Zenaida Rodríguez tiene 94 años y padece Alzheimer desde hace unos dos o tres años. Su vida empeoró el pasado 11 de julio, cuando su hijo Manuel Díaz Rodríguez, su mano derecha, fue detenido por participar en las protestas pacíficas en Bauta. La familia está a la espera de la sentencia contra Díaz, pese a que el juicio fue el pasado noviembre.
"Me la están matando en vida. Ella nota su ausencia y pregunta por él porque ella dependía de él para todo. Ha empeorado su Alzheimer después que le falta mi hermano y no razona para entender que está preso. Ya son seis meses sin él. Es demasiado tiempo", dice desde Miami Roberto Díaz a DIARIO DE CUBA.
"Ella lleva con el Alzheimer como dos o tres años, pero no estaba acrecentado. Más bien perdía la memoria, se le olvidaban las cosas, no recuerda, solo cosas viejas, pero en su físico estaba normal. Ahora es un cadáver. Está irreconocible. Todas las noches pregunta por mi hermano, lo nombra. La mujer que la cuida me lo dice todos los días. Se levanta y nada más dice 'Manolo, Manolo'", cuenta Roberto Díaz por Whatsapp con dos imágenes del antes y después de su mamá.
Zenaida solo tiene dos hijos, Manuel y Roberto. "Yo vivo aquí (en Miami) y él, que no simpatiza ni nunca ha simpatizado con la Revolución, se ha quedado en Cuba por mi mamá que sí simpatizaba con la Revolución, vino dos veces aquí y nunca quiso quedarse".
Manuel Díaz no tiene hijos, ni en este momento mujer. "Él lo único que hace es trabajar, hace delivery (entregas) de una dulcería que vende cakes en una bicicleta o en lo que pueda. De eso vive y de eso mantiene a mi mamá. Su único objetivo en Cuba es cuidarla. Es el todo de mi mamá", dice Roberto.
En Bauta, todo el pueblo conoce a su hermano como Manolo Manguera. "Es un fanático empedernido al fútbol, muy fanático de Brasil. Fue a dos Mundiales seguidos, al Mundial de Brasil y al de Rusia".
"Tiene muchos seguidores. Cuando vienen los Mundiales, él iza cinco banderas de Brasil por las veces que ha ganado el equipo en un mástil grandísimo que tiene arriba del techo. Entonces cuando pierde o gana Brasil, la gente va a gritarle al frente de la casa. Eso es tradición en Bauta, el pueblo completo va a gritarle y todo el mundo lo conoce por el fanatismo al fútbol", cuenta Roberto Díaz.
Roberto Díaz trabaja en Miami y le paga a una mujer en Bauta para que cuide a su mamá porque no tiene más familia. Quiere ir a Cuba para ver a su hermano en la cárcel de Guanajay.
"Estoy desbaratado con todo esto y lo que más me duele es que él está en la cárcel pensando que lo van a soltar porque ahí adentro, el reeducador u otro le han dicho que lo van a soltar por humanidad. Eso se lo dijeron a primera hora que entró y ahora parece que le han dicho algo. Y eso va a ser mentira, como ellos se están comportando, a él le van a meter cárcel".
"Él llama a una amiga cada cierto tiempo, porque le dan dos llamadas a la semana o cada quince días. Y está desesperado, como loco está allá adentro. Él padece sus depresiones. Si él coge una depresión allá adentro no creo que me la pase. Hace tiempo que no cae en una depresión de esas, pero él ha padecido cuando más joven y cayó en cama y todo. No fue al servicio militar porque padecía de depresiones".
Sin sentencia todavía
A Manuel Díaz Rodríguez y otros 12 cubanos en Bauta le celebraron el juicio el pasado 26 de noviembre, pero todavía no tienen sentencia. La Fiscalía pedía para él ocho años de privación de libertad por los presuntos delitos "de desacato, desorden público y atentado".
Roberto Díaz cuenta que "cantidad de veces" le pregunta al abogado cuándo estará la sentencia y solo le responde "No hay nada todavía. Estos juicios se han politizado mucho y es normal la demora". A uno de los testigos contra su hermano "le metieron" 50 pesos de multa porque cambió su testimonio en pleno juicio.
"El atentado lo basaban en la acusación de un personaje del Poder Popular (David Eyre), que supuestamente había hecho una declaración donde decía que a mi hermano lo había visto en el Poder Popular de Bauta, donde mi hermano no había ido nunca. Ya sabíamos que era mentira eso".
"El personaje dijo en pleno juicio que eso era mentira, que eso nunca había pasado, que él no se había acercado ni conversado con mi hermano en la manifestación. La fiscal le dijo 'pero aquí hay una acusación firmada por usted. ¿Esa no es la firma suya?' Y le dijo 'mire, yo eso lo hice sin espejuelos y yo no leí lo que dice ahí. Eso es mentira lo que dice ahí'. Fíjate a donde llegó el caso que le metieron 50 pesos de multa por cambiar la acusación", cuenta.
"Otro también dijo que él no vio a mi hermano con violencia, que hasta más él lo recogió del piso cuando le habían dado los golpes a mi hermano", dijo sobre el subdirector provincial de Artemisa del INDER, Moisés Juan Armas. El día de la protesta en Bauta "Armas y el jefe de la Policía le dieron un bastonazo en la frente a mi hermano, le rompieron los espejuelos y cayó al piso. Ahí le dieron patadas por el estómago, el Moisés ese, y le sacan el aire. Le echan gas pimienta también en los ojos".
Roberto Díaz dice que "el abogado hizo una buena defensa. Dijo al final que debía estar en la calle, que la mamá se le estaba muriendo en la casa. Cuando terminó el juicio dijeron que la sentencia no la podían dar ahí, que dentro de diez o 12 días la daban y esta es la altura que no han dado la sentencia todavía".
La defensa de Manuel Díaz Rodríguez demostró que "nunca había estado en el Poder Popular, no incitó a la violencia y la gente fue a buscarlo a su casa".
"Dos personas atestiguaron que él nunca había incitado a la violencia, que en todo momento pidió que la gente no usara la violencia, que no se dejaran provocar y que él no sacó a la gente a la calle, que la gente fue a buscarlo a su casa. Él estaba en mi casa cuidando a mi mamá, cuando la manifestación pasó por la casa que iba rumbo al Partido y ahí se pararon a clamar por él, como mismo hacen cuando pierde un juego de fútbol Brasil u otro equipo. Entonces, él salió a la manifestación pero él no sacó a nadie".
Según Roberto Díaz, en el juicio de Bauta con los otros 12 acusados pasó igual. "La Policía presentó una serie de acusaciones y cosas que se demostraron eran falsas, se las rechazaron todas: que si uno había tirado una piedra, otro otra cosa. Fue un chasco total lo de la Policía. Le cogieron todas las mentiras".