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Represión

Para hacer activismo en Cuba debes 'tener una tremenda autoestima'

Ir preparado psicológicamente para ser arrestado y grabado en video, no responder a provocaciones, documentar la represión: algunas de las estrategias de los activistas cubanos.

Madrid
(A la izquierda: cartel colgado por los reporteros Héctor Luis Valdés y Esteban Rodríguez. A la derecha, el ingeniero Alfredo Martínez.
(A la izquierda: cartel colgado por los reporteros Héctor Luis Valdés y Esteban Rodríguez. A la derecha, el ingeniero Alfredo Martínez. H. L. Valdés Cocho/A. Martínez/Facebook

Después de tantas detenciones los activistas cubanos ya están preparados para lo que les espera cuando deciden salir a manifestarse. "Yo me metí mi cepillo de dientes en el short por si tenía que dormir en el calabozo", relató el científico cubano Oscar Casanella a DIARIO DE CUBA, rememorando la represión del pasado 10 de octubre.

De otras experiencias Casanella ha aprendido que mejor ir en short, porque "pasa mucho calor en los calabozos" cuando lleva pantalones.

El 10 de octubre, Casanella salió en bicicleta y sin celular para evitar que se lo destruyeran como la vez anterior que lo detuvieron. Cuando llegó a la calle de la sede del Movimiento San Isidro (MSI), a las 4:20 PM, la hora acordada para reunirse un grupo de activistas en el Concierto por la Libertad, se encontró con otro "acto cultural".

"Había una fiesta tremenda, con personas bailando en el medio de la calle, sobre todo mujeres, música muy alta… O sea, una cosa que en las condiciones actuales [de la pandemia] era para que se prohibiera", señaló el activista.

"Atravieso el tumulto con la bicicleta en la mano, hasta que llego a la puerta de casa de Luis Manuel [Otero Alcántara], que estaba cerrada, con cadena y candado. Cuatro o cinco agentes de la Seguridad, vestidos de civil, vienen hacia mí y, cuando ven que soy yo, comienza la tremenda violencia", relató Casanella. Apuntó que al ir sin celular se ensañaron. "Cuando ellos ven que tienes el móvil se cuidan más, se limitan para no dar mala imagen".

Casanella fue arrestado violentamente por varios oficiales, como le pasó también el 11 de mayo de 2019, durante una marcha LGBTI independiente. "Esta vez no me partieron la cabeza, pero sí me cogieron entre varios por los brazos, por el cuello, y me esposaron muy apretado, porque el 11 de mayo yo me safé".

Le pusieron tan apretadas las esposas que le dejaron marcas en las muñecas. Cuando se lo llevaban arrestado, Casanella que con él fuera su bicicleta, ya que en ella transporta a su hijo pequeño, pero los oficiales la dejaron allí.

"Una fiesta forzada del CDR", así calificó el ingeniero Alfredo Martínez a ese grupo de personas apostadas para reprimir. Alfredo también acudió solo a la sede del MSI, pero realizó una directa en Facebook llegando al lugar.

"Atravesé aquel circo. Sí, era un circo. Solamente por tocar la puerta de la casa de mi amigo, fui atrapado por cinco agentes de la Seguridad del Estado. Se cortó la directa, ni siquiera sin poder virarme. Entre los cinco me llevaron cargado como si fuera un animal a un matadero por el medio de la calle Damas. Yo gritaba que no había hecho nada, que era ilegal lo que me estaban haciendo. Intentaban quitarme el celular, no lo solté ni un momento", relató el joven en su cuenta de Facebook.

Martínez fue esposado por primera vez en su vida y subido a una patrulla. Un policía le aplicó una llave. "Mantuvo mi cabeza pegada al piso conmigo sentado. (...) Yo gritaba: '¡Esbirros, autómatas!'. (…) El policía que iba atrás conmigo me decía que si gritaba más, más me iba a doler, y me alzaba los brazos por la espalda con la llave aplicada. Me dolía. Eran unos perros sin alma al servicio de un régimen totalitario", contó.

