Tras una larga ausencia de Brasilia, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva ha vuelto con bríos al centro del poder de Brasil. Las encuestas, los analistas y diplomáticos, y la gente en la calle, hablan ya abiertamente de unas elecciones presidenciales que arroparán a este país hasta que finalmente se realicen en octubre de 2022.
La fecha parece lejana, pero el clima de opinión pública presenta desde ya un clima polarizado entre el dos veces mandatario Lula (2003-2010) y el actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro. Analistas consultados por DIARIO DE CUBA dan por un hecho de que Lula estará de nuevo en ruedo electoral, pese a que cumplirá 77 años justamente en octubre del año próximo.
Cuando se formalice la candidatura de Lula, y tal como está previsto sea el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT), será la sexta ocasión es que sea abanderado de su agrupación política, la que fundó tras ser un emblemático dirigente sindical y protagonista de la transición democrática de Brasil, tras la dictadura militar (1964-1985).
Para el PT la candidatura de su fundador es, sin duda, su mejor baraja para aspirar el regreso al poder. Un sondeo del instituto Datafolha publicado este 13 de mayo indica que Lula derrotaría por amplio margen a Bolsonaro. Lula obtendría en la primera vuelta 41% de los votos, frente a 23% para Bolsonaro, y en la segunda se impondría por 55% a 32%, de acuerdo con este estudio de opinión.
Brasil vivirá un proceso de crispación, dado el amplio rechazo que generan ambas figuras, otra arista que refleja este estudio. Lula y Bolsonaro tienen los mayores índices de rechazo entre el electorado, de 36% y 54% respectivamente.
De acuerdo con Roberto Gondo, profesor universitario en São Paulo y presidente de Politicom, no hay discusión de que Lula será nuevamente candidato. "Él es una figura absolutamente emblemática en el PT. Solo si hubiese un impedimento burocrático o judicial no sería candidato", comenta este analista al ser consultado por DIARIO DE CUBA.
Gondo recuerda que el eje polarizador en las presidenciales de 2018, en las que Lula se vio impedido de participar por decisión del entonces juez Sergio Moro, estuvo entre "petismo versus antipetismo", dado el nivel de rechazo que rodeó al PT tras conocerse diversos escándalos de corrupción, el más simbólico de ellos conocido como Lava Jato, que involucró a la empresa Odebrecht y tuvo ramificaciones en varios países de América Latina.
Para las presidenciales de 2022, en tanto, el profesor brasileño apunta un escenario de Lula y Bolsonaro, como antagonistas, pero ya con la presencia del "antibolsonarismo" como otra identidad electoral, algo que no existía en 2018.
En materia de opinión pública, según el analista de comunicación política Lucas Fraga, en este 2021 Brasil ha presenciado el descrédito que ahora rodea al caso Lava Jato. La figura del exjuez Moro se fue desacreditando desde que decidió formar parte del Gobierno de Bolsonaro como ministro de Justicia. Tras su salida del actual Gobierno, ahora sobre Moro recaen acusaciones de haber actuado de forma parcializada y hasta tener conducta impropia en todo el proceso del Lava Jato.
En abril el Supremo de Justicia de Brasil tomó dos decisiones que abrieron la carrera electoral para 2022. Por un lado consideró que Lula no debía ser juzgado en Curitiba, la ciudad donde Moro era juez, y por otro lado lo consideró parcializado.
Moro, que llegó a tener intenciones de voto por encima del 20% y era presidenciable para 2022, hoy apenas reúne un 7% de respaldo y genera rechazo en los sectores medios, en donde despertó simpatías por el enjuiciamiento de Lula y de otras figuras del PT.
"Ahora hay una posibilidad de que Moro pase a ser juzgado. Y en materia de opinión pública existe la percepción de que el caso Lava Jato básicamente buscaba ir detrás del PT y de Lula", sostiene Fraga en respuesta a preguntas formuladas por DIARIO DE CUBA.
En la medida que Lava Jato se desdibuja, según Fraga, Lula se reivindica y pasa a ser visto como una víctima. El expresidente estuvo casi año y medio en prisión entre los años 2017 y 2018 y de forma expresa se le impidió presentarse como candidato presidencial en 2018.
De acuerdo con el sondeo de Datafolha, no parece haber espacio para posición de centro en lo que será una larga campaña electoral, que por la vía de los hechos ya arrancó.
El excandidato progresista Ciro Gomes reúne un 6% de intenciones de voto, el presentador de televisión Luciano Huck un 4% y el actual gobernador del estado de São Paulo, João Doria, apenas un 3%.
Según la encuesta, en un escenario de segunda vuelta Lula recibiría el apoyo de los votantes de Doria, Ciro y Huck, mientras que los de Moro migrarían a Bolsonaro.
Para Fraga, la interrogante no es sí Lula será candidato del PT, esto lo da por hecho. "Ahora la discusión es cuáles partidos formarían coalición con el PT. Si solo congregará a la izquierda o sí tendrá capacidad de agrupar a la izquierda y el centro en un gran frente antibolsonarista", apunta el analista.
Todavía es temprano para saberlo, pero todo apunta a que Lula ya trabaja en ello. El hecho de que regresara a Brasilia, para reunirse con líderes políticos, diplomáticos y periodistas, es una señal de que el dos veces presidente busca tender puentes más allá del PT que él fundó.
Pobre Brasil si esas son sus únicas opciones.
Entre un aliado o simpatizante de los regimenes totalitarios de Cuba y Venezuela y...cualquier otro, esta clarisimo: ....cualquier otro.
Es un dilema parecido a tener que escoger como almuerzo entre la popó de perro, y la popó de gato. A mi realmente lo que me gusta es el puerco asado con arroz blanco, frijoles negros, platanitos maduros fritos, y ensalada de lechuga y tomate. De postre, casquitos de guayaba con queso crema. Y de tomar, una cerveza para cortar la grasa.