El rapero Maykel Castillo Pérez (Osorbo), miembro del Movimiento San Isidro, lleva en estos momentos diez días en huelga de hambre para exigir la libertad de Denis Solís, también rapero y condenado a ocho meses de privación de libertad en un juicio sumario por un supuesto delito de desacato a la autoridad.
Los miembros del Movimiento San Isidro Michel Matos, Claudia Genlui y Amaury Pacheco, quienes pudieron ver a Castillo en la noche de este sábado 28 de noviembre, alertaron de que su estado de salud es delicado.
La situación de Maykel Castillo, de 37 años, es preocupante pues permanece en su casa, en Muralla entre Aguacate y Villegas, La Habana Vieja, sin ningún tipo de asistencia médica. Lo que sí tiene a su alrededor es un operativo de la Seguridad del Estado y la Policía.
Eliezer Márquez, El Funky, amigo de Osorbo, dijo que el domicilio "se encuentra sitiado, bajo vigilancia tanto de patrullas de policías uniformados como vestidos de civil y agentes de la Seguridad de Estado".
"Es un cerco a lo largo de la cuadra con postas en las esquinas de Aguacate y Villegas", añadió El Funky.
El cerco añade incomunicación a la situación de Castillo, algo peligroso en caso de que se agrave su estado de salud. Además, incumple uno de los compromisos que se establecieron en la reunión del viernes por la noche entre un grupo de 30 artistas, intelectuales y otros ciudadanos y el viceministro de Cultura, Fernando Rojas: la "tregua" en las hostilidades hacia los artistas contestatarios.
Los miembros del Movimiento San Isidro que visitaron el sábado por la noche a Castillo cuentan que para entrar a su casa no fueron interceptados, pero cuando salieron, entre 15 o 20 minutos después, los estaba esperando una ambulancia con el pretexto de que habían cruzado un supuesto perímetro de seguridad por el Covid-19. Aunque no fueron detenidos, las autoridades les orientaron permanecer aislados en sus domicilios.
Esa acción fue aparentemente un pretexto para impedir que asistieran a la conferencia de prensa programada en INSTAR para este domingo 29 de noviembre, con el objetivo de informar sobre lo sucedido en la reunión con el viceministro Rojas.
Las autoridades están utilizando la excusa de la pandemia para reprimir e intentar controlar los movimientos de los artistas y activistas, que piden pacíficamente el respeto a los derechos a expresarse y crear libremente sin hostigamiento de las fuerzas represivas.
Morir de hambre sería respetable y muy lamentable, pero no creo que muy útil. Yo no tengo madera de mártir y no me avergüenza decirlo, pero si estuviera en disposición de morir por una causa, sería enfrentándome a los opresores y llevándome por delante a alguno, si es preciso. A la dictadura, le da lo mismo que mueran uno o mil. Y si se suicidan, hasta es mejor para ellos.