A raíz de la polémica generada por el video en que se ve a Sandro Castro, nieto de Fidel Castro, en un carro Mercedez Benz a exceso de velocidad por una autopista cubana, el politólogo alemán Bert Hoffman, del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos, afirmó a Deutsche Welle que representa "la hipocresía de un sistema socialista en el que se predica tomar agua mientras se toma vino".
Las imágenes causaron especial controversia en un país que, si bien fue el sexto con mayor cantidad de automóviles percápita en 1958, actualmente se encuentra entre los últimos del mundo con solo 38 por cada mil habitantes, según datos del Banco Mundial.
En ese sentido, el profesor e investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), Ricardo Torres, afirmó al medio alemán que "la riqueza tiene varios atributos en Cuba: casa grande en zonas específicas, auto moderno, viajes frecuentes al exterior, incluyendo por placer, satisfacción en calidad (no en cantidad) de necesidades básicas".
El economista agregó que hay "muy pocos datos generales" respecto a la desigualdad económica en el país, por lo que predominan los "estudios de caso, muy focalizados en determinadas comunidades".
Además, de esa investigación una gran parte "no es pública", lo que se puede contrastar por la falta de información referente a la Isla en el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) "Panorama Social de América Latina 2020".
El también economista Mauricio de Miranda, de la Universidad Javeriana de Cali, agregó al medio alemán que "en Cuba no existen estudios públicos sobre distribución del ingreso, y no existe la posibilidad de realizar encuestas libres, lo cual limita la investigación en ese campo".
Para Torres no está claro quiénes poseen la riqueza en Cuba, aunque estima que podría ser el 1% de la población, aproximadamente 112.000 personas, entre las que habría "funcionarios, pero también emprendedores, campesinos y artistas".
El también profesor de la Universidad de La Habana agregó que en la Isla se investiga aún menos sobre "los privilegios y las riquezas de que disfruta un grupo específico de personas porque están cerca del centro del poder", y agregó que "salvo un grupo muy pequeño, el resto de la nomenclatura del funcionariado no disfruta de privilegios exorbitantes, y la razón puede ser que Cuba es un país bastante pobre".
Torres afirmó que los funcionarios cubanos por lo general "no tienen riqueza propia" y "el día que dejen de tener ese cargo, pasan a ser un ciudadano bastante medio, lo que explica, aunque solo en parte, por qué se aferran al cargo: porque es la única manera de tener un nivel de vida significativamente diferente de la media del país y despreocuparse de una gran cantidad de problemas".
"Hay una parte no despreciable de esos privilegios que tiene que ver con el acceso físico a bienes, servicios o incluso propiedades, así como posibilidades de escapar a ciertas regulaciones, que no implican una transacción monetaria. Y, por lo tanto, no se pueden valuar", agregó el economista.
Sin embargo, De Miranda consideró que "disfrutar de bienes o de servicios que no están al alcance del resto de la sociedad marca privilegios. Y, en algunos casos, eso podría significar ser considerado rico en la sociedad cubana, aunque no para los estándares internacionales, en los que, normalmente, la riqueza y los privilegios económicos se asocian a propiedades de empresas, bienes inmuebles o tierras".
El economista cubano Pavel Vidal afirmó al medio alemán que "las reformas ampliaron los niveles de desigualdad", pues "en el sector privado se ganaba alrededor de diez veces más que en el sector estatal", aunque en su opinión es "difícil conectarlo con los privilegios, porque las fuentes de capital para los negocios privados son disímiles".
"En las empresas mixtas y extranjeras los ingresos también son muy altos, y la contratación en este sector está controlada por agencias empleadoras del Gobierno. Por tanto, allí hay un filtro. Pero no hay información de qué implica eso", agregó.
Un estudio realizado recientemente por el politólogo alemán Hoffmann y la antropóloga Katrin Hansing reflejó un sesgo por color de piel, pues los negocios más rentables y con mayor inversión están en manos de población mayormente blanca y urbana.
Además, el estudio señaló que el Estado coloca a cuadros políticos de alto rango frente a las empresas estatales, mixtas, exportadoras, y en el estratégico sector del turismo, "bajo el paraguas de los militares".
// O sea que... //
El castrismo es... maaaalo, muy malo, para Cuba y todos nosotros (excepto el supermínimo que vive bien, como describe el artículo).
Y nosotros... SIN NI HABLAR de cómo se desarrolla **el reemplazo del castrismo**, que no se hace viviendo solo protestando y pidiéndole que se vuelva bueno o menos malo... (ni sacándole dinero al supuesto "anticastrismo").