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Presos Políticos

Luis Manuel Otero describe la cárcel en Cuba como una 'catedral del mal' y al arte como escapatoria

'Todos los días son el mismo', dice el artista sobre la prisión, donde el hambre y la falta de medicinas y atención médica se ceban con los reclusos.

Madrid
El artista Luis Manuel Otero Alcántara.
El artista Luis Manuel Otero Alcántara. El Estornudo

El artista Luis Manuel Otero Alcántara ha definido su prisión política como una "escenografía de teatro" y la cárcel en sí misma como una "catedral del mal" donde dibuja los rostros y estados de ánimo a su alrededor y "pinta mucho" como escapatoria. El líder del Movimiento San Isidro realizó declaraciones al medio independiente El Estornudo, a través de varias llamadas realizadas antes del 14 de marzo.

"Esto es como una especie de escenografía de teatro, donde todos los días es lo mismo, donde todos los días son el mismo. Te despiertas a las 6:00 de la mañana y el desayuno es un asco. Imagínate, en un país donde los niños no tienen ahora mismo leche, no tienen pan, ¿qué puede quedar para un preso? El almuerzo es a las 11:00 de la mañana y la comida a las 6:00 de la tarde, todo en paupérrimas condiciones", dijo.

"Te levantas a las 6:00 de la mañana con un recuento y una campana que suena como si fuera el alarido de un loco. Hay un bombillo. Duermes con el bombillo blanco encendido toda la noche. Estás solo con tus demonios, con todos los espíritus que se asoman en tu cabeza, y ahí aprovechas. Si no estuviese el bombillo, fuera oscuro totalmente, pero a la hora de dormir también deseas que se apague el bombillo. Es una gran dicotomía", relató.

Otero Alcántara, condenado por el Tribunal Municipal de Marianao, La Habana, a cinco años de privación de libertad bajo cargos de ultraje a los símbolos patrios, desacato y desórdenes públicos, cumple su pena en la prisión de máxima seguridad de Guanajay, provincia Artemisa. Han transcurrido poco más de dos años y medio, la mitad de su sentencia.

"Ese es mi día a día aquí adentro. Imágenes que me vienen a la cabeza, los rostros tristes, la gente deprimida, la gente fundida, la gente sin esperanza, muchos jóvenes que hoy tienen echados o que les piden diez, 15, 20 años. Todos esos rostros, toda esa energía en un espacio como este, tienes que canalizarla por algún lado. En algún momento, a través de las pinturas de estos personajes, que cada día se ponen inclusive más oscuros, podrán ver lo que digo", aseguró.

El artista, que no puede hablar por teléfono con la regularidad de otros reclusos, consideró que hay gente que lo admira, otras que le tienen "ciertos recelos" y que hay gente que incluso "tiene miedo" de su compañía.

En opinión de Otero, en la cárcel los guardias saben que él tiene una categoría de preso político, que "no pueden maltratarte ni mucho menos. Los veo como que están haciendo su trabajo, la culpa de que yo esté preso no es ni siquiera de ellos. A partir de ahí hay un respeto mutuo", añadió.

"Si tienes algún tipo de duda o algún tipo de malestar, ellos son los que lo analizan, pero no es tampoco que tengan mucha presencia o puedan hacer mucho por mí. Yo puedo faltarle el peor de los respetos, que ellos simplemente van a callarse, porque la orden es que a Luis Manuel no se le puede golpear, no se le puede maltratar", dijo.

El artista manifestó sentir "un cuidado excepcional" de parte de carcelarios y reclusos. "Cuando yo me deprimo, el suicidio es una opción normal dentro de mi propia vida. Ves entonces que al momento ellos como que están velando cualquier cosa que me pueda pasar".

