Perú transitará, hasta las elecciones generales de abril de 2021, por un escenario de incertidumbre en el que cualquier cosa podrá pasar, pero sí algo logró el presidente Martín Vizcarra con su inédito llamado a elecciones anticipadas en el Parlamento fue romper con el bloqueo con el cual le mantuvieron de manos atadas los partidos Fuerza Popular (fujimorismo) y el tradicional APRA.
Tras la votación celebrada el 26 de enero pasado, el Congreso peruano es hoy —según analistas consultados por DIARIO DE CUBA— un archipiélago, en el cual ninguno de los diez principales partidos tiene más del 10% de votos legislativos, pero el triunfo de Vizcarra al forzar estas elecciones ha sido quebrar a las fuerzas políticas que le bloquearon desde el Parlamento, tanto a él como al presidente Pedro Pablo Kuczynski, de quien fue vicepresidente.
La dupla Kuczynski-Vizcarra fue electa en abril de 2016 para un período de cinco años. Tras sufrir diferentes bloques parlamentarios y en medio de graves acusaciones de corrupción, Kuczynski abandonó el poder, con lo cual Vizcarra asumió la presidencia, en marzo de 2018. La crisis política, por el enfrentamiento entre Congreso y Ejecutivo no se detuvo, a la par que ocurrió una suerte de vendetta con señalamientos de corrupción con prácticamente toda la clase política y el sistema de justicia.
En septiembre de 2019 Vizcarra asumió la inédita decisión de disolver el Congreso y llamar a nuevas elecciones, que se celebraron en enero de 2020. Los diputados solo estarán escasos meses en sus cargos, ya que en los comicios generales de abril de 2021 deberá elegirse un nuevo Parlamento, además de escoger un nuevo jefe de Estado.
"Habrá una fragmentación tremenda en el Congreso. Será un período de una gobernabilidad difícil y todo será posible en estos meses", adelanta la periodista alemana Hildegard Willer, residenciada en Perú por largos años.
"Los partidos que más habían bloqueado la gestión de Kuczynski y a Vizcarra han quedado fuera de juego", sostiene Willer, quien es profesora de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
La organización fujimorista Fuerza Popular obtuvo apenas 12 diputados y por primera vez en décadas el tradicional APRA no tendrá representación parlamentaria.
Será un escenario político inédito el que viva la sociedad peruana, ya que quien ejerce como presidente, Martín Vizcarra, no cuenta propiamente con una fuerza política que le respalde. El jefe de Estado no tendrá bancada parlamentaria.
"Se perfila un congreso conservador con un archipiélago de posiciones. Será difícil alcanzar consensos sobre algunos temas", sostiene por su parte el periodista y analista Ramiro Escobar, desde Lima.
Vizcarra tiene como prioridad culminar la reforma política en Perú, pero los escasos meses que le separan de las elecciones generales y la fragmentación parlamentaria le hacen pronosticar a Escobar un escenario legislativo "complejo, enredado" hasta los comicios de abril de 2021. "Cada partido puede tener su agenda pero será difícil que consiga los votos para imponerla", recalca.
Más allá de las fuerzas políticas tradicionales, el ojo estará puesto en dos actores que dada la dispersión de fuerzas, podrían tener relevancia. Por un lado está Unión por el Perú, del hermano del expresidente Ollanta Humala, Antauro, quien cumple pena de prisión tras una frustrada rebelión que dejó un saldo de cinco policías muertos.
"Antauro Humala es un fascista de izquierda, tiene posiciones muy extremas, lo conocí en persona ya que le entrevisté en varias oportunidades", precisa Willer.
El tono de lo que vendrá en los debates parlamentarios, lo adelanta Escobar: "Los diputados electos por este partido ya están pidiendo la liberación de Humala, así como pena de muerte para los corruptos y los expresidentes".
El tema de la corrupción envuelve a toda la clase política peruana. Cuatro expresidentes peruanos figuran en la trama de corrupción continental de la brasileña Odebrechet. Alejandro Toledo, quien está prófugo de la justicia desde 2017; Ollanta Humala, quien estuvo en prisión y se le sigue procesando; Kuczynski, quien permanece bajo arresto domiciliario; y el caso del dos veces presidente Alan García, quien optó por suicidarse cuando iba a ser detenido preventivamente.
Finalmente, en las sesiones parlamentarias el foco estará puesto también en el Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap), una agrupación que no figuraba en las encuestas ni en la prensa peruana antes de las elecciones parlamentarias del 26 de enero.
Sin embargo, este partido político ultraconservador se ha convertido en uno de los partidos que tendrán representación en el Congreso: la formación contará con 16 de 130 escaños en un Parlamento marcado por la fragmentación.
"Frepap es el brazo político de una iglesia peruana total sui generis. No es totalmente evangélica, no depende de EEUU, es una iglesia autóctona que reúne elementos del incanato, del adventismo y del Antiguo Testamento. Su brazo político es el Frepap, que hizo un trabajo de hormiga en provincias y en los conos suburbanos de Lima", explica Willer.
"Ni la prensa ni los encuestadores pudieron prever la fuerza que tomaría", recalca.
La fragmentación a la que ya nos hemos referido, y las particularidades político-religiosas de algunas fuerzas, como en los casos del movimiento de Antauro Humala o del Frepap, o el discurso xenofóbico de algunos partidos con fuerza en Lima, la capital, hacen prever discusiones intensas en el seno del Parlamento.
"Pero será difícil que de un Parlamento como este surjan grandes temas", remata por su parte Ramiro Escobar.