Al colapso energético que hoy presenta Cuba hay que sumarle el colapso turístico. Los resultados alcanzados al cierre de octubre denotan claramente que el turismo también se apaga. La industria en la que se han priorizado las inversiones del país en los últimos 15 años por encima del resto, y en la que se han invertido más de 24.000 millones de dólares, muestra unos indicadores realmente escandalosos. En los primeros diez meses de 2024 el arribo de turistas al país fue un 48,23% menor que en el mismo periodo del 2019, año previo a la pandemia.
Al cierre de octubre de 2019 arribaron al país 3.563.494 turistas, mientras que en igual periodo de 2024 —cinco años después— la cifra fue de 1.844.858 viajeros. Estos pobres resultados indican que la etapa de recuperación post pandemia ha sido un verdadero desastre. Hoy la industria turística cubana presenta un bajo índice de ocupación hotelera, del 25%. La que fuera bautizada como la locomotora de la economía cubana presenta un brutal estancamiento que nos hace recordar el descalabro de la industria azucarera.
El principal responsable de esta debacle es el Grupo de Administración Empresarial S.A (conocido como GAESA). Sobre todo, por control total que tiene sobre las finanzas y el sistema de gobernanza del país. Este superpoder es el que ha trazado las directrices de la toma de decisiones políticas y económicas del país en los últimos 15 años, entre ellas la definición de las prioridades de inversión del país, actuando con total poder e impunidad, pasando por encima del control de todas las instituciones gubernamentales designadas para ejercer tales responsabilidades.
Las cifras reflejan la muerta lenta que está teniendo la industria
Cuando faltan apenas dos meses para que finalice 2024, la cifra de arribos de turistas al país está muy alejada de la meta de 3,5 millones que el Gobierno proyectó para 2024. Por tercer año consecutivo los planes del Gobierno se incumplen desde que comenzó el proceso de recuperación de la pandemia.
Canadá, principal emisor de turistas a Cuba, presentaba al cierre de octubre un declive de 19,15% en comparación con igual periodo de 2019. Y los turistas canadienses representaron el 39,41% del total de turistas recibidos en los primeros diez meses de este año.
El segmento de cubanos residentes en el exterior tuvo un fuerte declive de 52,56% al cierre de octubre. Solamente 244.116 de ellos visitaron la Isla en el periodo enero-octubre, muy por debajo de los 513.657 exiliados que la visitaron en igual periodo de 2019. Esto ha significado una drástica reducción de ingresos, no solo para la industria turística, sino también en remesas. El segmento de cubanos residentes en el exterior representó el 13,23% del total de viajeros que arribaron a Cuba en los primeros 10 meses de este año.
El mercado norteamericano aportó 118.038 viajeros, muy por debajo de la cifra alcanzada en igual período de 2019, cuando fueron computados 452.835 viajeros. Esta caída ha representado un declive de 73,93% en el período analizado.
Por otra parte, el declive de los cinco principales emisores de turistas europeos ha sido profundo e imparable.
España apenas aportó 55.780 turistas en el periodo analizado, muy por debajo de los 123.699 que aportó en igual periodo de 2019. El declive del mercado español ha sido de 54,91%.
Al cierre de octubre, Alemania alcanzó la cifra de 52.549 viajeros, una cifra casi tres veces inferior a la aportada en igual periodo de 2019, cuando computaron un total de 145.702 viajeros. Este resultado ha significado un declive de 63,72%.
Francia no se ha quedado atrás, también ha tenido una caída en picada. Al cierre de octubre el mercado francés solo aportó 41.432 viajeros, una cantidad 3,49 veces inferior a la aportada en igual periodo de 2019, cuando registraron 144.572 viajeros. El declive del mercado galo ha sido de 71,34%.
Italia apenas aportó 36.286 turistas, un número considerablemente bajo comparado con los 108.426 alcanzados en igual periodo de 2019. El declive del mercado italiano ha sido de 66,53%.
Por último, el Reino Unido ha sido el mercado europeo de mayor declive, solo aportó 24.582 turistas en los primeros diez meses del año, una cantidad cinco veces inferior a la aportada en igual periodo de 2019, cuando acumularon 114.596 turistas. El declive del mercado inglés ha sido de 78,55%.
Los únicos mercados que crecieron en el periodo analizado han sido Rusia, con un crecimiento de 24,52%, y Portugal, con un crecimiento de 15,53%. Sin embargo, la apuesta al mercado chino ha sido un fracaso. Los números así lo reflejan. En los primeros diez meses de 2024 solo visitaron la Isla 19.727 turistas chinos, una cifra inferior a los 34.384 acumulados en igual periodo del 2019. El declive del mercado chino en el período analizado fue de 42,63%.
La ola migratoria desinfla los planes turísticos del régimen a costa del exilio
Otra de las estrategias fallidas del régimen cubano fue la calculada ola migratoria que gestó para aliviar la presión política interna y provocar un efecto de rebote en beneficios futuros de remesas y mayor frecuencia de viajes de los exiliados a la Isla. El resultado ha sido todo lo contrario.
A pesar de que más de 800.000 cubanos han emigrado a EEUU en los últimos tres años, hoy visitan la Isla menos de la mitad de la que los visitaban hace cinco años. Los números son claros y reflejan inobjetablemente esta realidad. En 2019, al cierre de octubre habían visitado la Isla 511.771 cubanos residentes en el exterior, de ellos 453.907 residentes en EEUU. En 2024, en igual periodo, solo 244.116 cubanos residentes en el exterior habían visitado el país, de ellos, 214.960 residentes en EEUU.