La policía política se ensañó con Casanella y Martínez porque acudieron solos a la sede del MSI. En una de las patrullas en las que estuvo Oscar Casanella escuchó a un policía comentar a otro que las mujeres que estaban en San Isidro eran "Las Marianas", conocidas por reprimir a las Damas de Blanco.

Mujeres contra mujeres

Anamely Ramos González, Tania Bruguera, Kirenia Yalit Nuñez, Aminta de Cárdenas, Iris Ruiz, Camila Lobón, Katherine Bisquet, María Matienzo, Iliana Hernández y Camila Acosta fueron los nombres femeninos protagonistas del 10 de octubre, poniendo en evidencia el coraje de las mujeres activistas.

Esta valentía se contrapuso a la grotesca imagen de tener que encarar a una turba compuesta mayormente por mujeres, algunas de ellas por edad podrían ser la madre o abuela de las repudiadas. "Qué triste que hayan llegado a esa edad engañadas así… Viejos por gusto", les gritó el profesor Osvaldo Hernández mientras filmaba en directo la detención de Katherine Bisquet al llegar a la casa de Anamely Ramos.

Más tarde esas mismas mujeres intentaron impedir que Ramos saliera de su vivienda. "No puedes salir porque somos Cuba", dijeron. "Yo también soy Cuba", respondió Ramos, y una de esas señoras le gritó: "las calles son de la Revolución, tú no puedes salir. Viva Fidel…"

"Yo no sentí miedo ni tanta impotencia frente al aparato represivo, porque en esa situación uno inmediatamente se da cuenta de cuánto de teatro, de construcción y de ficción hay en toda esa estrategia represiva", señaló la joven artista Camila Lobón, quien vivió su primera detención ese día.

"Lo que más sientes es humillación, pero a la vez sientes tranquilidad de saber que no has hecho nada malo", expresó Lobón es coordinadora del Instituto Internacional de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR).

Lobón estuvo junto a Tania Bruguera, Kirenia Yalit, y los productores Michel Matos y Aminta de Cárdenas cuando fueron víctimas de un acto de repudio. Bruguera se interpuso frente a los agentes para proteger a Lobón, y fue la que más golpes e insultos recibió ese día.

"Nos gritaban 'mercenarios', y todo lo que yo quería era ponerles un espejo para que pudieran verse a ellos mismos. Trataba de buscar, en cada persona que se me ponía delante dando gritos, empujones y golpes, un atisbo de honestidad. Eso que hicieron, pasar de un estado de complacencia y relajación a un estado de histeria violenta en menos de un segundo, no era nada natural", reflexionó Bruguera en un artículo publicado en la revista Hypermedia.

Camila Lobón, Kirenia Yalit, Tania Bruguera y Aminta de Cárdenas fueron conducidas a la estación de Zanja. "Toda una caravana de la humillación. Iban con las sirenas sonando y desde una moto filmándolo todo. Nos parquearon dentro de la unidad de Zanja. Ahí nos tuvieron otro buen rato en lo que decidían o esperaban órdenes sobre nuestro destino. Desde el cristal trasero de la patrulla, contamos más de 26 personas, entre gente uniformada del MININT, gente de la seguridad de civil y policías", relató Lobón en su cuenta de Facebook.

Las activistas fueron reubicadas en otras patrullas para llevarlas a sus casas. "Por primera vez nos metieron a cada uno en una patrulla y fuimos en procesión de patrullas por el Malecón mientras nos filmaban", describió Bruguera, y señaló que la caravana iba lentamente. Pero las mujeres volverían esa noche a encarar a la Policía.

La única activista que no fue devuelta a su casa fue Kirenia Yalit, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana. Al ser conducida al interior de la estación, intuyó que llamarían al "compañero que la atiende". Y así fue, apareció el mayor Alejandro, quien se ha encargado de reprimirla en los últimos tiempos.

Por el trato dado a varios activistas ese día se puede deducir que los agentes de la Seguridad trabajan con un grupo de activistas en concreto, y no conocen a todos. De ahí que fueran llamando a los oficiales que se encargan de determinados perfiles.

Interrogatorios y multas

En un interrogatorio "no hablo, no respondo preguntas, me limito a hacer cuestionamientos: '¿por qué me detienes?, me estás violando mis derechos...' Pero jamás converso ni dejo que me provoquen, porque se dedican a eso, a provocar", señaló Yalit.

