Está justificada la respuesta visceral de aquellos que consideran que las nuevas medidas aprobadas por la Administración Biden llegan como luz para el régimen de La Habana, justo cuando este atraviesa su hora más oscura.
Aunque nadie crea que estas medidas salvarán al castrismo de su putrefacción final, es entendible que para muchos sea desmoralizante y descorazonador que, en este momento crítico, donde el descontento en la estructura estatal podría cuajar en fractura del sistema, se dé chance a que se utilicen nuevos canales para que lucren secuaces y cómplices de una dictadura exclusivamente aglutinada bajo la bandera del latrocinio.
Teniendo en cuenta cómo el lado de la tiranía ha estado organizándose para aprovechar cualquier resquicio que desde el norte les den, articulando empresas propias dentro de un sector privado hecho a medida, estas disposiciones de Biden parecen más un riesgo que una oportunidad para el lado de la libertad; pero son un hecho consumado, así que es menester al menos intentar aprovecharlas, y no solo para los trabajos de reducir el sistema a escombros antes de que terminen ellos de reducir a escombros la nación, sino para, incluso, sembrar una base económica y moral que, eventualmente, germine como poder independiente al castrismo.
El acceso al sistema financiero y al comercio con Estados Unidos es un carril de doble sentido, como mismo la dictadura lo usará a su favor, pueden también usarlo en su beneficio aquellos que se le oponen, tras seis décadas sin canales para financiar desde el exilio una sociedad civil cubana independiente y repelente a las ideas totalitarias.
¿Es descabellado pensar que mediante estos canales pueda apoyarse al sector privado cubano? Que sí, que existe.
Es posible ahora, por ejemplo, el surgimiento y consolidación de una comunidad empresarial que, aun operando en Cuba, pueda mantener la mayor parte de sus recursos en bancos norteamericanos, a salvo del castrismo. Piénsese en empresas de servicios exportables u otras cuya producción sea trabajo-intensiva (más mano de obra que capital), como las agrícolas o textiles, que exporten hacia el norte quedando en cuentas bancarias de allí gran parte de los beneficios.
Como mismo el castrismo utilizará estos canales para solidificar un empresariado afín, la oposición, con apoyo (contratos de servicio y obra, ventas a empresas semipúblicas) y financiamiento del Gobierno de Estados Unidos (créditos, facilidades fiscales en aduana), o utilizando sus propios recursos, podría fomentar a sus propios empresarios en Cuba, creando una maraña de emprendedores desvinculados del sistema.
No menos importante es la posibilidad de, mediante estos nuevos conductos financieros y comerciales, financiar con un vigor hasta ahora imposible —la historia demuestra que la libertad es extremadamente cara— una oposición política disfrazada de empresa privada y con encubiertos favoritismos para prosperar en Estados Unidos, que utilice sus beneficios para subvertir el sistema, o, alternativamente, pueden crearse empresas fantasmas como tapaderas para justificar flujos de fondos hacia Cuba.
Aunque ya el castrismo afirmó que "no obstaculizará" las medidas anunciadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro, debería estar atento Washington —y así exigírselo el exilio y los políticos cubanoamericanos— a que no se pongan filtros dentro de Cuba para seleccionar quién tendrá o no acceso a los beneficios de estas normas.
Es imposible conocer de cada empresa que de esto se beneficiará si está o no relacionada a las figuras más criminales del régimen, pero no lo es, de hecho es sencillo, monitorizar que no sea el castrismo quien impida al verdadero sector privado el paso a esta nueva normativa.
El acceso a cuentas y negocios en Estados Unidos es una ventaja para la actual estructura mafioso-extractiva disfrazada de Gobierno, pero también crea oportunidades nuevas de castigarla —cerrándoles el acceso, congelando fondos, confiscándoles bienes— si intentan instrumentalizar las medidas en exclusivo provecho del régimen y sus cómplices.
En ocasiones, nos quejamos en demasía de lo que en Washington se hace o se deja de hacer, olvidando que el primer deber de aquellos políticos es para sus votantes, y no asumimos que la responsabilidad, incluso la culpa, de que Cuba lleve 65 años secuestrada es nuestra.
