"Aunque el aparato represivo ha controlado las calles de Cuba por ahora, el régimen enfrenta su bancarrota tanto económica como de legitimidad. Entre las consecuencias que merecen atención, están las implicaciones regionales. Es de suponer que, acorralado, incrementará la subversión de las democracias de la región para distraer la atención internacional, ocupar a los gobiernos en la defensa de sus propias democracias y chantajearlos con la amenaza de más violencia, así como para captar recursos con la expansión del 'socialismo del siglo 21'", declaró Archivo Cuba en un comunicado este martes.
La ONG que dirige María Werlau, señaló que "desde sus inicios en 1959, el régimen cubano ha financiado, entrenado y coordinado incontables individuos, grupos, organizaciones y partidos políticos para subvertir el orden democrático en todo el hemisferio occidental y avanzar con sus planes imperialistas".
Puso como ejemplo "un conjunto de metodologías asimétricas tales como la lucha de guerrillas, la formación de cuadros para la movilización urbana y la penetración clandestina" y denunció que "a partir de 2019, la violencia coordinada desatada en la región ha neutralizado la acción colectiva contra el régimen de Venezuela y potenciado la expansión del modelo cubano-chavista".
Para Archivo Cuba, "el libreto de Cuba aparece intacto una y otra vez en los medios de prensa y en boca de personalidades influyentes; más recientemente, este intenta neutralizar el daño de las recientes protestas culpando a fuerzas externas por la falta de libertades y el bienestar en Cuba".
La organización lamentó que "muchas personas de buena voluntad adoptan la narrativa de Cuba sin darse cuenta, a menudo por carecer de información o conocimiento".
"Cuba tiene una penetración importante de las instituciones gubernamentales, legislativas y militares, así como los medios de comunicación, los círculos académicos y todo el espectro sociocultural y político de todos los países de la región. Hasta 1989, la sola excepción era Paraguay, que no tenía relaciones diplomáticas con Cuba y había logrado contener a los cubanos", señaló.
"Miles de espías y colaboradores de la dictadura cubana apuntalan por todo el mundo el gigantesco aparato de desinformación, propaganda e influencia de Cuba. Se estima que solo en Estados Unidos los servicios de inteligencia de Cuba tienen alrededor de 5.000 relaciones secretas", según Archivo Cuba.
Para la organización, "es evidente que la mejor manera de defender la libertad de los cubanos y de todos los pueblos de la región es que la dictadura comunista cubana salga del poder".
¿Cómo puede el Gobierno de Estados Unidos ayudar a los cubanos a obtener su libertad?
Muchos medios de comunicación, analistas y otros nos han preguntado cómo podría ayudarse al pueblo de Cuba a recuperar la libertad. Miembros del Congreso de Estados Unidos buscan sugerencias. Archivo Cuba presentó algunas ideas.
—Proporcionar o facilitar el acceso gratuito a Internet para todos los cubanos.
—Aplicar a los agentes del estado cubano la Ley Magnitsky, que autoriza al Gobierno de Estados Unidos a sancionar a los violadores de derechos humanos, congelar sus activos y prohibirles el ingreso a los Estados Unidos.
—Invitar a Canadá y Brasil a codirigir un esfuerzo multilateral que incluya a las democracias del mundo para:
Canalizar la asistencia humanitaria y de todo tipo hacia Cuba de manera que solo llegue directamente al pueblo y a través de grupos, entidades, iglesias e individuos independientes.
Exigir la liberación inmediata de TODOS los presos políticos en Cuba y una transición pacífica a la democracia y, si el Gobierno cubano se niega, tomar acciones multilaterales de creciente intensidad en esa dirección.
Alentar y ayudar a los líderes prodemocráticos de Cuba a trazar juntos una hoja de ruta para una transición pacífica a la democracia.
—Mantener líneas abiertas de comunicación con potenciales reformistas dentro del Gobierno y las fuerzas armadas de Cuba para alentarlos a apoyar una transición democrática.
—Liderar un esfuerzo dentro de organismos internacionales como la OEA y la ONU para responsabilizar al régimen cubano por sus violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
—Priorizar los recursos de contrainteligencia para monitorear y contrarrestar las actividades de Cuba en Estados Unidos.
—Informar sobre la amenaza que representa Cuba a la seguridad nacional, regional y global y destinar más recursos a colaborar con los servicios de contrainteligencia de las democracias regionales para contrarrestar el trabajo de Cuba y sus abanderados.
—Defender la seguridad regional, invocando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca para:
Apoyar los esfuerzos por la democracia en Cuba, Venezuela y Nicaragua con medidas no bélicas.
Discutir medidas colectivas urgentes para contrarrestar la subversión regional de la democracia y el estado de derecho por parte de Cuba y sus representantes/aliados.
Por último, enviar un mensaje a Rusia, China, Irán y todos los actores externos de que ayudar en la represión de manifestantes pacíficos por la libertad en Cuba se considerará actos de agresión que tendrán consecuencias.
Acción legítima del pueblo
En un comunicado en el que volvió a ratificar su respaldo al pueblo y sus legítimos reclamos con las protestas del 11J, el Consejo para la Transición Democrática de Cuba descartó "injerencias externas" en la búsqueda de las libertades en la Isla.
"Por primera vez se crea una conjunción única entre la sociedad y las alternativas de cambio por largo tiempo planteadas. Y por primera vez, el pueblo está en camino de su auto emancipación. Todo lo que debemos hacer las alternativas organizadas es leer bien sus demandas, su naturaleza y acompañarles estratégicamente en una difícil travesía para llegar al puerto seguro de la democracia y la promoción de los derechos humanos", señaló.
"En ninguna de las más de 60 manifestaciones cívicas en toda Cuba se escucharon pedidos de intervención. Los pueblos, intuitivos, conocen bien cuáles son los límites y los caminos de la acción política legítima. Las demandas fundamentales del pueblo fueron políticas y estas deben ser resueltas por la acción legítima del pueblo. Sin injerencias externas", consideró.
"El Consejo para la Transición Democrática en Cuba coincide en esto con los valores y la sabiduría histórica de las mayorías en Cuba. Invocar una intervención extranjera, en cualquier modalidad, es desarmar políticamente la respuesta cívica de los cubanos, especialmente de su juventud", añadió.
Agradeció "la pronta respuesta de altos funcionarios electos en Estados Unidos dejando fuera cualquier consideración respecto de semejantes opciones" y añadió que "la experiencia global demuestra que las intervenciones no ayudan a la democratización de ninguna sociedad".
"El Consejo reitera su dura y firme condena a la indiscriminada represión de los indignados cubanos y sigue reclamando de la comunidad internacional un claro apoyo a nuestras demandas de cambio democrático y respeto a los derechos humanos con estricto apego al ejercicio soberano desde nuestra soberanía", concluyó.