No pasó mucho tiempo hasta que llamaron al interrogador y le dijeron que se apurara "y terminara rápido que esto se va a llenar", escuchó Yalit que le decían por teléfono al oficial. Afuera de la estación se encontraba la periodista María Matienzo, quein había acudido a reclamar la libertad de Kirenia junto a Tania Bruguera, Katherine Bisquet, y Gretell Kairús.

"De casualidad empieza a llegar gente, de otras personas que estaban detenidas", contó Bruguera, y los policías pensaban que se trataba de personas para reclamar la libertad de Yalit. De modo que la liberaron al poco tiempo.

A Oscar Casanella en su interrogatorio le trataron de sacar información de quiénes organizaron la movilización. "Me puedes meter en el calabozo, porque no voy a delatar a nadie", dijo, pero nunca fue llevado al calabozo, aunque pasó largo tiempo recibiendo amenazas de un oficial de la Seguridad. Luego estuvo horas sentado en el lobby de la estación. Al ser informado de que sería liberado el activista preguntó por su bicicleta: "No me voy hasta que no recoja mi bicicleta".

Entonces fue llevado nuevamente al barrio de San Isidro y allí seguía el operativo. También estaba su bicicleta. La revisó y la tomó para irse, pero los policías insistieron en acompañarlo. "Roger, el agente de la Seguridad que me interrogó, se montó en su moto y fue atrás de mí a una velocidad ridícula. Incluso la patrulla cuando estaba la luz roja se metía y bloqueaba la calle y me decía 'pasa'. Me daban vía rápida. Llegue a casa casi a media noche, sin parar en los semáforos".

Alfredo Martínez también fue interrogado: Un oficial "me amenazó con mi familia, me habló de mi madre, una fiscal de este país, que debería darle 'vergüenza' tener un hijo como yo. Lamentablemente para él, mi mamá sabe que estudié y soy buen hijo".

Al liberarlo le dijeron que lo había sacado por quién era su madre. "Le dije bien claro que si era por eso que me volviera a meter y me dijo: 'no te preocupes, nos volveremos a ver'. Cuando salía hacia la carpeta (...) lo oí decir: '¡De pinga la pájara esta!'. Respondí: 'Pájara y bien, da pena que seas un oficial de la contrainteligencia y seas homófobo'", relató Alfredo.

Lo más duro para Anamely Ramos fue el interrogatorio al que fue sometida, donde un teniente coronel machista y violento la amenazó con otra causa por desobediencia: "me dijo que iba a ir tres días para el Vivac".

"Insistió mucho en que lo único que yo tenía que hacer era obedecer, me habló en términos muy violentos: 'Yo soy tu dueño y a ti lo único que te toca es obedecer' (…) Dijo que no le interesaba lo justo, que él era la autoridad y que yo tenía que someterme a las pruebas", contó la curadora en un video.

La jornada cerró con tres multas de 2.000 pesos. Ramos fue multada por supuesto mal uso del nasobuco, y los reporteros Esteban Rodríguez y Héctor Luis Valdés Cocho por "afear el ornato público", al sacar un cartel con los mensajes: "No más represión, no más multas, abajo el comunismo".

Las fuerzas represivas "convierten al periodista en activista", expresó Valdés Cocho en su recuento de la detención. "Es la quinta vez en cuatro meses de periodismo independiente que me interrogan, pero la primera vez en Villa Marista y que me piden desnudarme", señaló a DDC.

"Me mandaron a desnudar y me registraron como al peor criminal", detalló el reportero independiente.

Las experiencias

Lo que más afectó a Camila Lobón fue "conocer a toda esa gente que por miedo, por desconocimiento, que por ignorancia total (...) son movilizados a cumplir una tarea, y lo ven como algo normal. Sentí que estaban proyectando sobre mí sus propios miedos y frustraciones".

Una de las cosas que notaron los activistas esta vez fue la diferencia de trato entre la Seguridad del Estado y la Policía. Siempre hay oficiales que disfrutan maltratando a los disidentes, pero en esta ocasión "la Policía ha tratado de desmarcarse de la Seguridad", señaló Kirenia Yalit.

