Mientras que en Europa se aprestan para levantar paulatinamente el confinamiento, el continente americano ha pasado a ser el nuevo epicentro de la propagación del coronavirus, centrados en los dos países más poblados, EEUU y Brasil, cuyos presidentes además han tenido un discurso favorable a reanudar las actividades ya que tienen el ojo puesto en la economía.
Los vaivenes en las decisiones oficiales en el Gobierno federal, su condición de centro aéreo del planeta, la condición de autonomía que tienen los estados y hasta la no existencia de una sólida red pública de salud, terminaron conjugándose para que EEUU sea a la fecha el país más afectado por el Covid-19. Y aún no hay certezas de que lo peor haya pasado.
En el caso de Brasil, entretanto, se conjugan las carencias del sistema público, la pobreza que atraviesa a muchas regiones de este extenso país, junto a la política de Jair Bolsonaro, quien se niega a adoptar en la presidencia brasileña directrices ampliamente aceptadas como el uso de las mascarillas y la distancia social. El responsable de Salud de este país admitió que lo peor de esta pandemia aún no ha llegado.
Hasta este jueves 7 de mayo, EEUU suma más de un 1.200.000 casos y las muertes se ubicaban por encima de las 76.500. Brasil, por su parte, sube en la tabla global de la crisis generada por el coronavirus. Al 7 de mayo era el sexto país con más muertes, con más de 9.000, y el octavo con más casos, con más de 136.000.
Brasil, sin embargo, podría tener un repunte importante en las cifras confirmadas de contagiados. El secretario de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud, Wanderson Oliveira, confirmó a periodistas de medios locales que más de 90.000 pruebas de coronavirus están a la espera de ser procesadas y que los resultados de cerca de las 100.000 pruebas realizadas en laboratorios privados no forman parte aún de las estadísticas oficiales centralizadas.
Brasil tiene una población de 210 millones de personas y comparte frontera con casi todos los países sudamericanos. Una expansión del virus en el gigante sudamericano podría tener repercusiones en toda la región.
Entretanto, varios investigadores brasileños se unieron con la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Oxford y publicaron dos estudios en los que indican que Brasil será el nuevo epicentro global de la pandemia.
Estos investigadores compararon las curvas epidémicas de Brasil y de EEUU. Estas demostraron que las tasas de mortalidad en el país latinoamericano continúan aumentando exponencialmente de manera similar al caso de EEUU. Esto les llevó a plantear un escenario pesimista: Brasil podría superar los 64.000 decesos en torno al 9 de junio.
Bolsonaro, entretanto, sigue con su política de realizar manifestaciones públicas junto a sus seguidores para plantarse ante los otros poderes, Tribunal Supremo y Congreso, y ha realizado una serie de reuniones con empresarios de cara a levantar el confinamiento. Ha reiterado que una preocupación central de su Gobierno es la economía.
Este jueves, al contrario de lo que venían siendo sus comparecencias públicas previas, Bolsonaro se mostró con mascarilla para reunirse con la Coalición Industria, formada por empresarios principalmente del ramo industrial. Sin que estuviese en la agenda, según el diario Folha de Sao Paulo, el mandatario orientó la discusión al tema de la necesidad de levantar la cuarentena y que se reactive la actividad productiva de forma plena.
Por su parte, el presidente de EEUU, Donald Trump, prosiguió con su estrategia de responsabilizar a China por lo que calificó de ataque, al referirse a la propagación del coronavirus en suelo estadounidense. Según Trump, el virus ha sido el "peor ataque" contra EEUU, diciendo que el brote había afectado al país más que Pearl Harbor, en 1941, o el ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.
