En los días del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, la plataforma independiente Cuba en Plural organizó un Conferencia Ciudadana con la participación de miembros de diferentes ámbitos de la sociedad civil cubana.
Concluidos esos diálogos, DIARIO DE CUBA habló con Manuel Cuesta Morúa, uno de los responsables de Cuba en Plural, sobre los objetivos de la plataforma.
"Lo primero que queremos es un Estado de Derecho. Queremos reglas del juego claras en un Estado democrático de Derecho, donde cada ciudadano o grupos de ciudadanos puedan participar en lo que se llama la formación de la voluntad política del Estado. A partir de ahí, queremos otro tipo de reformas que vayan al reconocimiento de la competencia política entre grupos", dijo el líder opositor.
"Aparejado a todo esto, queremos reformas fundamentales en el plano económico, porque hay que crear una sociedad de bienestar. Hay que empujar la posibilidad de que los ciudadanos en condiciones de libertad puedan participar en una economía abierta, de mercado, en la creación de su propio bienestar y de riquezas", añadió.
¿Qué es lo que está haciendo Cuba en Plural?
Lo que estamos buscando es tratar de utilizar la Constitución para ir de la ley a la ley, hacia reformas constitucionales en artículos clave que tienen que ver con la soberanía de los ciudadanos.
¿Qué artículos?
El Artículo 1, que dice que el Estado es socialista, lo cual ideologiza el Estado. Eso no debería ser porque todos los cubanos no reconocen la ideología socialista. El Articulo 3, que complementa al Artículo 1, pues es el que tiene que ver con la soberanía. Dice que la soberanía reside en el pueblo y es intransferible, pero no es explícito en todo lo que puede hacer el ciudadano en el ejercicio de su propia soberanía. El Artículo 5, que dice que el Partido Comunista es el partido único, marxista leninista, vanguardia de la sociedad, y eso se debe reformular hacia el pluralismo político.
El Artículo 227 de la Constitución permite que 50.000 firmas de ciudadanos planteen una reforma constitucional, y estamos recogiendo firmas en ese sentido. Ya tenemos bastantes. Recogemos firmas de ciudadanos cubanos dentro y fuera del país.
¿De las firmas recogidas, son más las de los cubanos en el interior o las de cubanos en el exterior?
Son más la de los cubanos en el interior. Las del exterior van por alrededor de 26.000 firmas, las de los cubanos en el interior son un poquito más. Las firmas desde el exterior las recogemos por la plataforma Change.org.
¿Desde cuándo vienen recogiendo firmas?
Desde 2018.
En una Cuba democrática van a estar personas que fueron funcionarios del sistema e integraron estructuras como las Fuerzas Armadas, la Policía entre otras, que no se pueden disolver de la noche a la mañana. ¿Qué propone Cuba en Plural para esas personas y organismos?
Creo que de lo que se trata básicamente es de profesionalizar todos esos cuerpos poniéndolos por debajo de la ley. Todos esos cuerpos responden a una visión del país formada desde el Partido Comunista y la Revolución. Por lo tanto, sus lealtades no están dirigidas hacia la Ley y la Constitución, aunque las utilicen, sino hacia grupos constituidos por el poder.
Nosotros intentaríamos buscar reformas al interior de estos cuerpos, de modo a que respondan a la Ley y la Constitución, a proteger los derechos de las personas.
Si se establece un Estado de Derecho en Cuba, estos cuerpos armados, sobre todo la Policía —pues el Ejército responde a otra lógica, aunque queremos un Ejército constitucional, no un Ejército partidista— debe pasar por un proceso de reforma interna. Una vez que el estatuto de la Policía admita que se debe a la Ley, ahí debe haber un proceso que pase por la formación de la Policía en materia de derechos humanos, Ley y los asuntos constitucionales.
¿Cómo interactúa en estos momentos Cuba en Plural con los diferentes sectores de la sociedad y la comunidad cubana?
Nosotros comenzamos inicialmente con unos espacios pequeños a los que llamamos Mesas de Iniciativas Constitucionales, donde tratábamos de reunir a vecinos, amigos, ciudadanos que no tenían ninguna afiliación política, pero que en sus comunidades podían aportar a la conversación para la reforma de la Constitución.
