En diciembre de 2018, hace exactamente dos años, Juan Guaidó era un diputado más en una muy activa Asamblea Nacional, controlada por los actores de oposición desde las elecciones de diciembre de 2015. El otrora líder estudiantil ni protagonizó un gran debate ni propuso un llamativo proyecto legislativo en esos primeros tres años en el Parlamento de Venezuela.
Una conjugación de factores terminó por catapultar a Guaidó. Existía un acuerdo entre los partidos políticos de rotarse en la presidencia de la Asamblea Nacional, y le tocaba el turno a Voluntad Popular para que encabezara el Parlamento venezolano desde el 5 de enero de 2019.
Junto a esto, Voluntad Popular padecía la persecución del régimen de Nicolás Maduro. El fundador Leopoldo López estaba en prisión domiciliaria; el segundo en jerarquía, Carlos Vecchio, exiliado en Estados Unidos; y el tercero en la línea de sucesión, Freddy Guevara, recluido en la embajada de Chile. De esa forma cuando llegó la hora de escoger a una figura, estaba Juan Guaidó.
Guaidó enfrenta ahora lo que analistas perciben como la disolución de su mandato. También en este punto confluyen una serie de factores. Desde la derrota de su gran aliado Donald Trump, el primero en reconocerlo como "presidente interino", hasta los anuncios del chavismo de que se desatará una persecución contra él a partir de enero, pasando por la renuncia de sus cercanos colaboradores.
Ayer la representante diplomática de Juan Guaidó en Reino Unido, Vanessa Neumann, dimitió a su cargo aduciendo "dudas dentro de la oposición" sobre el futuro de quien hasta ahora es el "presidente interino" reconocido por unos 60 países. Esto lo declaró Neumann en Londres al diario Financial Times.
Por otro lado, una de las interrogantes que deberá responder Anthony Blinken en sus primeros días al frente del Departamento de Estado de EEUU estará relacionada con Guaidó.
De ninguna manera esto debe entenderse que con la llegada de Joe Biden al poder, cuya juramentación está prevista para el 20 de enero, la crisis venezolana pasará a ser un asunto central en su administración.
La pregunta que flota sobre el nuevo Gobierno de EEUU que asuma el 20 de enero, es si les dará continuidad a las decisiones del actual Gobierno de Trump o si tempranamente tomará una decisión diferente en relación con lo que fue la política de "presión máxima" que significó un prácticamente incondicional apoyo a Guaidó.
El actual secretario de Estado, Mike Pompeo, ha ratificado que la Administración Trump seguirá reconociendo a Guaidó como presidente interino más allá del 5 de enero de 2021, fecha en la que asumirá la nueva Asamblea Nacional, en cuya elección no participará ni Guaidó ni las fuerzas políticas que le respaldan.
Europa o Canadá, en tanto, han guardado silencio sobre qué ocurrirá con el respaldo que le habían dado a Guaidó.
Ha sido público que las votaciones del 6 de diciembre no serán reconocidas ni por EEUU ni por la Unión Europea. Pero si bien esto está definido con claridad, no hay tal determinación sobre lo que vendrá después.
EEUU tendrá que dar una respuesta sobre que viene después del 5 de enero, en relación con Guaidó y el papel que venía cumpliendo el Parlamento. Pompeo ha sido enfático y una voz solitaria en el concierto de la comunidad internacional al decir que su país seguirá reconociendo a Juan Guaidó como presidente interino. El poder de Pompeo, sin embargo, concluirá el 20 de enero.
Por otro lado, están los anuncios del chavismo. La compañera sentimental de Maduro, Cilia Flores, quien es candidata al Parlamento, adelantó que una primera tarea del nuevo Legislativo que asuma el 5 de enero de 2021 será enjuiciar a Guaidó por traición a la Patria.
Dando por sentado de que "el Gobierno interino" de Guaidó está próximo a concluir, el analista político Ángel Álvarez ya apuntala la necesidad de que se haga un aprendizaje de esta experiencia por "quienes pretendan conducir la oposición en el futuro", según comenta a DIARIO DE CUBA.
Álvarez cuestiona de Guaidó el que haya enfatizado la idea de que el cambio en Venezuela lo generaría un externo, EEUU, así como "prometer resultados mágicos a corto plazo" y jugando en solitario, pese a que su posición de liderazgo en realidad proviene de una colación opositora.
Las críticas sobre Guaidó incluso han llovido desde la jerarquía católica, que hasta ahora solo le hacía críticas públicas al chavismo. "Tenemos una dirigencia de redes sociales y fotografías bonitas", cuestionó monseñor Mario Moronta, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y obispo de la ciudad de San Cristóbal, en la frontera con Colombia.
Guaidó es justamente muy activo en las redes sociales, un recurso que ha usado dada la censura que pesa sobre él en todo el sistema de radio y televisión del país.
Guaidó dejó pasar su carnaval,en su mejor momento tenía que pedir la intervención armada de la OEA,se dejó arrastrar por los que pedían el cambio pacífico en Venezuela sin derramamiento de sangre,la sangre a corrido como un río,Maduro y los cubanos siguen en el poder y los venezolanos siguen cada día peor,no hay dictadura comunista que deje el poder sin sangre,lo de Gorbachev fue como dicen por ahí:”Todos los días no son de fiestas”.
Pobre Venezuela,la tuvo en sus manos y la dejó ir por culpa de los “pendejos” de la oposición.
El liderazgo de Guaidó ESTÁ DESTROZADO HACE AÑOS... era el Eusebio Leal, CAMINANTE DE CARACAS. Mi personal recomendación: que venga a USA porque , SÍ , le queda poco tiempo... cuídese.
Para lo único que ha servido el Guaidó, es para dividir a la oposición venezolana.
En mi modesta opinión, tuvo la paloma en la mano, y la dejó escapar. Tenía que haber invocado el artículo que le permitía solicitar ayuda a los aliados para sacar a patadas al HP de Maduro y de paso, dejar a los comunistas cubanos colgando de la brocha. Nunca comprendí por qué no lo hizo, si todos sus partidarios se lo pedían. Ahora es más difícil. Como dice el viejo bolero que cantaba Celio González: "...pero en la vida, todo se paga..."
Guaido nunca pasò de ser una figura virtual con poco o ningùn peso real en las decisiones de Venezuela. El gobierno Trump calculò mal todas sus opciones con Maduro. Le subestimaron a èl y a los cubanos. Quizàs lo que debieron hacer fue lo contrario: apoyar a Maduro formalmente, organizar la oposiciòn y provocar la implosiòn dentro de las filas del propio chavismo.
Con Trump fuera de la presidencia, Guaidó debería comprar una casita en el Doral. Le queda poco tiempo para eso.