El coordinador nacional de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), José Daniel Ferrer, podría estar "brutalmente golpeado", teme su esposa, Nelva Ismarays Ortega.
En declaraciones a Radio Martí, la activista dijo el régimen podría estar esperando que pasen las huellas de los golpes. "Tememos que esté hospitalizado contra su voluntad, que esté amarrado y en estos momentos le estén administrando sueros, por lo mal que puede estar, y lo peor: que lo estén dejando morir", señaló.
Ortega, quien es médico de profesión, advirtió que la condición de salud de Ferrer debe ser crítica, pues al momento de ser detenido, "salió con una úlcera sangrante, salió vomitando la sangre".
José Daniel Ferrer fue arrestado el 11 de julio, cuando pretendía unirse a los cubanos que exigían libertad, a través de manifestaciones pacíficas. Diez días después, sus familiares denunciaron que el régimen pretendía responsabilizarlo de las protestas.
Su esposa dijo a Radio Martí que lo tienen en el Centro de Instrucción Penal, con sede en Versalles, Santiago de Cuba. Pero desde su detención ha estado incomunicado.
"Cada segundo es más preocupante y nos consume la incertidumbre y la angustia el no saber lo que está pasando, y las horas van pasando y el régimen se mantiene en silencio. Ya son 22 días", precisó Ortega, quien sospecha que el opositor está en huelga de hambre.
"Sin dudas, el régimen tiene terror, pues esta dictadura se está cayendo a pedazos cada segundo, y mi esposo siempre ha sido 'la piedra en su zapato'; él (Ferrer) les ha demostrado de mil maneras que no se doblega con torturas, que no tiene miedo a la prisión", sostuvo la activista y pidió a la comunidad internacional que exija la libertad inmediata de Ferrer, promotor de Cuba Decide y presidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba.
"Le pido a toda la comunidad internacional que se una a esta campaña; exigir el respeto de los derechos humanos no es un delito, sino un derecho de cada ser humano, y eso lo está violando el Gobierno cubano", expresó.
La activista concluyó con la advertencia de que ella y la familia continuarían dando a Ferrer "como secuestrado, desaparecido y en huelga de hambre hasta que hablemos con él o lo escuchemos de sus propios labios a través de una llamada telefónica".
No hay por qué temer ni golpizas ni torturas, que resultan superfluas en estos casos. Lo que hay que temer es que familiares y amigos de Ferrer no hayan aprendido la lección del proceso penal al que fue sometido y no le hayan nombrado aún abogado defensor.
Ojalá y sea liberado. Ningún cubano debería estar detenido en su tierra por pensar diferente a la ideología propugnada por el Gobierno. Un Gobierno, además, que nadie eligió libremente ni de modo democrático.