Eso se extendió por muchas partes del país, hasta donde pudimos alcanzar por razones de recursos y por razones de alcance comunicacional. Fue lo que nos dio los insumos, resultados para decir "los ciudadanos quieren esto". Los ciudadanos están preparados para el juego político.
Han participado ciudadanos de todos los sectores, desde la afrosdecendencia hasta la comunidad LGTBI. Por ejemplo, en Pinar del Río muchas de estas mesas fueron conformadas por personas de la comunidad LGTBI. También en Holguín, donde ya se ha articulado un movimiento de comunidad la LGTBI conectado a Cuba en Plural.
¿Cómo trabajan para que los jóvenes cubanos se incorporen a estos procesos?
Estamos desarrollando un plan para eso. En realidad, ha sido muy aleatorio. En la misma medida que hemos logrado implantar estas mesas, hemos visto a jóvenes que participan.
Hasta ahora, no ha habido—que la vamos a hacer— una propuesta dirigida a la juventud. Vamos a articular una especie de asamblea ciudadana para los jóvenes, liderada por los jóvenes, para ir articulando esta relación e ir buscando cuáles son las cuerdas y las herramientas a utilizar para interesarlos en un proceso político.
Lo que estamos buscando es que los jóvenes entiendan que la solución para resolver el problema es pasar por la política; es decir, por el debate público.
Me has dicho que están articulados con el Movimiento San Isidro, pero en Cuba hay otros grupos políticos, como Estado de Sats, el Comité Ciudadanos por la Integración Racial, CubaDecide, entre otros. ¿Cómo se articulan con los demás grupos?
Ahora mismo no tenemos una articulación con estos grupos que me mencionas, pero sí tenemos articulación con otros. Tenemos articulación con la UNPACU (Unión Patriótica de Cuba). Ellos nos apoyan en Cuba en Plural y, por supuesto, nosotros los apoyamos a ellos en algunas de sus acciones, y por ahí nos vamos articulando.
Tú mencionas a los más visibles en el espacio, sobre todo mediático, pero hay otros grupos con los que estamos trabajando. Por ejemplo, una coalición que se llama Mesa de Unidad y Acción Democrática (MUAD). Ahí hay varios grupos, y nosotros estamos articulados con ellos. Nos falta articularnos con otros tantos más.
¿Qué mecanismos tienen ustedes para que los cubanos rompan las barreras del miedo y las posibles reservas hacia la oposición?
Tratamos de generar grupos de confianza dentro de las propias comunidades. Las mesas han tenido el valor agregado de que la gente conoce a quienes las están organizando en las comunidades.
Nosotros le decimos a la gente que, si viven en el Vedado, no vayan a hacer la mesa en Guanabacoa. Eso nos ha dado mejor resultado y nos ha permitido acelerar la recogida de firmas. No le estamos pidiendo a la gente que haga algo contra la Ley, solo le estamos sugiriendo atreverse a utilizar la Ley, de manera que la gente no vea la participación cívica como algo contra el Estado, sino algo que desde la Constitución se puede empujar.
Esto lo único que demanda de la gente es que tenga el atrevimiento cívico. Eso genera confianza porque la Ley genera seguridades. La Ley dice que no se puede violar determinado derecho, y te da un espacio de reclamación frente a las autoridades.
El proyecto Varela ya propuso algo parecido y fueron rechazadas las firmas. Si sucediera eso, ¿qué otras estrategias seguirían?
El Proyecto Varela ciertamente fue el mejor momento, pero hubo ya anteriormente una propuesta que se llamaba Partido Pro Derechos Humanos que también inicio esto. La lección que nosotros incorporamos a raíz del Proyecto Varela es que no podemos quedarnos en la cifra legal. En este caso, es la cifra constitucional.
Lo que le pasó al Proyecto Varela es que se quedó en la cifra constitucional y con esa pretendió proponer el cambio. Esa cifra habría sido lógica si estuviésemos frente a un régimen que respeta lo que dice la Ley.
