La sede de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) en Santiago de Cuba cumple este jueves 100 días de cerco policial durante los cuales las fuerzas represivas del régimen han detenido a decenas de activistas e impedido a otras personas acercarse.
José Daniel Ferrer García, coordinador nacional de la organización, dijo a DIARIO DE CUBA que los oficiales de la Policía y de la Seguridad del Estado apostados en los alrededores de la vivienda en el barrio de Altamira de la ciudad oriental controlan quién entra y sale.
"No impiden el paso a todos, solo a algunos activistas les impiden pasar", aclaró Ferrer García.
"Detienen momentáneamente a quienes salen de acá y ellos no conocen, con la intención de saber quién es la persona. Les dicen que no deben venir acá", añadió.
A inicios de octubre fue detenido el activista Fernando González Vaillant, el encargado de abastecer a la sede con productos para el almuerzo y la comida de alrededor de 90 personas, la mayoría mendigos desamparados.
"Son muy pocos activistas los que logran entrar burlando de alguna manera el cerco policial o porque les permiten pasar. La mayoría, entre 50 y 60 personas, son indigentes, ancianos abandonados, con problemas de alcoholismo", comentó Ferrer García.
Ferrer señaló que González Vaillant ha sido varias veces detenido, así como otros que cooperan en la compra de alimentos, "que hay que ir adquiriéndolos poquito a poquito", explicó.
"Pasándolos casi clandestinamente, ocultos, como si estuviera uno traficando droga cuando lo que hacemos es alimentar a personas hambrientas y abandonadas a su suerte por el régimen, que niega directamente que haya indigentes en la Isla", añadió.
Este jueves el líder la UNPACU confirmó a DIARIO DE CUBA que el activista Pablo Moya Delá fue trasladado hacia la prisión Aguadores, en Santiago de Cuba pendiente de juicio por un supuesto delito de evasión fiscal.
"Toda una larga historia manejada por la policía política para justificar la presión que han decidido imponerle por su manifestación en La Habana", señaló Ferrer García.
Moya, a pesar de sus 65 años y algunas patologías descritas por la familia, sostuvo una huelga de hambre de 23 días luego de ser arrestado en la Virgen del Camino, en el municipio de San Miguel del Padrón, en La Habana.
Los oficiales que desplegaron el operativo pretendieron contener una protesta que el activista realizó pacíficamente, en la que exigía el cese de la represión y el abastecimiento en tiendas estatales de productos de primera necesidad.
Luego de permanecer bajo arresto por varios días en la Oncena Unidad de San Miguel, fue deportado, en huelga de hambre y en calidad de ilegal, hacia Santiago de Cuba.