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Opinión

Modelo ruso en Cuba… ¿será posible?

En su intento de imitar a Rusia, el castrismo podría fracasar de modo tan estrepitoso como en su intento de imitar a la antigua Unión Soviética.

La Habana
Plaza de la Revolución con embajada rusa: 'Plaza de la Transformación'.
Plaza de la Revolución con embajada rusa: 'Plaza de la Transformación'. Diario de Cuba

Rusia no es solo un "capitalismo de compadres" donde empresarios enchufados al Gobierno controlan como monopolios o cárteles empresas y mercados antes estatales. Si es mejor ser ruso hoy que soviético ayer, es porque amplios sectores económicos liberalizados y competitivos han desarrollado las potencialidades locales y, por supuesto, atraído franquicias y sucursales de cientos de multinacionales occidentales que han llevado prosperidad e inversión al país eslavo.

El nepotismo que da fama al modelo ruso, en realidad está relativamente limitado a sectores "estratégicos" para el Gobierno —no para el pueblo—, fundamentalmente banca, comunicaciones, industria pesada (incluyendo armamento) y, por supuesto, hidrocarburos.

Esa yuxtaposición de una economía relativamente liberada como base amplia y una economía estatal —aunque teóricamente privada—, concentrada en sectores específicos pero con un peso enorme en el ingreso fiscal, es lo que equilibra el modelo ruso: el Estado es, gracias a los ingresos de los hidrocarburos, financieramente independiente del resto de la economía, contando con recursos suficientes para costear un modelo dictatorial que solo rinde cuentas formalmente al pueblo, pero sin meterse demasiado en la economía de las familias.

Sin esas reservas casi infinitas de hidrocarburos explotadas por empresas "privadas" directamente dependientes del Kremlin, el Gobierno ruso no habría podido desentenderse del resto de la economía, pues los poderes allí surgidos le habrían disputado el control político, como hicieron los oligarcas durante la transición de Yeltsin a Putin, hasta que, gracias a los ingresos del petróleo más su sicopatía, este último pudo concentrar nuevamente un poder que se estaba disgregando.

Para injertar ese modelo en Cuba se necesitaría también un sector lo suficientemente productivo como para que el castrismo pudiera, monopolizándolo, independizar sus ingresos del pueblo, lo que le permitiría entonces concentrarse en aquellos sectores clave para mantener el poder —banca, comunicaciones, industria pesada—, y a la vez dejar bastante más libertad para vender pan con timba, remendar zapatos o regentar un hostal, así como privatizar muchas de las empresas estatales o mantenerlas funcionando como tapadera para subsidiar MIPYMES enchufadas.

Sin esa gallina de los huevos de oro propia, el Gobierno no tendría recursos para mantener su aparato propagandístico; sus órganos represivos que incluyen policías, militares, diputados y poder judicial; no podría mantener su inevitablemente inmensa burocracia, ni tendría un nivel suficiente de prebendas para garantizar la paz en una cúpula gobernante cada vez más aficionada a los lujos del capitalismo.

Sin esa gallina de los huevos de oro propia, el Gobierno no puede permitir que una dinámica económica liberal fomente la sociedad civil y surjan agentes independientes demasiado influyentes, porque incluso los que comiencen a enriquecerse como fieles al Gobierno, pueden eventualmente, una vez enriquecidos, confrontarlo.

En definitiva, sin un sector que permita ingresos fiscales centralizados e independiente al resto de la economía no hay "modelo ruso", el castrismo estará condenado a convivir con el pueblo y, por lo tanto, a mantenerlo en un rango de miseria no tan bajo para evitar el estallido social, pero suficiente para impedir que nazca una sociedad civil prospera, independiente e internacionalmente conectada, que pueda tener veleidades políticas.

El azúcar podría haber sido esa fuente de recursos. A un precio promedio de 20 centavos la libra, una producción de siete millones de toneladas —algo perfectamente sostenible para las condiciones de Cuba— representaría más de 3.000 millones de ingresos anuales, lo que sería más que suficiente para que el castrismo costeara su poder absoluto en Cuba y, sin temor, diera "vida" al resto de la sociedad.

Pero la estatalización y Fidel Castro destruyeron una tradición de 200 años, y ahora, incluso aunque el Gobierno privatizara el sector azucarero, este está demasiado descapitalizado tanto en lo físico como en lo humano, además de que ha perdido cuotas de mercado y economías de escala, con lo que es impensable recobrar producciones importantes.

Perdida el azúcar, quizás ahora se entienda por qué el castrismo ha estado, sin justificación económica racional, invirtiendo de manera desmedida en turismo, a costa de descapitalizar el resto de sectores productivos, erigiendo modernos hoteles entre las ruinas de una Habana decrépita.

Muy posiblemente, los gobernantes cubanos hayan apostado a convertir el turismo en ese sector, centralmente controlado mediante oligarcas tropicales aliados a empresas extranjeras, que propicie la independencia financiera del régimen con respecto al pueblo, y permita dejar los huesos de la economía nacional relativamente liberada, mientras lo gordo queda en manos del Gobierno y sus acólitos, aparentemente privatizado.

