A partir de enero de 2021, con el nuevo gobierno de Joe Biden quien tendrá como jefe del Departamento de Estado a Anthony Blinken, cobra fuerza un escenario de una negociación en Venezuela empujada por Washington, de acuerdo con analistas consultados por DIARIO DE CUBA.
Sin que Venezuela o América Latina pase a ser un asunto central en la política exterior de Biden, ya que la propia designación de Blinken apunta a que la prioridad será reconstruir la relación con Europa Occidental y reinsertar a EEUU en las instancias multilaterales, la aproximación que se haga desde enero a la crisis venezolana significará un giro importante.
Para el analista Esteban Oria es llamativo que tanto Blinken como Linda Thomas-Greenfield, presentada por Biden como embajadora en Naciones Unidas, sean fundamentalmente profesionales de carrera en la política exterior, lo cual en general le dará un nuevo enfoque a las decisiones de Washington.
Para Oria, Estados Unidos deberá abordar el tema venezolano de forma necesaria ya que el régimen de Nicolás Maduro insertó a Venezuela como problema geopolítico global por sus alianzas con China y Rusia.
"A corto plazo no creo que vaya a ocurrir un cambio en la política de EEUU hacia Venezuela, pero se bajará el tono, el discurso agresivo", sostiene Félix Arellano, exdirector de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
"Un tema que llega pronto, sin duda alguna, es la estrategia frente a Cuba y allí puede ir el tema de Venezuela", precisa Arellano al ser consultado por DIARIO DE CUBA. El establecimiento de una mesa de diálogo entre EEUU y China, que sería una ganancia para Beijing dado que el régimen chino quiere bajarles tensión a sus relaciones con Washington, podría también tener algún impacto sobre Venezuela.
Para los analistas se abre un espacio de diálogo para encontrar salidas a la crisis venezolana y, ante tal escenario, un problema de fondo es la fractura que exhibe hoy el mundo opositor venezolano, y la excesiva dependencia de Juan Guaidó, como presidente de la Asamblea Nacional, con la Administración Trump.
El escenario de negociación podría "beneficiar en primer lugar" al régimen de Nicolás Maduro, "más que a la oposición democrática", indica Arellano. Este analista recuerda que no está clara la continuidad del liderazgo de Guaidó luego del 5 de enero de 2021 (cuando asumirá la nueva Asamblea Nacional) y hay "serias divisiones" entre los factores democráticos.
"Esto debilita el papel del liderazgo y el rol negociador" de la oposición democrática y tiende, obviamente a beneficiar a Maduro, según Arellano.
Con un conjunto de sanciones tanto individuales contra los jerarcas del régimen venezolano (que se iniciaron con la Administración Obama) como la exacerbación que se vivió en los años de Trump, que incluyó las operaciones de la estatal Petróleos de Venezuela, Estados Unidos tiene una carta fuerte para propiciar una negociación.
"El Gobierno de Maduro está interesado en negociar, está interesado en revisar el tema de las sanciones y va a elaborar una estrategia hábil", adelanta Arellano.
Esta estrategia podría incluir al Parlamento que emerja de las votaciones previstas para el 6 de diciembre. La oposición reconocida por la comunidad internacional no participará de estos comicios legislativos, pero el chavismo logró con diversas estrategias que haya presencia opositora, lo que algunos analistas califican de una "oposición leal" al régimen.
Según Arellano, los diputados no chavistas podrían encabezar las acciones para presionar por una negociación y para insistir en que se levanten las sanciones, más allá del carácter no legítimo que se dan a las votaciones del 6 de diciembre.
Igualmente, el gremio comercial podría inclinarse a pedir el levantamiento de las sanciones de EEUU, ya que estas redujeron el financiamiento a las importaciones de bienes y servicios, incluso por parte de empresas privadas venezolanas.
Para Oria "esta situación deja un espacio para otros actores de la oposición que no son conocidos aún, pero que pueden armar una nueva estrategia probablemente más cónsona" con el nuevo escenario que se vislumbra en EEUU y su política exterior.
Una de las interrogantes que deberá responder Blinken en sus primeros días al frente del Departamento de Estado está relacionada con Venezuela.
El actual secretario de Estado, Mike Pompeo, ha ratificado que la Administración Trump seguirá reconociendo a Guaidó como presidente interino más allá del 5 de enero de 2021, fecha en la que asumirá la nueva Asamblea Nacional, en cuya elección no participará ni Guaidó ni las fuerzas políticas que le respaldan.
Europa y Canadá han guardado silencio sobre qué ocurrirá con el respaldo que le habían dado a Guaidó, en tanto es presidente del hasta ahora único poder legítimo. Las votaciones del 6 de diciembre, que no serán reconocidas ni por EEUU ni por la Unión Europea, abren un signo de interrogación sobre qué viene después en relación con Guaidó y el papel que venía cumpliendo el Parlamento.