La Fiscalía General de San Isidro, Argentina, decidió imputar recientemente a Carlos Díaz, el psicólogo que trató a Diego Armando Maradona en los meses previos a su muerte. Junto a Díaz, también fue imputada la enfermera Dahina Gisela Madrid, la cual reconoció haber mentido en su reporte a la empresa que la contrataba sobre supuestamente haber controlado al exfutbolista, según informó el medio Infobae.
Los imputados tienen en su contra cargos por homicidio culposo por negligencia u omisión, por la que también se investiga al neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov.
En el expediente investigativo sobre el fallecimiento de Maradona, Díaz se sumó al staff médico en septiembre y tuvo un papel fundamental en los cuidados del paciente. De hecho, las pruebas demuestran que Luque y Cosachov no estaban muy de acuerdo con el modo en que Díaz dirigió la recuperación del astro argentino.
Las alarmas de una irresponsabilidad saltaron cuando la Fiscalía encontró que había dado dos declaraciones sobre el momento de la muerte de Maradona. En la que ofreció a la Fiscalía, Madrid decía que no había visto al paciente antes de morir, mientras en la que dio a la empresa de salud en la que trabaja, dijo haber ido a medir sus signos vitales poco antes del fallecimiento. Según Infobae, la enfermera declaró haber cambiado su declaración por orden "del coordinador". La versión real, al parecer, es la que ofreció a la justicia argentina.
Todo indica que este escándalo por negligencia médica y falta de atención correcta a Maradona está lejos de terminar. Por el momento, el expediente investigativo se ha centrado en el círculo médico del Diez argentino, pero se prevé que siga buscando sospechosos.
Para esclarecer los casos, por ejemplo, los fiscales han pedido usar como pruebas el contenido de los dos celulares que pertenecían a Maradona. No obstante, será decisión de un juez si se procede a violar post mortem la intimidad del exfutbolista.
Lo cierto es que, a pesar de la insaciable búsqueda de sospechosos, hay hechos que no dejan dudas sobre la irresponsabilidad médica. En el lugar donde Maradona fue atendido antes de morir, la casa del country San Andrés, bajo un sistema de internación domiciliaria, no contaba ni siquiera con un llamador de cama, un tanque de oxígeno o un desfibrilador. Por otro lado, algunos de los cuidaban hablaban en sus chat de manera despectiva sobre el paciente. "El gordo se va a cagar muriendo", por ejemplo, es solo una de las expresiones usadas por Luque refiriéndose a Maradona.
Pobre médico, va a pagar el delirio de ese pueblo delirante y esquizofrénico argentino !
Bueno, ya descansó! Y ya descansamos de él!!