Unos 50 militares armados con fusiles caminaron el miércoles entre puestos de verduras del mercado de Coche, uno de los mayores de Caracas, en una operación ordenada por el Gobierno contra la imparable escalada de precios y que dejó varios detenidos.
Por su parte, el nuevo ministro de Industria y Producción Tareck El Aissami, anunciaba el comienzo de la "ocupación temporal" de 97 mercados municipales, por órdenes del presidente Nicolás Maduro, quien asegura afrontar "una guerra económica", informa AFP.
"La toma de los mercados municipales ha sido todo un éxito. Presos están un grupo grande de mafiosos, mayoristas, ladrones, capitalistas. Encontramos de todo ahí, hasta prostitución", afirmó Maduro durante un acto político en Caracas en la noche del miércoles.
En medio de una severa crisis, los sueldos de los venezolanos se diluyen por la hiperinflación, proyectada en 13.800% por el FMI para 2018 y en 200.000% por el Parlamento de mayoría opositora.
Especialistas sostienen que la inflación se dispara por la emisión de dinero sin respaldo para cubrir un déficit fiscal cercano al 20% del PIB, mientras que la escasez de alimentos básicos, causada por el deterioro del aparato industrial y por férreos controles de cambio y de precios, también ha empujado los precios de los productos.
Sin embargo, el Gobierno insiste en achacar la responsabilidad del desabastecimiento y la inflación al acaparamiento y otras maniobras de sus "enemigos". "Hemos determinado indicios de especulación, acaparamiento y alteración fraudulenta de precios", recalcó El Aissami a la televisora estatal VTV.
La intervención de los mercados fue anunciada por Maduro poco después de su reelección en los cuestionados comicios del pasado 20 de mayo, boicoteados por la oposición al considerarlos "fraudulentos" y desconocidos por varios gobiernos de América y Europa.
La operación iniciada el miércoles transcurre en el marco de la "Gran Misión Abastecimiento Soberano", un plan que Maduro lanzó en julio de 2016 y cuyo manejo asignó al ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López y a los militares.
No es la primera vez que el Gobierno envía soldados a los mercados como parte de sus medidas, que afectan a los comerciantes pero no resuelven la escasez de productos de primera necesidad.
Javier Pérez, dueño de un pequeño puesto en el mercado de Coche, por donde el miércoles rondaban los uniformados, protestaba: "el alto costo de la vida no se resuelve con controles militares".
Sus ventas se desploman por la falta de efectivo, problema crónico en Venezuela que el Gobierno achaca a "mafias" que trafican el papel moneda, y analistas a la imposibilidad de imprimir billetes —que cada día pierden valor— a la velocidad requerida para cubrir la demanda.
Pero desde el ejecutivo socialista reivindican el nuevo plan. "La principal lucha es contra los precios especulativos", recalcó el oficialista Miguel Carreño, jefe del gabinete económico de la alcaldía de Caracas.
Alfredo González, habitante de los Valles del Tuy, en el estado de Miranda, mostraba poca fe en la militarización. "No se burlen más del pueblo: amor con hambre no dura", sentenciaba.