No era el candidato en las papeletas, pero toda la campaña de su partido Nuevas Ideas se centró en su figura. Se le pidió el voto a los salvadoreños para diputados que estuvieran bajo la égida del presidente Nayib Bukele y el voto popular le ha terminado dando un poder inédito en la corta historia democrática de este país centroamericano.
Las proyecciones apuntan que Nuevas Ideas tendrá 56 escaños, el número mágico para tener una mayoría calificada en la Asamblea Legislativa, el parlamento unicameral de El Salvador. Es la primera vez en las dos décadas de historia en democracia que un solo partido tiene tal cúmulo de poder. Incluso Bukele podría prescindir del apoyo del partido conservador Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), que en medio de las dificultades para inscribirse como candidato en 2019 le prestó su tarjeta y emblema.
El seísmo político que vive El Salvador tiene, como suele suceder, dos o más caras. Por un lado, está Bukele que siendo presidente y contando con diputados fieles podrá ahora nombrar a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, al fiscal general, a la Corte de Cuentas (Contraloría) y al procurador de los Derechos Humanos.
El modelo democrático nacido en 1992 tras los acuerdos de paz, que preveía pesos y contrapesos institucionales ha quedado sencillamente barrido este 28 de febrero. Se abre una nueva era política e institucional en El Salvador.
Los dos partidos que dominaron la escena en las últimas dos décadas quedaron relegados a actores secundarios con incidencia nula en lo que vendrá. Se trata del conservador Arena, que obtuvo 12 diputados, y del antiguamente procastrista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que apenas tendrá cuatro legisladores.
Una docena de curules quedarán repartidos entre pequeños partidos, en su mayoría conservadores, que eventualmente estarían en posición de negociar con Bukele.
"En apenas dos años, Bukele ha relegado a la intrascendencia a las dos grandes fuerzas políticas de la posguerra, Arena y el FMLN, y encumbrado a Nuevas Ideas a la cima del sistema político en su primera elección. Y lo ha hecho él. Su triunfo no tiene precedentes en la historia democrática de El Salvador", editorializó el diario digital El Faro, desde San Salvador.
En la historia democrática de El Salvador, el partido Arena había obtenido la bancada más numerosa, con 39 diputados tras las elecciones de 1994. En general el sistema estaba fragmentado, favoreciendo las alianzas y negociaciones entre las diferentes fuerzas.
De acuerdo con analistas en comunicación electoral, Nuevas Ideas, el partido de Bukele, y dirigido por su primo Xavier Zablah, diseñó toda su estrategia electoral en torno a la figura presidencial y llamó a los salvadoreños a votar por diputados que apoyaran las propuestas del presidente.
Bukele asumió el protagonismo de la campaña y pidió a los salvadoreños sacar de la Asamblea a los "mismos de siempre". Incluso, en medio de la jornada de votación, llamó a los salvadoreños a votar, con un mensaje velado a favor de sus candidatos.
La Asamblea Legislativa, elegida este 28 de febrero, asumirá funciones el 1 de mayo. El Salvador entrará en una dinámica inédita de su vida política-institucional.
Bukele tendrá una mayoría calificada, con lo cual "podrá tomar decisiones que constitucionalmente estaban previstos para ser tomadas bajo acuerdos entre las fuerzas políticas", apunta la abogada y experta electoral Ruth López, al ser consultada por DIARIO DE CUBA.
Además de las facultades para nombrar a otros altos funcionarios públicos, como magistrados, contralores, fiscal y procurador, con el nuevo esquema —a juicio de López— posiblemente dejen de hacerse interpelaciones en el Parlamento a los funcionarios del Poder Ejecutivo, "un mecanismo para que rindan cuentas ante otro poder".
Igualmente, la analista teme que crezca un endeudamiento sin control, ya que los límites al endeudamiento que contrae el Poder Ejecutivo provienen justamente del Poder Legislativo.
Para la abogada salvadoreña, sin embargo, este arrollador triunfo y la conducta política exhibida por Bukele desde que asumió la presidencia el 1 junio de 2019, colocan sobre la mesa la posibilidad de que el presidente apueste por convocar una Asamblea Constituyente.
No pocos analistas consideran que Bukele intentará prolongar su poder presidencial, dado el respaldo popular del cual goza. Es lo que se vivió en otros momentos en países como Venezuela con Hugo Chávez, Colombia con Álvaro Uribe o Ecuador con Rafael Correa, que reformaron las constituciones o hicieron nuevas cartas magnas para ampliar los lapsos presidenciales o introducir la relección.
Bukele ganó en 2019 con un partido prestado, GANA, para la contienda debido a que no pudo registrar a tiempo el suyo, Nuevas Ideas, y durante los dos últimos años se ha dedicado a una estrategia de tensión permanente con el resto de poderes del Estado y con la prensa.
Durante los 20 meses que lleva en el poder, ha gobernado con decretos presidenciales ante el bloqueo del resto de partidos en el Parlamento, gracias a un sistema implantado en 1992 precisamente para que un jefe de Estado no pudiera acaparar el poder.
El pueblo se cansó de los corruptos y ladrones políticos tradicionales.