Así que, en vez de nublarnos la vista en plañideros lloriqueos, comencemos desde ya a usar a nuestro favor las nuevas circunstancias, pensando que quizás estamos ante la oportunidad de crear algo que hoy no tenemos y que es fundamental para ofrecerle al pueblo una alternativa al oprobio castrista: estructura, personas, relaciones, vínculos, figuras públicas e instituciones que, en un momento más cercano que tarde, puedan asumir el liderazgo de un país purgado de tiranía.
¿Por qué me da la impresión que últimamente cada vez que terminan los demócratas de gobernar el imperio antes de sus elecciones han ido adquiriendo la insana costumbre de agasajar a la mafia cubana con facilitadores variados a las "políticas famigliares"?
Orgullo que una periodista tan inteligente lleve el mismo nombre de mi madre
Lo siento Rafaela , pero caes en ingenuidad,los mafiosos verdeolivos no van a renunciar al control férreo del capital.Saben que perderían su poder ,pues el que cuenta el billete e invierte va ser su rival en poder.No creo que se traguen el anzuelo, más por poca capacidad para generar riqueza y bienestar y obtienen solo beneficios lucrando con la miseria del cubano.
Todo esto es parte del entretenimiento que hace décadas mantiene a los cubanos libres y a los secuestrados, tan ilusionados como enfrentados, esperando el apoyo activo a su causa del vecino del Norte.
No es ingenuidad ni desinformación que alguien afirme que en un régimen totalitario comunista hay un sector privado independiente del control del régimen.
Es política de estado y no solo del yanqui, hacer lo imposible para preservar en el poder a los mismos que ayudaron a poner allá por los años 50s.
Por primera vez mi opinión no coincide con Rafaela. Primeramente no creo que USA vaya a financiar ninguna oposición y segundo, el régimen ha demostrado desgraciadamente en estos 65 años, estar un paso adelante en cualquier estrategia que pueda menoscabar su control. Si el cambio no viene de adentro con rebeldía del pueblo, sencillamente no habrá cambio. Ojalá y yo sea el equivocado.
Me parece que el régimen no ha perdido el control sobre qué se permite, y no, en Cuba. Luego, afirmar que "la oposición, con apoyo (...) y financiamiento del Gobierno de Estados Unidos (...), o utilizando sus propios recursos, podría fomentar a sus propios empresarios en Cuba", pienso que es una excelente idea, pero materializarla bajo ese régimen es difícil, casi un empeño inútil. Ojalá y esté equivocada.
El sistema de gobierno cubano no está siguiendo el modelo socioeconómico chino, ruso o vietnamita. La élite rusa se repartió el pastel industrial que quedó de la Unión Soviética. Sin embargo, la élite cubana de hoy, está anclada en el hemisferio occidental. En Cuba, difícilmente los oportunistas de hoy, serán los oligarcas en el próximo sistema de gobierno democrático.
Rafaela siempre leo tu articulos muy interesantes y muy educativos pero esta vez no comparto tu opinion los comunistas tienen mucho a su favor para seguir en el poder: represion, miedo que transforma en mas represion, remesas, los pan con biste,la indolencia de los gobiernos americanos, America Latina izquierdosa, la prensa total , etc,etc. "Basta ya de demandas que humillan, Cuba no tiene otro camino que la CALLE"y sobre todo como dijera el gran pensador Rudesindo Caldeiro y Escobinna "JOSTICIA"
El totalitarismo cubano, con embargo y todo, tiene mucha influencia en la política exterior de varios países en el hemisferio. Ojalá se pudiera hacer un juego, y quitarle las propiedades a Barbara Lee, a ver si se come el embargo de postre.
Oportunidades para la dictadura desafortunadamente.
Un tema algo complejo, lo relacionado a la solidez de las alianzas comerciales del totalitarismo en la isla. Porque los “secuaces y cómplices” son en esencia oportunistas dentro del sistema de gobierno totalitario. Alianzas que pueden caer en remojo con la independencia económica de estos comerciantes . Otro lío, y no de menos peso, está asociado a la “putrefacción final”. Conociendo el modo operandi de Raúl Castro, el bien se puede despedir de esta vida regando plomo por el pueblo.
No es una oportunidad para Cuba, Cuba es el pueblo de a pie, sin luz, con hambre, es una oportunidad para la Dictadura y los enchufados de las pymes, en nada benefician a Cuba.