Luego de varias batallas legales y mediáticas, el preso político del 11J Javier Delgado Torna, de 54 años de edad, pudo salir a principios de este mes de la prisión de Guamajal, en Villa Clara, con una licencia extrapenal de cáracter indefinido.
Su quebrantada salud hizo que la Policía política finalmente cediera, después de mantenerlo encerrado por casi tres años. El activista padece de cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, insuficiencia renal y diabetes tipo dos. Sobre su experiencia carcelaria y las vicisitudes que pasó, Torna accede a conversar con DIARIO DE CUBA.
¿Cómo vivió la protesta el 11 de julio de 2021 en Caibarién?
Salimos de manera pacífica a protestar y ya a las 11:00PM de ese mismo día vino la Policía política a mi casa a arrestarme. Estuve cinco días detenido en la Unidad de la Policía. En la protesta, en la que caminamos más de dos kilómetros por las calles de Caibarién, varios manifestantes recibieron golpes por las fuerzas represivas para tratar de dispersarnos.
Para justificar mi detención, me imponen una medida cautelar de prisión preventiva y luego me llevaron para la prisión La Pendiente, hasta que me celebran el juicio el día 23 de noviembre por el delito de desorden público.
Usted es un hombre con varias enfermedades, ¿tuvo asistencia médica desde el inicio?
No, todo lo contrario. Desde el principio pedí la asistencia del cardiólogo por mi cardiopatía y no fue hasta los ocho meses que finalmente fui atendido. Luego, debido a las reclamaciones de mi hija por mi delicado estado de salud, al cabo de un año de estar encerrado me otorgan la licencia extrapenal en el papel, pero nunca me la dieron realmente hasta ahora. En la prisión sufrí varios desmayos y los médicos diagnosticaron que mi salud no era apta para estar en la prisión, aun así ellos me mantuvieron tras las rejas.
¿Cómo son las condiciones en una cárcel en Cuba?
Las condiciones de vida son pésimas, son totalmente inadecuadas para la vida de un ser humano. La alimentación es lo peor de todo, se podría decir que no es apta para el consumo humano. A pesar de que reclamé que me dieran una dieta, nunca se me otorgó. Aunque ellos dicen lo contrario, los guardias maltratan a los presos. Por la mínima indisciplina los llevan a celda de castigo por el tiempo que ellos consideren, sin ningún derecho.
¿Cuál fue la experiencia que más lo marcó en la cárcel?
Varias cosas me marcaron, pero la fundamental fue que me suspendieron la asistencia religiosa a los tres meses, por el apoyo y orientación que yo daba a los otros presos políticos.
Me amenazaron de que si seguía con esa labor me suspenderían la asistencia religiosa y así sucedió. Yo les dije que yo era de la causa del 11J y que por eso lo hacía, pero ellos tomaron esa represalia conmigo. Te marcan también otras cosas, porque ves mucha tortura psicológica contra los presos en general y, aunque a veces escuchas esas historias por otras personas, vivirlas en primera persona difícilmente puede olvidarse.
¿Qué planes inmediatos tiene ahora que está en casa?
Tratar de recuperar mi salud es lo primero. Así estaré este primer tiempo, pero no pienso abandonar las ideas que me llevaron a prisión. Llevo con mucho orgullo ser un preso del 11J.
