Al frente de un régimen repudiado por las principales democracias de Occidente, que lo consideran ilegítimo, Nicolás Maduro utilizó el Día de la Democracia para reivindicar al chavismo como un "modelo para el resto del mundo.
El 15 de septiembre de 1997 la Unión Interparlamentaria adoptó la Declaración Universal sobre Democracia. Y a partir de 2008 la Organización de Naciones Unidas instauró esa fecha como el Día Mundial de la Democracia.
Este domingo, 15 de septiembre, Maduro escribió en su cuenta en Twitter: "Celebramos el Día Internacional de la Democracia! Durante 20 años, hemos profundizado el camino democrático y pacifista, a través de políticas inclusivas y protagónicas que promueven la participación activa del pueblo en el ejercicio del poder. ¡Somos un ejemplo para el mundo!".
Maduro reivindicó así al chavismo como modelo democrático, cuando en realidad las últimas elecciones presidenciales, del 20 de mayo del año pasado, fueron desconocidas por la comunidad internacional por no ser transparentes, justas y equitativas.
Una mayoría de países democráticos considera también que la instauración de una Asamblea Nacional Constituyente, en 2017 y sin cumplir con los pasos constitucionales, constituyó una suerte de golpe de Estado.
Con más de 50 países reconociendo como único poder legítimo a la Asamblea Nacional (Parlamento), dominado por las fuerzas opositoras, el régimen de Maduro es hoy objeto de diversos señalamientos por su destrucción del sistema democrático.
En su declaración de este año, el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, mencionó tres elementos que implican retrocesos democráticos y que cierran el espacio público. Los tres se cumplen en Venezuela.
"Los activistas de la sociedad civil tienen cada vez más dificultades para operar. Los defensores de los derechos humanos y los parlamentarios están bajo ataque. Los periodistas ven como su trabajo sufre intervenciones y, en algunos casos, incluso son víctimas de actos violentos", señaló Guterres.
No mencionó explícitamente a Venezuela, pero los tópicos resaltados son objeto de preocupación en otras instancias de Naciones Unidas cuando se evalúa al régimen de Maduro.
"Desde la presentación de mi informe, la Asamblea Nacional Constituyente, a petición del Tribunal Supremo, ha levantado la inmunidad parlamentaria a otros cuatro diputados de la Asamblea Nacional, elevando el número total a una parlamentaria y 24 parlamentarios despojados de inmunidad, incluido su presidente. Dos parlamentarios siguen en detención preventiva a la espera de juicio", señaló el pasado 9 de septiembre la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, al hacer una actualización oral de su contundente informe escrito, dado a conocer el 5 de julio de este año ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Más adelante, en esta misma intervención del 9 de septiembre, Bachelet advertía sobre el cerco a la sociedad civil en Venezuela: "Me preocupan las recientes acciones para aprobar una ley que tipifica como delito las actividades de las organizaciones de derechos humanos nacionales que reciben fondos del extranjero. Esa ley, si se aprueba y aplica, reducirá aún más el espacio democrático".
En su índice de la democracia, en la edición de 2018, The Economist ubicó entre los peores lugares a Venezuela, en la posición 134 entre 167 países evaluados. Cuba (142), quedó a la cola de toda la región, y por encima de Venezuela estuvo Nicaragua (122). En este trío de países, según este análisis, no hay democracia.