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Opinión

Lucy, la aplicación informática que rejuvenece el totalitarismo en Cuba

Puede parecer lejano el día en que el Gobierno elimine el dinero-papel, pero no lo está; el castrismo lleva años dando pasos en ese sentido, y los defiende con el beneficio económico, lo que impide ver la amenaza política.

La Habana
'Se puede pagar por transferencia': aviso en un agromercado cubano desabastecido.
'Se puede pagar por transferencia': aviso en un agromercado cubano desabastecido. Diario de Cuba

Oficialmente, Lucy ha sido presentada como la "primera aplicación desarrollada en Cuba para controlar las finanzas personales y de negocios, que permite gestionar, desde el contexto nacional, los gastos e ingresos de los usuarios"… Tras su aparición, queremos reiterar la alerta sobre un tema al que no se le presta suficiente atención porque se le considera lejano y de muy difícil implantación.

En artículos recientes —que fueron inspirados por otros anuncios gubernamentales sobre el avance de la informatización en Cuba— alertamos que el castrismo está priorizando el comercio electrónico y la bancarización de la economía, en un adelanto progresivo hacia la eliminación del dinero-papel, para así acabar con el anonimato que el uso de efectivo permite a los ciudadanos.

Con la chivatería institucionalizada en los CDR prácticamente desaparecida, y siendo cada vez más inútil espiar al vecino desde una ventana semicerrada, el Gobierno necesita actualizar sus mecanismos totalitarios de control en una sociedad que progresa hacia la digitalización, y no hay mayor control que conocer qué compra y vende cada cubano. ¡Ahí entra Lucy!

Algunos creen que no habrá progresos en ese sentido, porque la eliminación del dinero-papel afectará la inversión extranjera, la llegada de turismo o la fuga de capitales nacionales; pero no hay base para prever ese resultado: las inversiones foráneas ya están bancarizadas, los turistas usan con normalidad el dinero plástico, y el capital nacional es, sencillamente, demasiado escaso como para que su "fuga" importe.

De hecho, una vez el Gobierno controle el mercado negro cubano —gracias a la trazabilidad de las transacciones económicas bancarizadas— podrá ofrecer a sus socios extranjeros un rebaño de consumidores cautivos. La competencia que hacen las "mulas" a las tiendas minoristas estatales o mixtas podrá ser regulada según interese al Estado.

Otros creen que la "inventiva" del cubano es mayor que la del Gobierno, que el pueblo siempre estará un paso por delante, a pesar de la persecución y la represión. Pero, en este caso, cualquier "invento" será muy marginal: algo de trueque, algún tipo de cámara de compensación de deudas, quizás una mercancía evolucione y se convierta en medio de pago comúnmente aceptado… todo ello, muy difícil y de corto alcance.

La única alternativa importante serían las criptomonedas, pero con la reciente Resolución 215/2021 del Banco Central ya comenzaron a controlarlas y, en última instancia, como el Gobierno es el único proveedor de internet, puede terminar prohibiéndolas. Recientemente, atestiguamos cómo el castrismo defiende su monopolio financiero llegando incluso a no admitir ingresos de dólares en efectivo.

La conveniencia para el castrismo del mercado negro, como válvula de escape y sistema para dar cierto orden distributivo —según oferta y demanda— que compense el desbarajuste que genera la planificación centralizada, se piensa que podría cohibir al Gobierno de eliminar el dinero-papel.

Pero no hay por qué asumir que el mercado negro desaparecerá; el castrismo sabrá tolerar e incluso servirse de estas transacciones ilícitas, que ahora quedarán registradas en los servidores de ETECSA, como un arma más de represión política no solo contra los disidentes activos, sino también para inhibir a los ciudadanos en general de desafiar a un Gobierno que tendrá archivado su historial personal financiero de pequeñas ilegalidades, mentiras y ocultamientos, incluso a nivel familiar.

¿Y el costo de tal sistema? Concuerdo en que el costo es alto y ahora mismo el castrismo está quebrado; de hecho, probablemente no ha eliminado aún el dinero-papel porque no puede permitirse la infraestructura que lo sustituya. Pero sabiendo que el mayor deseo y necesidad del castrismo es mantener el poder, será solo cuestión de tiempo que aúne los recursos necesarios. Téngase en cuenta que la informática se abarata constantemente y que sus socios chinos están muy avanzados en esta tecnología.

Hay que entender, además, que bancarizar la sociedad es en sí un negocio extraordinariamente rentable; no solo disminuye costos de emisión, transporte y salvaguarda de dinero-papel, sino que reduce costos de transacción, agiliza los intercambios, se gana en fiabilidad y se minimizan conflictos. Económicamente, la bancarización se justifica y se paga sola; el control social que le permite a un Gobierno totalitario es la guinda del pastel.

De hecho, no estamos hablando de futuro, bajo dirección directa de Díaz-Canel —y declarado como prioridad del Gobierno—, en Cuba se está avanzando aceleradamente en el comercio electrónico. Puede parecer absurdo, pero ya en las deprimentes bodegas de La Habana se puede pagar con un celular y, como se ve en la foto que acompaña a este artículo, en un agromercado vacío, escrito con una ridícula tiza, te invitan a pagar electrónicamente.

La idea que transversaliza los argumentos vistos es que al Gobierno le pueden inquietar las consecuencias económicas de controlar a la sociedad mediante la bancarización total. Eso es incorrecto; primero porque, como dijimos, esta se justifica económicamente; segundo, porque subordinar la economía a su necesidad de controlar la sociedad es consustancial al castrismo, cuyo fin último no es servir al pueblo, sino servirse del pueblo.

Puede parecer lejano el día en que el Gobierno cubano elimine el dinero-papel, pero no lo está; consciente de los beneficios de tal extremo, lleva años dando pasos en ese sentido, pasos que presenta aisladamente y haciendo hincapié en el beneficio económico, lo que no permite ver el plan global ni la amenaza política.

No minusvaloremos la resolución y el ansia de poder de los herederos del castrismo. Que no se comprendiese a tiempo cómo Castro fue demoliendo la sociedad civil, nos ha costado 62 años de dictadura. No cometamos el mismo error en la era digital, sepamos que Lucy viene de Lucifer.

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2 comentarios

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Estelar tu artículo, así mismo es!!! El control sobre las personas ellos no lo van a perder; ese es su verdadero poder!!! Y es cierto, ya están casi encaminados los pasos hacia ese paletazo!!!

El sistema electrico nacional cubano es un desastre, necesita inversiones multimillonarias para hacerlo estable y confiable que el gobierno no tiene como financiar a corto ni posiblemente mediano plazo. No es posible instaurar a escala nacional las transacciones digitales de dinero de millones de personas con un sistema asi. Es frecuente que en una shopping de labana "el sistema este caido" y no se pueda pasar ninguna tarjeta de MLC a la hora de pagar y eso sin contar con los inesperados apagones que afectan barrios enteros a veces. Entre "sistema caido" y apagones no sera posible en bastante tiempo poder generalizar el pago electronico en Cuba