Cuando Alejandro Gil, ministro de Economía castrista, anunció que el Gobierno cubano se disponía a vender moneda extranjera, no perdió oportunidad para decir que "ha estado proliferando un mercado ilegal de compraventa de divisas en el país. Eso tiene un costo en la inflación, porque va a los precios", aseguró.
Ciertamente, no son los cubanos los únicos políticos adictos a endilgar culpas por una inflación que crean ellos mismos. Lo sui generis del caso antillano es la impunidad del Gobierno, al mentir sabiendo que no será contestado en los medios de comunicación, porque los controla, y que se dirige a un público analfabeto, o al menos adoctrinado, que es una forma extremadamente insidiosa de analfabetismo.
Pero concedamos que Alejandro Gil no miente; asumamos, bondadosamente, que no sabe de qué habla, porque si supiera economía, sabría que el tipo de cambio es un precio, información sobre el valor relativo de una moneda con respecto a otra. Si supiera economía, sabría que el tipo de cambio es resultado de la inflación, no causa.
Quizás, el ministro desconoce que al peso cubano (CUP) no lo devalúa el mercado cambiario, legal o ilegal, pues todo lo que puede hacer este mercado es concretar en el tipo de cambio la opinión de las personas sobre el CUP. ¿Será que al ministro le incomoda que los cubanos valoren cada vez menos la moneda que emite su Gobierno?
Esperemos que se lo piense bien el señor ministro antes de "rescatar" al peso cortocircuitando el proceso de libre cambio, pues eso afecta la formación de precios en la economía no monetaria (real), castigando al país que sobrevalore su moneda. Mejor no hacer nada antes de hacer más chapucerías.
La constante sobrevaloración del peso ha sido una de las principales causas por las cuales el castrismo ha necesitado, además de la moneda oficial, una alternativa "fuerte" —antes era el CUC y ahora es el MLC—, con circuitos comerciales independientes.
Si legalizan el mercado cambiario permitiendo que oferta y demanda se ajuste, podría bajar el precio actual de 115 pesos por un dólar, en parte porque el Estado aumente la oferta —ya vimos en otro artículo cómo podrían hacerlo—, en parte porque lo legal es siempre más barato que lo ilícito; pero, a medio plazo, la tendencia a la devaluación del peso se impondrá y su precio continuará cayendo, reflejando los problemas profundos de un sistema quebrado.
Y si en vez de adoptar un mercado cambiario flexible se limitan a devaluar la moneda nacional, digamos, pasando del 24x1 del actual tipo de cambio oficial, a 90 o 100x1 dólar, dejándolo fijo, no tardará en resurgir un mercado paralelo, a la vez que el Estado se vaciará de dólares y euros para ofertar, porque nadie le venderá y todos querrán comprarle.
No sabemos cuánto imagina el Gobierno que debería valer el peso cubano, pero al ministro Gil le gusta repetir que el mercado negro no expresa el verdadero tipo de cambio porque allí no participan los grandes exportadores cubanos: empresas de ron, tabaco, minería, biotecnología, turismo, azúcar… ah no, azúcar ya no.
¿Tendrá razón el ministro? Podría ser, pues es cierto que las empresas exportadoras, normalmente son grandes oferentes de divisas extranjeras. Para analizarlo, como en Cuba solo exporta el Estado, simplifiquemos y hagamos el ejercicio mental de considerar la exportación nacional como realizada por una solo gran empresa estatal, a la que llamaremos PCC S.A.
La pregunta sería, ¿PCC S.A. obtiene suficientes divisas como para vender al pueblo? La respuesta es negativa, pues sabemos que PCC S.A. no está cubriendo la depreciación de su capital fijo, ni honrando sus deudas, ni siquiera pagando salarios decentes. Si la empresa PCC S.A. participara en un mercado cambiario nacional, no tendría divisas para vender, muy al contrario, compraría las que llegan vía remesas, depreciando más la moneda nacional.
Don Alejandro Gil, miembro destacado de la Junta Administrativa de PCC S.A., debería estar más al tanto de cuán "mala está la cosa" por allí.
En realidad, más que detener la inflación, el Gobierno pretende desconectarla del tipo de cambio e intentar congelar este, para así contener la humillante imagen del peso cubano perdiendo valor cada día, un dato que ilumina demasiado bien la debacle económica, incluso para los adoctrinados.
Y si el ministro Gil aúlla acusando de todo al "bloqueo", entonces digámosle ok, pero acabemos de resolver ese asuntillo de una de las dos únicas maneras posibles: o las gloriosas e invictas Fuerzas Armadas Revolucionarias invaden y conquistan Washington, o desaparece el castrismo… ¿Por dónde empezamos?
No existe peso cubano es solo un vale de despensa al estilo de los que Ángel Castro usaba para pagarle a los haitianos que trabajaban en su latifundio y que solo servían para comprar en sus tiendas.
El ministro y todos los genízaros al servicio del cartel de Punto Cero solo buscan como evitar que se les escape el dólar que circula entre los esclavos
Felicidades; PCC SA, de las mejores clases.
Partido de Cuatreros Cubanos LLC !
De economía el Gil se hace el idiota para seguir viviendo la vida de millonario mientras los dé a pie tienen que comer aire. Él sabe muy bien lo que dices, pero así son todos ellos. Muy buen artículo como siempre.
El peso cubano solo se va ha salvar el dia que se usen dollares americanos como moneda nacional, claro que eso no le viene nada bien a la dictadura robolucionaria.
Al pueblo se le está humillando desde 1959.
Rafaela Cruz, la admiramos.
Ahora, para mí hay algo raro aquí.
Sabemos que el sistema es un desastre que se sostiene con ideología y televisión.
Pero se las han arreglado por 63 años, contra toda lógica, para no caer.
¿No cree usted que el edificio financiero cubano se mantenga con la ayuda de "cerebros" de las finanzas no, precisamente, cubanos?
Excelente, como siempre. Gracias Rafaela! En una Cuba libre bien podrías ser nuestra ministra de economía!