Back to top
Opinion

Al mercado se llega con soluciones generales y no parciales

La decisión de descentralizar un grupo de precios minoristas en pesos cubanos no va a resolver los problemas actuales de abastecimiento en la Isla.

Valencia
Un mercado en La Habana.
Un mercado en La Habana. Diario de Cuba

La noticia ha sorprendido a muchos. El régimen comunista cubano autoriza la descentralización de un grupo de precios minoristas en pesos cubanos (CUP) para productos que se comercializan por cadenas de tiendas y entidades afines.

En la economía cubana, el control de precios y la ausencia del mercado como instrumento de asignación de recursos por medio de la oferta y demanda es uno de los elementos fundamentales del denominado "bloqueo interno". El régimen es reaccionario cuando se trata de dar libertad a los precios.

Lo cierto es que en 60 años el régimen comunista no se ha movido ni un milímetro de estas posiciones desde la entrada en vigor de la odiosa libreta de racionamiento (precisamente en 1962), que acabó suprimiendo el libre mercado en la Isla, condenando a los cubanos a vivir con todo tipo de privaciones y escaseces.

Para atender a estas cuestiones, Cuba es quizás el único país del mundo que cuenta con un ministerio encargado de fijar la maraña de los precios controlados, centralizados, topados, intervenidos, etc., que condicionan la elección de bienes y servicios por los cubanos.

De hecho, para descentralizar los precios el régimen ha tenido que dejar en suspenso sendas resoluciones 346 y 329 de Finanzas y Precios, que establecían los precios minoristas y tarifas centralizados a la población en el Ministerio de Finanzas y Precios, el tratamiento a aplicar por las entidades a los precios minoristas descentralizados en pesos cubanos y los principios generales para su determinación, a partir de decretarse el ordenamiento monetario. Sobre la base de ambas, se ha producido la publicación de la nueva resolución 81/2022.

Esta resolución 81/2022, que es la que ha llamado la atención, autoriza la descentralización a los jefes de las cadenas de tiendas y de otras entidades comercializadoras afines, para aprobar los precios minoristas en pesos cubanos, excepto los de una selección de productos de línea económica de las nomenclaturas siguientes: a) aceites comestibles; b) pollo (muslo y contramuslo); c) picadillos de ave, res; d) rones Havana Club; y e) selección de productos de higiene y aseo de producción nacional de línea económica (jabones de tocador y baño, detergentes, pasta y gel dental, desodorantes y frazadas de piso). Estos se mantienen centralizados por tratarse de productos de primera necesidad y de alto impacto en la población.

Lo cierto es que la inclusión de los rones en esta clasificación tiene poco sentido. No deja de ser curioso que buena parte de estos productos que han quedado al margen de la descentralización sean autorizados para su importación libre por los viajeros. ¿Puede estar llegando a su fin esa medida aduanera?

En la economía comunista de Cuba, "descentralizar precios" equivale a situarlos en la perspectiva de oferta y demanda para que su determinación corra a cargo del mercado y no de decisiones administrativas y políticas.

Aunque las autoridades no reconocen que el mercado es más eficiente para realizar esta labor y que sus resultados son mejores que los del ministerio, ignoran que la mayor eficiencia del mercado no se consigue a golpe de resolución en la Gaceta Oficial, sino por medio de reformas estructurales que liberen espacios potenciales tanto para la oferta como la demanda. Y esas reformas en Cuba ni están ni se las espera, de modo que este experimento no puede salir bien por mucha resolución anterior que se modifique o elimine.

Por ello, hay que rebajar expectativas sobre esta medida, si es que existe alguna, y señalar que no parece necesario insistir que esta resolución no va a resolver los problemas actuales de abastecimiento de la población, y tampoco va a servir para controlar los precios.

Seguirá habiendo escasez y precios altos, una combinación que puede acabar estallando en cualquier momento. La resolución se ha justificado como parte del proceso de actualización e implementación gradual de la política de precios, que comenzó el pasado año con la Tarea Ordenamiento y se tuvo que paralizar cuando las autoridades vieron el ritmo de crecimiento descontrolado de los precios.

Ahora, con una inflación que mantiene el nivel de precios elevado (en dos años, los precios al consumo se han multiplicado por dos en Cuba) el régimen ha considerado conveniente volver sobre sus pasos y proceder a descentralizar una gama de precios minoristas centralizados en pesos cubanos que se comercializan por las cadenas de tiendas y otras entidades afines, de manera que permita una flexibilización en sus aprobaciones. La idea es que el sistema empresarial pueda fijar precios minoristas en pesos cubanos.

La resolución citada establece, no obstante, que en la determinación de los precios minoristas descentralizados de las cadenas de tiendas y otras entidades comercializadoras afines se tomen en cuenta los "principios generales vigentes", con una evaluación integral de los costos y gastos con criterio de racionalidad y eficiencia, así como de la correlación con los referentes del mercado.

Es decir, se descentraliza la facultad de aprobación de precios minoristas, pero se fija rígidamente el proceso para mantener una uniformidad que es contraria a lo que se trata de conseguir en la actividad comercial. De hecho, la resolución también señala que se faculta al presidente del Grupo de Administración Empresarial para establecer regulaciones de precios minoristas de productos de venta por las cadenas de tiendas de su atención, cuando puntualmente se requiera. Un aviso a navegantes. Si todas las tiendas van a tener los mismos precios, ¿qué ventajas cabe esperar para los clientes y consumidores?

La eficacia del mercado asignando recursos no se consigue con aproximaciones parciales ni regulaciones oficiales. El mercado exige reformas estructurales que mejoren los sistemas de producción y distribución, que protejan los derechos de propiedad, que desarrollen los canales de comercialización y que se acabe proyectando en la producción de las empresas de los distintos sectores a escala nacional.

Los consumidores deben tener libertad de elección y contar con información transparente y ágil de los precios. Los comercios deben competir en precio y calidad para atraer a sus clientes. Si al menos alguno de estos elementos estuviera presente en la resolución 81/2022 se podría pensar que el camino elegido es el acertado. No es así y no se tardará en comprobar que estas soluciones parciales no son lo que necesita la economía cubana.

Archivado en
Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.