50.000 firmas es la cifra constitucional ahora, pero con 50.000 firmas no removeremos más que simbólicamente el juego. Nosotros necesitamos más. Incluso, para ser exageradamente positivo, necesitamos un millón de firmas para poder cambiar las reglas del juego.
Tras el proyecto Varela el sistema arremetió contra 75 opositores y periodistas independientes en lo que conocemos como la Primavera Negra. ¿No cree que en estos momentos de crisis y pandemia, en los que el sistema ha aumentado la represión, pueda ocurrir algo similar?
Eso es un riesgo que se corre. Yo creo que las circunstancias son distintas ahora. Ya la sociedad se va poniendo más de frente al Estado. La sociedad ya no es el Estado. El Estado totalitario es, al mismo tiempo, la nación totalitaria y la sociedad totalitaria. Ya hay una especie de fragmentación positiva de eso. La sociedad está frente al Estado.
Creo que ahora hay otra circunstancia, como para que el Estado no pueda barrer como lo hizo en 2003. Lo otro es que hoy hay más sociedad civil articulada. Ya es otra sociedad, otra gente con otra mentalidad.
Una dictadura totalitaria que se ha mantenido en el poder por la fuerza, SÓLO SE SACA POR LA FUERZA.
Las calles NO PUEDEN SER DE LOS ESBIRROS, LAS CALLES TIENEN QUE SER DEL PUEBLO UNIDO Y DECIDIDO. Estas protestas pudieran ser el despertar pero carecen de coherencia y franco apoyo. Muchos, quizás demasiados, observan y callan.
Morúa, siempre estaré agradecido que fuiste el único de los "minimalistas" (como tú mismo te definistes las veces que hablamos en Cuba), fuiste el único de ellos que se personó en el acto de acción directa no violenta que realizamos en el Tribunal Provincial Popular de La Habana para evitar que el periodista independiente Mario J. Viera fuera preso político por tercera vez. Estuvistes allí junto a nosotros y gracias a esa empatía tuya y de los cien otros activistas que ese día intervinieron Viera no fue preso y obligamos al aparato represivo a que le retirara la acusación. Hoy Luis Manuel Otero Alcántara, cuyo tío trabaja contigo, languidece y espera de nuevo por aquella empatía que había en el movimiento en los 90 del siglo pasado. Yo sé que no eres el joven de aquella época. También hay cosas que dice LMOA que no comparto, pero eso es nada ahora cuando el artista nos representa a todos, dentro y fuera, porque es la parte más brillante de la llama. Morúa ve hacia LMOA con los tuyos.
La única solución, señor Cuesta, es salir a la calle a protestar, protesta permanente. Ni leyes ni seminarios, protestas en la calle. ¿Ya se solidarizó con Alcántara? Hoy es contra él, mañana vendrán por usted.
El mareo como siempre, todo el tiempo por la ramas. Señooor como se va a utilizar la ley para reformar aquello, si la misma constitución lo impide.
La mejor propuesta: ¡A PALOS Y PEDRADAS CON LOS ESBIRROS!
Tu eres un agitador ...
Vamos a ver: la única opción política que queda a los opositores son los votos. Eso de recoger firmas es un paso atrás y, además, irracional, porque la ley no dice que las propuestas de reforma constitucional (ni ninguna otra) se avalen con firmas, sino por electores. A tal efecto todos los promotores tienen que conseguir primero la certificación de la Comisión Electoral Nacional que los acredite como electores. Así que ponerse a recoger firmas sin instar a los firmantes a solicitar la certificación de rigor es una burrada o una estafa. Decida usted. Por no entrar en que toda propuesta de la oposición, que no tiene ningún diputado en el parlamento, se rechazará de plano.
¿y quien supervisa los votos, etc ?
// DIÁLOGO, de verdad, entre todos los que quieran y sepan participar, AHORA, no es ni muy difícil tenerlo funcionando y SERVIRÍA PARA SIEMPRE, en Cuba //
Para dar a conocer ideas, discutirlas e implementarlas.
Gran Foro Nacional Cubano
https://tinyurl.com/Resumen…
Hasta se puede empezar a discutir en serio antes de tener GFNC,
Con un simple foro en la Web QUE SIRVA, basta con que tenga lo siguiente
https://www.facebook.com/pe…