El régimen venezolano acaba de "dinamitar" el Parlamento, lo cual, a juicio de analistas, plantea "retos titánicos" para la oposición y allana el camino para la estrategia del oficialismo en los próximos meses.
Con el Palacio Legislativo militarizado, sin prensa crítica, sin internet y con una minoría de los diputados, el régimen de a Nicolás Maduro "eligió" un presidente de la Asamblea Nacional. Lejos de la sede "natural", a la cual no le fue permitido entrar, Juan Guaidó era reelecto para el mismo cargo en un acto de legisladores opositores, con presencia de periodistas independientes y representantes diplomáticos de países americanos y europeos.
Así, la imagen "bicéfala" de la política en Venezuela (Nicolás Maduro con el poder efectivo, Guaidó con el respaldo de parte importante de la comunidad internacional) se alarga a la Asamblea Nacional. También el modo de hacer del régimen, que ocupa espacios por la fuerza, sin respeto a principios democráticos.
El "presidente" del Parlamento para el chavismo será Luis Parra, un diputado electo en 2015 en las filas opositoras, pero que fue apartado de estas tras conocerse que formaba parte de una trama de corrupción con el programa de alimentos importados del régimen de Maduro, conocido como las cajas CLAP.
Dada la opacidad con la que se realizó la "elección" oficialista, se desconoce el número exacto de diputados que asistió. Un diplomático sudamericano consultado por DIARIO DE CUBA calcula que fueron unos 50, entre miembros del oficial Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y disidentes de la oposición envueltos en escándalos de corrupción.
Guaidó fue votado de forma unánime por 100 diputados reunidos en las instalaciones del diario El Nacional, para quedar a cargo de la Asamblea Nacional por otro año.
En el caso de esta votación, sí hubo claridad en cuanto a quiénes eran los presentes, ya que públicamente se revisó el quorum.
Parra "será recordado como 'el breve'", auguró la periodista y analista Luz Mely Reyes. A su juicio, será insostenible que el chavismo, con apenas 50 de los 167 diputados que forman la cámara, pueda tener una sesión formal con este diputado como presidente.
"El chavismo de nuevo huye hacia adelante. Tal como sucedió con la Asamblea Constituyente en 2017 o con la elección de Maduro en 2018, sabe que no tendrá reconocimiento de la comunidad internacional, pero avanza en su control sobre las instituciones y ahora, de facto, ha dinamitado a la última institución que era reconocida como legítima por Occidente", declaró a DIARIO DE CUBA, bajo condición de anonimato un diplomático sudamericano con amplia experiencia en Venezuela.
Diversos analistas coinciden que este golpe al Parlamento es el preámbulo para la convocatoria de las elecciones legislativa que formalmente deben realizarse en 2020. Durante varios meses del año pasado, Gobierno y oposición, por presión de la comunidad internacional, discutieron con la mediación de Noruega salidas a la crisis.
Una opción era que se realizaran este año elecciones presidenciales (ya que los comicios de 2018 no se consideran legítimos) junto a las elecciones parlamentarias, pero ello implicaba nombrar nuevas autoridades electorales, abrir el voto a los venezolanos en el exterior y frenar el ventajismo del chavismo.
Finalmente, el Gobierno de Maduro dio al traste con esta salida a la crisis institucional, abandonó la mesa de negociación y, desde hace algunos meses, el número dos del régimen, Diosdado Cabello, insiste en que en 2020 habrá elecciones, pero exclusivamente para escoger una nueva Asamblea Nacional. "El compañero Nicolás Maduro seguirá siendo el presidente de Venezuela hasta el año 2025, duélale a quien le duela", ha dicho Cabello.
"Los próximos retos de la oposición son titánicos. Debe operar fuera del hemiciclo legislativo, evitar las fracturas internas y tomar decisiones frente a la evidente convocatoria de elecciones parlamentarias", apuntó el analista Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis.
El escenario de unas elecciones legislativas, sin nuevas autoridades electorales y sin que se debata la continuidad del Gobierno de Maduro coloca a la oposición venezolana ante un serio dilema, ya que no hay consenso sobre si debe acudir a unos comicios en condiciones tan adversas.
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