"A la hora de dormir, lo que me persigue es el arte, no puedo dejar de hacer arte. De hecho, cuando cierro los ojos, me vienen muchas imágenes de espiritualidades que hay aquí, alrededor de uno, encerradas en este sitio que es como una catedral del mal, una catedral de la maldad. Y eso me exige el arte, salir y reencontrarme con mis amigos, reencontrarme con mi familia", señaló.

Parte de la situación descrita por Otero Alcántara contrasta con la de otros presos políticos. El manifestante del 11J Eider Frómeta Allen, recluido en la cárcel de Boniato, en Santiago de Cuba, en crítica situación de salud y sin recibir atención médica, según una denuncia de su madre, Gricelia Allen Sterling, publicada por Cubalex.

Frómeta Allen le informó a su madre que está padeciendo fiebre, diarrea con sangre y se encuentra extremadamente débil, hasta el punto de casi no poder caminar. En estas condiciones, no ha sido atendido.

"Le han negado los medicamentos para tratar sus enfermedades crónicas, como el asma, la hipertensión arterial y una úlcera. Informa Allen que los reclusos están desnutridos pues la alimentación ha sido reducida a la mitad, solo les dan arroz con harina, sin ninguna proteína. Como resultado de esta situación, Frómeta Allen ha perdido alrededor de 15 kilogramos. Debido a su condición, no pudo acercarse al teléfono por sí mismo, otro recluso tuvo que ayudarlo a llegar.

"La negación de atención médica y el control de medicamentos esenciales son contrarios a los principios de la Observación General número 21 sobre el Trato Humano de las Personas Privadas de Libertad del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos", recordó Cubalex.

Otros presos políticos denunciaron al Consejo de Relatores de Derechos Humanos la crítica situación que sufren en las cárceles cubanas, donde enfrentan desnutrición, falta de medicamentos, escasez de agua y también cuarentena por enfermedades infecciosas, publicó Martí Noticias.

Yoandri Gutiérrez Vargas, condenado a siete años por los delitos de desacato y desórdenes públicos tras su participación en las protestas populares del 11J, señaló que en la prisión provincial Las Mangas, en Bayamo, Granma, donde se encuentra recluido, hay un brote de tuberculosis.

"Hay 14 tuberculosos en la sala penal del hospital y una alimentación pésima, escasos medicamentos y también se nos ha negado la asistencia médica", dijo Gutiérrez Vargas.

Desde la cárcel de Boniato, donde permanece bajo investigación por delitos contra la Seguridad del Estado, Daniel Moreno de la Peña, alertó sobre una situación similar.

"Esto está en cuarentena aquí por el lío de la tuberculosis. Ochenta y pico de personas [contagiadas]. Mi estado físico esta pésimo. Ahora mismo estoy en 43 kilógramos. Mi peso normal es de 70 y pico de kilos, por eso es que estoy desnutrido en grado tres. Y no me estoy muriendo, me están matando", enfatizó.

También en precarias condiciones se encuentran los presos en la cárcel de Kilo 8, en la ciudad de Camagüey, explicó Ramón Enrique Montero Meriño, condenado por participar en las protestas del 11J.

"Aquí hay tremenda hambre, es que ya ese sancocho yo no me lo voy a comer más nunca. Ya no hay arroz, ya lo que están dando es papa", dijo el preso político, quien también se refirió a un brote de escabiosis.

"Esto está podrido de sarna aquí. Yo quisiera que tú vieras la gritadera que forman por la picazón, que no la aguantan", dijo Montero Meriño.

Humberto Paz Gutiérrez, diabético e hipertenso, con una sentencia de cinco años por manifestarse el 11J, recluido en la prisión de Canaleta en Ciego de Ávila, denunció la mala alimentación que reciben los reos en ese centro penitenciario.

"Aquí están reduciendo la copa de arroz. Lo que están dando aquí es agua de arroz, agua de col. Enfermo estoy yo aquí y no me quieren dar ninguna asistencia médica. Yo debo estar pesando 42 kilos, tengo una desnutrición grado dos", advirtió Paz Gutiérrez.
 

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