luiz Inacio Lula da Silva en las elecciones del año próximo.

"Todas las encuestas apuntan a una victoria holgada de Lula, incluso algunas plantean la posibilidad de que el dos veces presidente se imponga de forma amplia en la primera vuelta, descartando el balotaje", precisa el analista.

Ante lo que se perfila como una derrota en 2022, sostiene Rodríguez, Bolsonaro ha optado por sembrar de dudas, sospechas y denuncias infundadas de fraude, para desacreditar al sistema electoral brasileño y denunciar, con posterioridad, que Lula da Silva le robó las elecciones.

"No hay ninguna posibilidad de que su propuesta de regresar al voto impreso sea aprobada en el Congreso. Sin embargo, Bolsonaro alienta la radicalización sobre este tema. Es parte de su agenda", añade el profesor.

El magistrado Luis Roberto Barroso, presidente del Tribunal Superior Electoral, quien defiende la credibilidad del voto electrónico, reaccionó al escándalo y trató de calmar las aguas: "He hablado con el ministro de Defensa y con el presidente de la Cámara y ambos han negado rotundamente cualquier episodio de amenaza a las elecciones".

Según analistas, Bolsonaro enfrenta varias amenazas que lo pueden alejar de su anhelo de ser reelecto. Está, por un lado, la impopularidad. La encuesta más reciente del Instituto Datafolha muestra que el rechazo a Bolsonaro ha alcanzado el récord del 51%. El mal manejo de la pandemia de Covid-19 le ha afectado negativamente, especialmente en la clase media urbana que fue su gran base de apoyo en 2018.

Bolsonaro y los militares, por otro lado, posiblemente cierren filas dado que están en la mirilla de una Comisión Parlamentaria de Investigación de la Pandemia. Además del manejo ineficiente de la crisis sanitaria, han surgido fuertes sospechas de corrupción en la negociación de las vacunas y a esto se suma la no transparente producción de cloroquina por parte del Laboratorio del Ejército. Bolsonaro promovió la cloroquina como una cura contra el Covid-19.