El refrán popular dice que no ha quedado títere con cabeza. Este dicho parece aplicarse a la clase política del Perú, un país que elegirá presidente exactamente en dos semanas, el venidero 11 de abril, en medio de la apatía y desconfianza de la ciudadanía, sin que se vea con claridad quién podría resultar triunfador en las urnas.
Las elecciones presidenciales de este 2021 cerrarán un traumático ciclo de cinco años caracterizado por destituciones, renuncias, zancadillas de todo tipo y, sobre todo escándalos. Ha sido un escándalo detrás del otro. El más reciente llamado popularmente como el "Vacunagate", dejó al desnudo al expresidente Martín Vizcarra, quien gozaba de credibilidad entre los peruanos.
Tal como lo reseñó en su momento DIARIO DE CUBA, el escándalo de las vacunas arropó a Vizcarra, quien junto a su familia recibió dosis de vacunas contra el Covid-19 y lo mantuvo en secreto. Asimismo, ministros y otros altos funcionarios se aprovecharon de su posición de poder para ganar favores y acceder a la inmunización antes de que la población en riesgo (adultos mayores, personal de salud, etc).
Según el profesor universitario y experto en comunicación política, James Dettleff, el contexto actual en el cual se combina una alta indecisión con otro número elevado de peruanos que no irán a votar o lo harán en blanco, es el resultado de cinco años en los que se dinamitó la vida política.
Entre indecisos y negados a votar suman un 40%. A esto se suma que el candidato mejor posicionado, a dos semanas de las elecciones, apenas reúne el 12% de intención de voto. Perú está ante el escenario de que cualquier cosa puede ocurrir este 11 de abril.
Dettleff, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, confirma a DIARIO DE CUBA que el ambiente prelectoral entre los ciudadanos es de "gran apatía". Además, entre los peruanos hay también desconfianza ya que en diversos audios y videos filtrados ha quedado claramente reflejada la desconexión entre la clase política, que parece pensar solo en sí misma, y la ciudadanía.
Con una cuarta parte de los votantes seguros de votar, pero aún indecisos, y la escasa motivación que parecen congregar los principales candidatos y candidatas, de acuerdo con el más reciente sondeo de la firma encuestadora CPI, ningún candidato tiene más del 13% de simpatía.
El excongresista Yohny Lescano tiene 12,2% de intención de voto, (10,8%); el exfutbolista y exalcalde George Forsyth, 9,2%; la dos veces candidata presidencial (2011 y 2016) Keiko Fujimori reúne el 7,1% de respaldo, y la excongresista Verónika Mendoza tiene un 6,9%
A juicio de Dettleff, este panorama tan incierto obedece al descrédito que pesa sobre los políticos peruanos, una percepción negativa que se ha acentuado en los últimos años.
Corrupción, violaciones de derechos humanos, uso del poder para privilegios personales, entre otras anomalías, son etiquetas con las cuales se pueden identificar a los exmandatarios peruanos Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski. Incluso está el caso dramático de Alán García, quien se suicidó hace dos años cuando iba a ser requerido por la Justicia a propósito de la trama de corrupción de la empresa brasileña Odebrecht.
El único que parecía a salvo era Vizcarra, quien, siendo vicepresidente electo en 2016, accedió al poder dos años después cuando Kuczynski dimitió. El año pasado fue destituido en una jugada política del partido de Keiko Fujimori.
Y justamente el nombre de Keiko Fujimori es mencionada por el analista como un tótem de poder, desde el Legislativo, quien apostó a una suerte de revancha en contra del Gobierno electo en 2016. La hija del expresidente Alberto Fujimori quedó al frente de forma holgada en la primera vuelta frente a Kuczynski, pero en el balotaje se congregó todo el rechazo al fujimorismo y esto catapultó a la presidencia a PPK.
Precisamente en torno a figura de PPK (Pedro Pablo Kuczynski), según el profesor, la ciudadanía se jugó una carta de esperanza. El empresario y economista resistió dos intentos de destitución, gracias al apoyo de la ciudadanía que salió a las calles. "Para ver luego como PPK firmó un indulto a favor de Fujimori", recuerda Dettleff.
Cuando PPK se presentó como candidato, teniendo ya una importante fortuna personal, sostenía un discurso anticorrupción, y luego terminó envuelto en el escándalo Odebrecht. "Hay una sensación de hastío entre la gente, cansada de apoyar a ciertos políticos que luego fallan, rompiendo la esperanza de los ciudadanos", explica el profesor universitario.
Por su parte, el politólogo peruano Alberto Vergara sostiene que los peruanos son "ciudadanos sin república", para explicar la existencia de una sociedad civil activada junto con una clase política que no logra conducirse éticamente en el ejercicio del poder.
Keiko Fujimori, por ejemplo, se mantiene en la carrera presidencial, pero está en mitad de un proceso jurídico en el que el Ministerio Público solicita 30 años de cárcel precisamente por lavado de activos, obstrucción a la Justicia, organización criminal y falsedades en procedimiento administrativo.
Este 11 de abril difícilmente quedará claro el panorama político en Perú. En caso ninguno de los candidatos presidenciales supere el 50% de la votación, se desarrollará una segunda vuelta electoral el domingo 6 de junio entro los dos postulantes que alcancen la mayor votación en los comicios.