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América Latina

La sublevación en Venezuela: ¿Y dónde estaba la inteligencia cubana?

Todo lo que rodea al 30 de abril, incluso la tesis de que la salida de Maduro del poder fue abortada por presión de Rusia, echa por tierra la preeminencia de Cuba en materia militar y de inteligencia.

Barquisimeto

Uno de los mitos que parecen haberse derrumbado en Venezuela, al menos en apariencia, es la infalibilidad de la inteligencia cubana y su nivel de penetración incluso en el alto mando militar venezolano.

La sublevación cívica-militar del 30 de abril y los detalles que se han conocido a posteriori evidencian negociaciones al más alto nivel castrense, durante varias semanas, sin que el temido G2 cubano estuviese enterado y pusiese en alerta a Nicolás Maduro.

Aunque fallida en su objetivo final, que era desplazar a Nicolás Maduro del poder, la sublevación dejó en evidencia la disposición de altos jerarcas del chavismo para pactar una transición, y por otro lado demostró que la inteligencia de Cuba, dentro de Venezuela, no tiene un control absoluto de la situación.

Cuatro trabajos periodísticos recientes han desnudado el proceso de preparación del 30 de abril, identificado a los involucrados, el tiempo en el que se tejió el complot y las implicaciones de la sublevación. Trabajos en El País de España, en Infobae de Argentina, y en los laureados medios venezolanos Efecto Cocuyo y Armando.Info presentan, al leerlos de manera conjunta, una suerte de mural gigantesco sobre lo que sucedió y dejó de suceder.

Sintéticamente: se combinarían pronunciamientos del alto mando militar y del Tribunal Supremo de Justicia (dominado por magistrados del chavismo) para pedir la salida de Maduro del poder, sin que hubiese un enfrentamiento armado. La activación de este plan, originalmente, la desencadenó el presidente del Supremo, Maikel Moreno, haciendo contactos con el ex presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento), Julio Borges, exiliado en Colombia.

Las conversaciones se iniciaron a fines de febrero e involucraron también a figuras de la llamada boliburguesía (empresarios con grandes fortunas hechas en los años del chavismo). El plan fracasó en su objetivo principal, pero todos coinciden en que lo vivido exacerba las diferencias en el seno del régimen.

Durante prácticamente dos meses hubo reuniones, conversaciones, algunas incluso en la casa en Caracas del ex preso político Leopoldo López. La inteligencia cubana no detectó tales acciones, ya que una cosa quedó en claro el 30 de abril, ni Maduro ni su entorno más inmediato esperaban una sublevación que involucrara a actores militares.

El propio ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López, junto al entonces director de la policía política SEBIN, Christopher Figuera, así como el jefe de la seguridad presidencial y director de Contrainteligencia militar, Iván Hernández Dala, formaban parte de las negociaciones, según se coteja en las varias versiones publicadas, sostenidas en más de una docena de fuentes.

En la versión de El País, llega a mencionarse a otro general allegado a Maduro como parte del complot, se trata del ministro del Interior y Justicia, Néstor Reverol.

Todo lo que rodea al 30 de abril, incluso la tesis de que la salida de Maduro del poder fue abortada por presión de Rusia —versión que dio el secretario de Estado Mike Pompeo el mismo día de los sucesos—, echa por tierra la preeminencia de Cuba en materia militar y de inteligencia.

"La inteligencia cubana debe estar en muchos problemas dada la complejidad y el carácter holístico que tiene la crisis en Venezuela. Son agentes que están acostumbrados a trabajar en contextos más estables y en los que seguramente prevalece una situación crítica en una sola dimensión, sea política o social o económica", comenta a DIARIO DE CUBA un académico cubano residente en Venezuela, bajo la condición de anonimato.

En marzo pasado, en tanto, se conoció la más precisa aclaración oficial de La Habana que ha tenido lugar sobre el papel cubano en Venezuela.

"Cuba no tiene tropas en Venezuela ni participa en operaciones de seguridad, pero se reserva el derecho a cooperar en materia militar y de inteligencia con ese país", afirmó  a inicios de marzo Carlos Fernández de Cossío, director general para asuntos estadounidenses de la cancillería cubana, en una entrevista con la agencia AP en Washington.

Fernández de Cossío admitió que hay unos 20.000 cubanos en Venezuela, pero que prácticamente todos son trabajadores médicos.

La cifra de 20.000 agentes cubanos infiltrados tanto en las fuerzas armadas como en los órganos de seguridad dentro de Venezuela se ha ventilado en varias sesiones en la Organización de Estados Americanos, a lo largo de este año. A fines de 2018, el propio secretario general de la OEA, Luis Almagro, denunció la injerencia cubana y dio la cifra de 22.000 cubanos al servicio del régimen de Maduro.

La detención del periodista Jorge Ramos en pleno Palacio de Miraflores, a fines de febrero, cuando realizaba una entrevista a Maduro y éste se molestó por las preguntas, dejó en evidencia otro dato. Según el equipo de reporteros y equipo técnico del canal Univisión, el círculo más cercano de seguridad de Maduro estaba conformado por cubanos.

Todo lo ocurrido en Venezuela el último día de abril, y los subsiguientes en mayo, parecen haber movido muchas cosas, incluso en la relación entre Caracas y La Habana.

"Al régimen de Cuba no le importa sacrificar a Maduro, siempre que los sustitutos le garanticen el suministro de petróleo y dinero para sostener su improductivo sistema. El hombre de Cuba ya no es Maduro, es Padrino López (el ministro de la Defensa)", puntualizó el analista Carlos Alberto Montaner este 8 de mayo.

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