Sin embargo, aunque gracias a esa exagerada inversión el turismo es ya decisivo para los ingresos del país, no es ni de lejos ese sector potente que podría servirle a la mafia de La Habana como los hidrocarburos a la mafia de Moscú, y no lo será mientras los norteamericanos no puedan visitar libremente Cuba.

Si el castrismo se anima a dar pasos acelerados hacia un "capitalismo de compinches" —de momento los está dando de forma muy tímida mediante las MIPYMES— sin tener condiciones para ello, no será un modelo ruso lo que obtendrá, sino un modelo centroamericano, en el que instituciones débiles y profundamente corruptas mantienen al Estado secuestrado por oligarquías extractivas. En su intento de imitar a Rusia, el castrismo podría fracasar de modo tan estrepitoso como en su intento de imitar a la Unión Soviética.

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12 comentarios

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Durante años circuló en la Isla una teoría conspirativa afirmando que la embajada rusa debía su extraña forma no a un intento de intimidación que dejara claro su papel, sino que albergaba un misil devastador. Y en la otra mano tenemos la torre de cinco puntas duramente crticada por la población que la bautizó como "la raspadura" durante su construcción en tiempos de la república. No podemos menos que admirar el imaginativo enlace virtual que hace el señor Lauzán de estos dos controversiales símbolos. Gracias.

Profile picture for user Amadeus

Dear Johnny—- La embajada rusa es uno de los peores ejemplos del estilo „brutalista“ originado en Estados Unidos en los años 50’s del siglo pasado. Este estilo, controvertido en sí mismo, tiene muy pocos logrados ejemplares en el mundo entre ellos la capilla de Ronchamp del arquitecto francosuizo Le Corbusier, toda una escultura. La „rapadura“ es mucho más armónica que el engendro bolo, porque recuerda el obelisco egipcio, simple y minimalista.

Muy bueno su comentario estimado Amadeus. En Londres vi dos edificios brutalistas de apartamentos que me sobrecogieron, realmente generaban angustia. En aquellos días proyectaban demolerlos, pero hubo cierta oposición de activistas urbanos. Por el contrario, la capilla de Le Corbusier me encanta por razones que yo mismo ignoro, ya que mi arquitecto preferido es Mies van der Rohe, justamente lo opuesto. Los proyectos presentados para la Plaza Cívica y por supuesto la licitación fueron tormentosos pues se trataba del encargo del siglo. Así que probablemente hubo gentes despechadas que intentaron desacreditar la hermosa torre y no sólo vox populi. Saludos.

Profile picture for user padre Ignacio

Solo para agregar un dato curioso, el proyecto de la plaza cívica fue sometido a concurso y a Batista no le gusto el primer lugar de modo que le pagaron el premio al ganador pero fabricaron la raspaduras, como los cubanos en su inmenso cachondeo bautizaron como La Raspadura.

No creo que el poder tenga la intención de calcar el modelo ruso actual, de hecho deben cuidarse de un segundo intento de golpe de Estado, como el organizado por Moscú desde la Lubianka en los setentas y aunque abortado por Castro, lo dejó con las manos humillantemente atadas a Moscú.

Como los "buitres" de CRF I Limited, los rusos perdieron la paciencia y han hecho lo que mejor saben, apremiar a la brava el cobro de sus préstamos más intereses. Recordemos que ya antes habían cancelado los créditos no usados y paralizado toda colaboración en la Isla, incluidas las reparaciones de obras vitales como los ferrocarriles nacionales.

En La Habana probablemente deben estar desvelados pensando como superan esta pesadilla de la intervencion "económica" rusa en Cuba. Gracias a la señora Rafaela Cruz por dar seguimiento a este culebrón.

Profile picture for user Jacobi

Lauzan la botó para la calle de nuevo...

Profile picture for user Pedro Benitez

La autora también puede disertar sobre el sistema cubano después de Raul Castro. Yo pienso que en ausencia de un movimiento ciudadano - continuo, no hay muchas posibilidades para cambios estructurales.

Profile picture for user Pedro Benitez

No es posible en Cuba un modelo que se acerque a Rusia, Vietnam o China. Las corrientes democráticos del hemisferio se entrelazan con el capital privado colapsando el sistema.

Llevan 64 años apostándoles a los caballos perdedores...

Profile picture for user Don Carlitos

No se preocupen mucho por el modelo económico que la dictadura estalinisto-fascisto-esclavista vaya a adoptar, para eso están ahí los hipócritas, mentirosos y manipuladores gobiernos gringos, para salvarla y seguir manteniéndola en el poder cuando vuelva a estar ahogándose... la historia y las evidencias en estos 64 años lo han demostrado fehacientemente... ¿Y en qué quedó el famoso proyecto de llevar internet libre y gratis a la isla?

Profile picture for user Weston

Esta frase del artículo me da risa: “En su intento de imitar a Rusia, el castrismo podría fracasar”. Jajajaja. Por Dios señora, ya el socialismo y el fidelismo cubanos fracasaron. Ellos no están tratando de imitar a nadie. Están tratando de mantener el poder. Siempre ha sido así en las últimas seis décadas.

Profile picture for user Amadeus

Lauzán Akhbar!