Comprar dólares a 120 pesos, nueva maniobra del Gobierno cubano para ganar tiempo

Comienza el asalto castrista al mercado negro cambiario. Dice el ministro de Economía que las autoridades buscan "el incremento y reposición de las ofertas en pesos cubanos", pero es difícil creerles cuando hace tres años dijeron que las tiendas MLC eran para "trasladar los ingresos hacia la industria nacional", algo que jamás cumplieron.

Más parece que quieren apoderarse del negocio cambiario y, además, algo que está pasando desapercibido, crear una carnada —bonificaciones para transferencias de divisas desde el exterior— que torpedee el negocio de remesas particular. Un dos por uno para el Gobierno.

Inteligentemente, comienzan la operación aceptando el tipo de cambio real que marca el mercado negro, y ofrecen 110,40 pesos por dólar. Sin embargo, meten la pata manteniendo un tipo de cambio fijo, cuando podían adoptar un esquema de tipo flexible, en el cual el mercado ajusta automáticamente, o uno de bandas de flotación, en el que el Banco Central interviene solo para mantener el tipo de cambio dentro de límites preestablecidos.

¿Qué sentido tiene comenzar tomando como referencia el valor del libre mercado —hoy ilegal—, si a partir de mañana te desconectas totalmente del mismo?

Esos 110 pesos por dólar reflejan el equilibrio actual de oferta y demanda, que está fundamentado en la dinámica económica real, una dinámica que no se detiene por más que congelen el tipo de cambio, con lo que, muy pronto, habrá una brecha entre el tipo de cambio real y el oficial, y allí continuará floreciendo el mercado negro.

Poco se puede señalar a favor del valor futuro del peso cubano, pero en contra ya hay en marcha realidades concretas:

• El dólar se está apreciando internacionalmente porque la Reserva Federal está subiendo tipos de interés. Eso aminora el flujo de dólares hacia fuera de Estados Unidos, reduciendo la oferta en mercados foráneos, como el cubano.
• Las principales exportaciones cubanas —ron, tabaco, níquel, azúcar— están muy afectadas, y lo estarán más mientras se mantenga el problema energético del país, que está lejos de solucionarse.
• La agricultura empeorará mucho durante los próximos meses, por el agudizamiento de la escasez de combustibles e insumos, lo que disparará la inflación, puesto que los cubanos destinan más de la mitad de sus ingresos a comida.
• La recesión internacional, que apenas comienza, reducirá el turismo y las remesas.

¿Cómo reaccionará el Gobierno a esas realidades? De momento, lo que se declara es que el tipo de cambio deseado —ir del punto A al punto B, según el ministro— será inferior a estos 110 pesos, con lo que mientras hay inminentes presiones devaluadoras sobre el peso cubano, el Gobierno se plantea revalorizarlo. ¿Usarán necromancia?

Pero, aparte de esas presiones devaluadoras, probablemente lo más disruptivo para el valor de la moneda durante los próximos meses será la existencia misma de este mercado cambiario estatal ¿Cómo reaccionará la población y como se reflejará eso en el tipo de cambio?

Está claro que si al mercado equilibrado actual —a 110 pesos por dólar, todos los que quieren vender encuentran quien compre, y todos los que quieren comprar encuentran quien venda—súbitamente se le suma el Gobierno aumentando la demanda en igualdad de oferta, el precio del dólar tenderá a subir.

Así que, quienes necesiten adquirir dólares, tendrán ahora que competir con un nuevo demandante, que además tiene de su lado la legalidad, con lo que tendrán que pagar un precio de equilibrio mayor, más una prima para compensar la inseguridad de transar en el mercado negro.

Aunque las autoridades especificaron que las divisas que venderán en el futuro serán aquellas previamente compradas, no aclararon la fuente de los pesos cubanos ahora destinados a comprar esas divisas. No obstante, dieron una pista clarísima cuando admitieron preferir transacciones electrónicas para disminuir los gastos en tinta y papel para impresión de billetes, un reconocimiento explícito de que se creará dinero inorgánico para adquirir estas divisas, lo que es más gasolina para la inflación. Sorprendentemente, el mercado cambiario que supuestamente defenderá la moneda nacional, contiene en sí un mecanismo para devaluarla.

Resumiendo, esta nueva política monetaria no servirá para aumentar la oferta de bienes y servicios en moneda nacional, mantendrá un esquema de tipo de cambio fijo imposible para una economía tan pequeña, estimulará el mercado negro, encarecerá el precio del dólar, será incapaz de revaluar el peso y provocará inflación… mejor, imposible.

El castrismo, volviendo a la multiplicidad de tipos de cambio —de momento hay tres oficiales más el del mercado negro— que ya ensayó durante 30 años con terribles consecuencias, actúa como un ouróboros, esa mítica serpiente que se muerde la cola simbolizando el ciclo infinito del esfuerzo inútil de quienes giran en círculo para no avanzar.

El gran Héctor Zumbado cubanizó el mito denominando "majaseo" a la técnica de quienes se mueven mucho, aparentando actividad solo para perder tiempo. El castrismo es un experto "majaseador", con la particularidad perversa de que el tiempo que pierde es el del pueblo.