El 14 de enero de 2020, un enérgico Alejandro Giammattei anunciaba mano firme para luchar contra la corrupción y atender las necesidades populares. Un 80% de los guatemaltecos, según las encuestas de entonces, le aprobaban, entre otros factores porque también se les ponía punto final a los cuatro años infortunados del comediante Jimmy Morales en la presidencia de Guatemala.
"En los 12 meses en que Alejandro Giammattei ha ocupado la presidencia, Guatemala ha sufrido un retroceso de varias décadas en todos los sentidos", opina la periodista y activista de derechos humanos Iduvina Hernández.
A su juicio, algunos de los rasgos de la presidencia de quien fue candidato presidencial en cuatro ocasiones, son "nepotismo, opacidad, autoritarismo, corrupción, gestión mediocre e incapacidad".
Algunos analistas consideran que Giammattei no estaba preparado para asumir la presidencia, ya que en ocasiones anteriores su respaldo en las contiendas presidenciales había sido inferior al 15%. En 2019 logró colarse en la segunda vuelta y llegó a la presidencia, en verdad, gracias al rechazo que acumulaba su rival, Sandra Torres Casanova.
"Durante su mandato, Giammattei se ha mostrado ante la opinión pública como una persona intolerante, prepotente y con escasa capacidad para el diálogo e interlocución con actores nacionales relevantes", comenta a DIARIO DE CUBA, desde la capital guatemalteca, la periodista Evelyn Blanck, coordinadora del Centro Civitas, dedicado a la defensa y promoción de la libertad de expresión.
A Giammattei, médico de profesión, se le cuestiona asimismo por el manejo local de la pandemia de Covid-19. El país centroamericano, además, estuvo azotado en 2020 por dos huracanes, Eta e Iota, lo que causó severos estragos en la población.
La frustración popular estalló con protestas en las calles en diciembre pasado cuando se conoció que el presupuesto aprobado en el Congreso para 2021 incluía recortes a las partidas oficiales dedicadas a salud, educación y derechos humanos. Tras protestas pacíficas, y algunos focos violentos en los accesos al Parlamento, los legisladores retrocedieron y mantuvieron el mismo presupuesto de 2020 para este año.
Un caso que dejó en evidencia el nepotismo y la falta de visión estratégica del presidente fue la creación del Centro de Gobierno, una de sus primeras medidas en el poder.
"Giammattei designó a su pareja sentimental, Miguel Martínez, para presidir el Centro de Gobierno. La nueva entidad desplazó a la Vicepresidencia de la República", dice Blanck. El mandatario generó una crisis en el seno de su gabinete, por una decisión errada, en sus primeros meses. Tras las protestas y movilizaciones del pasado diciembre, Giammattei se vio forzado a cerrar el Centro de Gobierno.
"La falta de acción estratégica del gobernante para hacer de la crisis una oportunidad se perdió, mientras el aparato estatal sigue hundiéndose y, con este, el grado de aceptación entre sus gobernados", sostiene el analista venezolano Edgar Gutiérrez, quien reside en Guatemala y ejerce como asesor político en varios países de Centroamérica.
Un caso emblemático, para Blanck, lo constituye la posición de Giammattei en torno a la salida de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) del país. En agosto de 2018 el entonces presidente Jimmy Morales hizo el anuncio y se entendía tal decisión, dado que habían quedado al descubierto nexos de este con bandas criminales, así como una vasta red de corrupción.
Al ser declarado como presidente electo en agosto de 2019, se esperaba que Giammattei diera señales de que no compartía la decisión de Morales sobre expulsar a la CICIG, ni que le garantizaría impunidad al ahora expresidente.
"Giammattei ha mostrado en pocos meses actuar en consonancia con los intereses de los grupos criminales enquistados en el Estado, determinantes para la salida de esta comisión de la ONU", dice la directora del Centro Civitas.
En este primer año, Giammattei "no mostró intención de reanudar el esfuerzo que se había hecho desde la CICIG, bajo el pretexto de crear una comisión nacional contra la corrupción que en este tiempo no ha mostrado acciones o resultados", recalca Evelyn Blanck.
Con apenas un año en el poder, con su popularidad en franco descenso (poco más de 20% de los guatemaltecos aprueban su gestión) y agobiado por el déficit fiscal y sus incoherencias ante la pandemia, los tres años que le restan a Giammattei en el poder no lucen precisamente como un futuro promisorio ni para el presidente ni para su país, Guatemala.