Llama la atención que la disminución de los viajes de los cubanos residentes en el exterior está tomando una tendencia decreciente, y esto es una muy mala noticia para el régimen cubano. Al cierre de octubre de 2024, el número de cubanos residentes en el exterior que viajaron a la Isla disminuyó un 17,82% en comparación con igual periodo de 2023. En el caso de los cubanos residentes en EEUU el declive fue mayor, de un 19,23%.
Hay que destacar que este segmento es el que más dinero deja en el país, pues es el que renta la mayor cantidad de coches y, al mismo tiempo, hace crecer el turismo interno, al incluir a sus familiares residentes en la Isla en sus estancias de vacaciones en los hoteles del país. Cada vez más los cubanos residentes en el exterior, sobre todo los que viven en EEUU, prefieren viajar a Punta Canas o a Cancún e invitar a sus familiares de la Isla, que viajar a Cuba e invitar a sus familiares a pasarse unas vacaciones hospedados junto a ellos en los hoteles.
Esta preferencia de viajar a terceros países e invitar a sus familiares residentes en la Isla va en la misma línea que ha tenido el exilio de preferir rescatar a su familia que invertir junto a ellos en una MIPYME dentro de Cuba.
El grotesco discurso repulsivo que ha tenido el régimen cubano durante muchos años denigrando a los cubanos que emigran, catalogándolos de "gusanos, traidores y vendepatrias", hoy pasa factura al régimen sin piedad. El exilio forzoso de cientos de miles de cubanos por razones políticas, sumado a la prohibición de que el exilio cubano invierta en su propio país, más la falta de libertades económicas y políticas que tienen internamente los cubanos residentes en la Isla, constituyen hoy una pesada barrera que lastra el desarrollo turístico del país.
Conclusiones
Los magros resultados mostrados por la industria turística cubana en los primeros diez meses de este año muestran claramente la mala gestión del Gobierno de Miguel Díaz-Canel. Por tercer año consecutivo el país va a incumplir con sus propios planes. La meta de alcanzar los 3,5 millones de turistas en 2024 va a ser imposible. Probablemente al cierre del año la cifra de visitantes alcanzada será menor que la del año pasado, que apenas llegó a 2,4 millones de turistas.
Estos resultados muestran que la llamada locomotora de la economía se está apagando, como la propia matriz energética, y su descalabro comienza a semejarse al de la industria azucarera. El principal factor de esta debacle ha sido la monopolización de las inversiones en Cuba por parte de GAESA, por encima del poder del Estado.
Este superpoder ha generado que la llamada locomotora de la economía cubana se haya atascado en los tres años que lleva la etapa de recuperación después de la pandemia. Los 24.000 millones de dólares invertidos en la industria turística cubana en los últimos 15 años han descapitalizado al país y han puesto a punto de mate a otros sectores estratégicos de la economía cubana, entre los que se destacan el de generación de energía eléctrica, el transporte, el sector de la salud, la agricultura, y el abasto de agua potable.
El declive de la industria turística cubana ya no depende de un cambio de gestión de la propia industria, ni de una mejora de sus problemas internos de mal servicio y malas ofertas, depende en gran medida de un cambio de sistema. Depende de resolver todos los problemas internos que hoy presentan las otras industrias estratégicas del país y que directamente tienen sinergia con la industria turística. Para ello es imprescindible resolver el agudo y profundo problema de generación de energía que presenta el país, deben resolver el problema de la seguridad sanitaria, el déficit de transporte, la escasez de alimentos y medicamentos, así como recuperar la seguridad en las calles cubanas.
Fuera de esa fórmula será imposible retornar a un lugar de liderazgo en la industria turística en la región del Caribe. Pasarán varios años para que Cuba pueda rebasar nuevamente el umbral de los 4,7 millones de turistas que alcanzó en el año 2018. La realidad es clara: la locomotora de la economía cubana está totalmente descarrilada.
Solo un detallito: la industria turística se apagó allá por el 59, como mucho se puede encender, aunque igual es preferible que "reciclen" las habitaciones para que puedan vivir los que se puedan salvar de la quema.
La locomotora de la economía cubana, o sea, del cartel de Punto Cero es el tráfico de drogas, personas y armas.
El turismo en el campo de concentración es solo una tapadera del lavado de dinero en alianza con otros narco estados, lo que explica la construcción de decenas de hoteles que llevan una década con una ocupación inferior al 15%.
Al igual que las Zonas de (sub)desarrollo como las de Mariel en las que Odebrecht S.A. y otras organizaciones gangsteriles sobornaban y desviaban miles de millones de todo tipo de negocios ilícitos para pagar y cobrar en las corruptelas.
El producto turístico de Cuba es una basura. Hoteles destartalaos que te los cobran como si fueras a Dubai, empleados que le dan tres pepinos atenderte bien que mal, transportación a hoteles en una chiva o auto de la 2da guerra mundial. Aquello es un infierno o lo que va después, en fin… mejor que cuelguen los guantes los mandamases antes que ya todo sea polvo.
La Franja de Gaesa en el top de su popularidad.