El próximo 25 de noviembre se sabrá la sentencia a los diez manifestantes del 11J en Guanabacoa que conforman la Causa 68/2022. El más conocido entre ellos ha sido el profesor de Física y Matemática Pedro Albert, pero no la única víctima.
En la prisión de Valle Grande quedaron el joven de 23 años Marlon Hitachi Paz, acusado sin mucho fundamento de lanzar una piedra a una patrulla. También Maikel González Mura, a quien se le quiere castigar por levantar un pañuelo rojo en la acera mientras coreaban consignas como "Patria y Vida". Y Jandys González, que habría estado involucrado en una riña con un funcionario del PCC no identificado.
Bajo fianza, en la calle, pero con una petición fiscal de cuatro y cinco años se encuentran Roxana Perdomo y Gabriel Portal. La primera, culpable de aplaudir. El segundo, de filmar, y de ser víctima él mismo de la violencia revolucionaria cuando la turba oficialista le atacó para quitarle el teléfono. (La afiliación al poder, desde luego, exoneró a sus asaltantes.) Yerandy Acosta y Armando Aguilar supuestamente hicieron un recorrido en moto por la zona convidando a sus paisanos a que se sumaran a la manifestación el 11J y fueron perseguidos por un policía que los delató.
Quizás el caso más difícil y sensible sea el de Yamilka Pérez Naranjo, madre de dos niñas, a quien piden cinco años por entusiasmarse en contra del régimen, y , según ellos, resistirse al arresto esquivando con los brazos el agarre de una policía, pero sin golpearla. Yamilka es una típica cubana trabajadora que puedes encontrar en cualquier barrio. Estudió magisterio en Lengua Inglesa, pero le salió más rentable despachar en una cafetería privada que ser maestra. El 11J, nos cuenta, regresaba a su casa de una visita y encontró el tumulto en el semáforo. Se sumó a aplaudir con la gente que pedía un cambio, gritó "Patria y Vida", pero el día del interrogatorio no fue lo suficientemente sumisa con la instructora y por eso "la han cogido con ella".
Después de Pedro Albert, el nombre de Yamilka Pérez Naranjo fue de los más mencionados en el juicio. También tuvo la mala suerte de tener que compartir abogado con el profesor atendido por la Seguridad del Estado, cuya condena se escribe en otra parte. De manera que su defensa fue la más débil de la sala. El letrado les solicitó a ambos un cambio de cargos de "desórdenes público y desacato" a "manifestación ilícita".
Como en casi todos los juicios infames por el 11J, las únicas pruebas con que cuenta la Fiscalía son los testimonios de policías que, incluso en la sala misma, se expusieron como manipulados por la instrucción. Este viernes veremos hasta qué punto va a llegar la complicidad de los jueces con esta puesta en escena y sus consecuencias.
Malditos represores.
Sigue ese régimen cargando con ignominias, con bajezas, al sentenciar a estos cubanos que salieron a la calle a gritar lo que la inmensa mayoría dice en sus casas. Los hechos que se les imputan a estos cubanos son propios de las dictaduras. No se detienen en mujeres, en madres o en la dignidad de Pedro Albert. ¡Patria y Vida!