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Petróleo

La Refinería de Santiago de Cuba resurge como 'cliente fantasma'

Los habitantes de la ciudad comentan en los últimos días el trasiego de trenes cargados de petróleo y gasolina.

Santiago de Cuba
Refinería Hermanos Díaz, en Santiago de Cuba.
Refinería Hermanos Díaz, en Santiago de Cuba. sierra maestra

Trenes con entre 40 y 50 vagones cisterna cargados de petróleo y gasolina circulan en las madrugadas por la periferia de la ciudad de Santiago de Cuba, desde que la Refinería Hermanos Díaz volviera a funcionar a finales de enero.

Las autoridades locales insisten en mantener el bajo perfil de la "operación", luego de un año de reparaciones en la planta. Por el momento, no se ha informado oficialmente qué volumen procesa actualmente la refinería. Antes de la reparación, era de 22.000 barriles diarios.

El trasiego ferroviario desde la refinería y la presencia de tanqueros en el puerto Guillermón Moncada están, no obstante, en los comentarios de los santiagueros, y coinciden con el incremento de las exportaciones venezolanas, que en febrero de 2021 alcanzaron los 700.000 barriles diarios, el nivel más alto en los últimos diez meses.

Pese a que un número creciente de receptores ayuda a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) a colocar sus inventarios de crudo y combustible en los mercados China, Singapur y Malasia, Cuba continúa siendo un "cliente fantasma" en cuanto al volumen y precio de los cargamentos.

Un ingeniero de la Hermanos Díaz dijo a DIARIO DE CUBA que "la refinería procesará el 50 por ciento del crudo procedente de Venezuela".

A su juicio, ese fue uno de los objetivos de dragar el canal de acceso, las dársenas de maniobra y las zonas de atraque de la bahía santiaguera, en la que ahora pueden operar barcos de 200 metros de eslora, 13 de calado, 40.000 toneladas de carga y 55.000 de desplazamiento.

"Por más de dos décadas la mayor parte de los buques procedentes de Venezuela se desviaron hacia Cienfuegos, donde operaba la empresa mixta Cuventropol, pero debido al derrame de 12.000 metros cúbicos de aguas oleosas —el 28 de mayo de 2018— se detuvo la refinación y ahora los volúmenes son más discretos", dijo el ingeniero, que habló bajo condición de mantenerse en el anonimato.

En cuanto a la Hermanos Díaz, afirmó que "se reparó y dotó de equipos que corrigen la eficiencia, aseguran la descarga, reducen la estadía y mejoran la calidad de los productos terminados". No quiso precisar qué volumen está procesando la refinería en estos momentos.

Aunque en la Isla las informaciones relacionadas con la producción y la refinación de petróleo se ofrecen como promedio con dos o tres años de desfase, el periódico Sierra Maestra publicó la entrada en operaciones de la Hermanos Díaz.

Irene Barbado, directora general de la refinería, señaló las mejoras para revertir la obsolescencia de la planta, que abastece de gasolina, fuel oil, combustible de aviación turbo jet, keroseno, gas licuado y otros lubricantes a las provincias orientales y a parte de las del centro de la Isla.

Nada dijo de los buques ni de la transportación "clandestina" de petróleo que presencian los santiagueros desde la industria, expropiada a la Texas Company, subsidiaria en Cuba del monopolio Texaco. Tampoco aclaró si la entrada en funcionamiento de la refinería hará decrecer las colas en los servicentros y las aglomeraciones en los puntos de gas, donde una balita de diez kilogramos se vende "por la izquierda" a 500 pesos, mientras su precio oficial es de 180 pesos.

Yassef Milhet, jefe del laboratorio de la refinería, destacó el "rescate" de dos máquinas de octano con 25 años en desuso y lamentó no poder comprar el equipo de Rayos X que comprueba el nivel de azufre del petróleo y sus derivados.

La Hermanos Díaz comenzó a construirse en 1955 en la finca de San Juan de Buena Vista, en la ensenada de Cajuma. Se inauguró en 1957, su capacidad era entonces de 30.000 barriles diarios y costó 116 millones de pesos.

Se edificó en esa área por las posibilidades que daba para transportar el crudo desde la Faja del Orinoco, la principal región petrolera de América del Sur.

Medio siglo después, el 22 de diciembre de 2007, La Habana y Caracas firmaron un acuerdo para revertir su ineficiencia y ampliar su capacidad hasta 50.000 barriles diarios, lo que requería una inversión de 314 millones de dólares.

La puesta en marcha sería en octubre de 2013, sin embargo, en 2016 su capacidad de refinación era de 22.000 barriles.

En Cuba hay cuatro refinerías. Tres de ellas —la Ñico López, de La Habana, La Sergio Soto, de Sancti Spítirus, y la Hermanos Díaz— fueron construidas por los norteamericanos. En 1960, cuando sus propietarios se negaron a procesar crudo soviético, fueron nacionalizadas.

La Camilo Cienfuegos se edificó con tecnología de la antigua URSS y a mediados de los años 90 quedó paralizada por el llamado "Período Especial". Volvió a operar en 2007, después de que Venezuela aportara 136 millones de dólares para su rehabilitación, según declaró el subgerente de Cuventropol, Ramón Curapiaca, al periódico oficial Juventud Rebelde.

La Cámara Petrolera de Venezuela anunció en 2008 que construiría una quinta refinería en Matanzas, con capacidad de 150.000 barriles diarios. La estatal PDVSA estimaba que la inversión requería 4.329 millones de dólares y su puesta en marcha estaba prevista para 2015, algo que tampoco sucedió en medio del progresivo deterioro de la economía del país sudamericano.

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