Donald Trump se impuso ante Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016 por unos miles de votos en Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, pese a que la candidata demócrata lo superó en votos populares, pues lo que cuenta para llegar a la Casa Blanca son los votos electorales que ofrecen los estados de acuerdo a su población.
Para la elección del próximo martes los pronósticos son muy igualados en al menos diez estados, por lo que tal como ocurrió en 2016, unos pocos votos podrían decidir quién ocupará la presidencia de los EEUU a partir de enero de 2021.
Algunos expertos han llevado sus análisis a la mínima expresión, y consideran que podrían ser algunos condados los que decanten finalmente la elección. El periódico The Hill, tras consultar a algunos de ellos, elaboró una lista con los más significativos.
El primero de ellos es Erie, en Pennsylvania, que con poco más de 100.000 habitantes se ha caracterizado históricamente por ser un bastión demócrata, pero una buena parte de sus residentes prefirieron votar a Trump en 2016, donde se impuso ante Clinton por 1,6 puntos porcentuales, inclinando definitivamente la balanza a favor del republicano en un estado que ofrece 20 votos electorales.
Sauk, en Wisconsin, es otro de los condados que señalan los especialistas como potencialmente decisivo, pues se trata de una localidad rural que se ha ido transformando por su cercanía a Madison, la capital del estado, lo que ha provocado que aumente la paridad entre ambos partidos hasta tal punto que fueron solo 109 votos los que consiguió Trump sobre Clinton de ventaja en las pasadas elecciones.
Muskegon, en Michigan, es una localidad que ha votado por demócratas desde 1992, y donde Clinton ganó en 2016 por 1.200 votos, aunque Trump se terminó imponiendo en el estado. Numerosos especialistas consideran que la tendencia del mencionado condado podrá perfilar la de Michigan en la actual contienda.
El condado de Maricopa, en Arizona, se encuentra bajo la lupa de los expertos, pues la comunidad hispana ha crecido considerablemente en los últimos tiempos, por lo que podría dejar de ser un bastión del Partido Republicano, que solo ha perdido una elección en él desde 1980, y darle una victoria que podría ser decisiva al demócrata Joe Biden.
Texas es un estado que históricamente se ha decantado por el Partido Republicano, pero algunos lo consideran indeciso en las presentes elecciones, por lo que el condado de Tarrant podría terminar resultando determinante, pues, así como otras grandes ciudades texanas, se ha inclinado hacia el Partido Demócrata en los últimos tiempos. De ganar los demócratas ahí, podría cambiar la suerte del estado, dejando a Donald Trump con muy pocas posibilidades de regresar a la Casa Blanca.
Carolina del Norte se ha caracterizado por un apoyo mayoritario a los republicanos desde 1980, pero algunos especialistas consideran que el condado de New Hannover, en el que ni siquiera Barack Obama pudo ganar en 2008 cuando sí ganó el estado, podría ser definitivo tanto para marcar la continuidad de Trump como la victoria de Biden.
El condado de Peach, en Georgia, está en la mira de ambos candidatos electorales, pues es de los que más ha variado demográficamente en los últimos tiempos, y a pesar de que en el estado solo lo ha perdido el Partido Republicano en dos ocasiones desde 1980, con Peach sucede diferente, pues Obama lo conquistó en sus dos elecciones, a la vez que Trump venció allí en 2016.
Otro de los condados que podrían marcar la elección es el de Miami-Dade, ya que es el más poblado de Florida, un estado que con 29 votos electorales suele marcar la suerte de los candidatos presidenciales, principalmente republicanos, ya que ninguno de ese partido ha vencido en una elección sin la victoria en el "estado del sol".
El diario The New York Times también señaló a los condados de Pinellas y Osceola como significativos en Florida, Union, Wake y Robeson en Carolina del Norte, Westmoreland, Chester, Erie y Philadelphia en Pennsylvania, Oakland, Macomb y Kent en Michigan, Brown, Waukesha, Dane y Grant en Wisconsin, y Pima y Pinal en Arizona.
A pocas horas del comienzo de las elecciones la mayor parte de los sondeos predicen una victoria del candidato del Partido Demócrata, pero tampoco resultaría extraño que Donald Trump resultara electo, como sucedió en 2016, también con las previsiones en su contra.
La mayor incertidumbre está dada por cuándo se conocerá el ganador definitivo, pues la paridad que reflejan las encuestas entre ambos candidatos, la gran cantidad de electores que depositarán su boleta y las elevadas cifras del voto anticipado y por correo podrían retrasar el resultado final por varios días.