"Yo no puedo creer que esta gente (la Seguridad del Estado) nos cojan a nosotros toda la noche para esto", decía un policía, a lo que otro contestaba: "el problema es que hay tantos jefes que ya no se sabe qué van a hacer", rememoró Yalit. La activista asegura que le ha pasado en otras ocaciones, "un cierto trato diferenciado de la Policía uniformada, que puede deberse a que ellos ponen la cara y su número de identificación", opinó.

Algo que también corroboró Camila Lobón: "En los más jóvenes de ellos (los policías) percibí una incomprensión mayor que en los otros (los de la Seguridad) de toda la situación", y señaló como algo "esperanzador" que la turba que las repudiara en San Isidro no estuviera compuesta por jóvenes.

Para la abogada Laritza Diversent esta jornada represiva mostró que las autoridades disponen de muchos recursos para desplegar un amplio operativo, pero también que les tomó por sorpresa la asistencia de algunos activistas.

Generar información al instante fue vital para visibilizar la represión y que se pronunciaran organizaciones internacionales. Ocurrió algo similar el 30 de junio, pero la diferencia notable para Diversent es que no se sabía esta vez quienes iban a participar a ese concierto. "Las grabaciones de las directas cuando los activistas van llegando al lugar le da una realidad que no se conocía antes", opinó la abogada.

"No es fácil tener esa resistencia, esa valentía… Y no es que sean más valientes que otros que han hecho iniciativas similares, sino que muchas veces no es posible ver cómo las autoridades de manera simultánea utilizan los mismos procedimientos, la misma forma violenta, esa arbitrariedad (...), experimentarlo junto con ellos, en el momento que lo están viviendo, es algo increíble", destacó.

A la una de la madrugada del 11 de octubre liberaron a la última persona detenida, Anamely Ramos. En las redes sociales se habían ido realizado reportes de las detenciones y liberaciones. "Y eso quizás no pasaba antes, que tuviéramos un control de las personas que estaban siendo liberadas, poder monitorear a las que estaban en riesgo", señaló Diversent.

Para hacer activismo "las personas tienen que ser muy fuertes psicológicamente", opinó Casanella.

"Tienes que tener una tremenda autoestima. En mi caso, no necesito que nadie me reconozca, yo sé el valor que yo tengo, me medí y me vi tan capaz como científicos suizos en el Instituto Suizo de Informática, esas cosas refuerzan mi autoestima. Eso hace que después, cuando yo me enfrente a estos tipos que te montan ese mitin de repudio y te están diciendo 'mercenario' y 'gusano', eso a mí me entre por un oído y me salga por el otro", indicó.

Si no tienes una autoestima alta, "te logran hacer sentir una basura. Te destruyen", concluyó Casanella.

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2 comentarios

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Profile picture for user Guarapo

Bien por diariodecuba, es el momento de acompañar a los que se enfrentan directamente con los perros del desgobierno Cubano, excelente cobertura de la infame embestida a este grupo de valientes.

Profile picture for user Ricardo E. Trelles

// Fuertes psicológicamente y completa autoestima SÍ //
Pero DE ENFRENTAMIENTO FÍSICO NADA. Sé que no están preparados para la lucha que realizan *ni nunca se habla de ese importante asunto*. Me dan la impresión de dos bandas de desorientados que se enfrentan. ¡Hasta los represores castristas dan pena! Pero este es un asunto de ellos.

Regla básica: La fuerza física es del castrismo. LA FUERZA NUESTRA ES LA RAZÓN. Repito: NUNCA ENFRENTARSE NI HACER RESISTENCIA FÍSICAMENTE A LOS REPRESORES.

Falta mucho más, con solo protestar y sufrir represión NO SE RESUELVE EL PROBLEMA (ver mi comentario en https://diariodecuba.com/cu… ). Si estuviéramos desarrollando **el reemplazo para el castrismo** todo activista podría hablar calmada y con mucha fuerza a los represores, especialmente a sus jefes. Ojalá habláramos de estos importantes temas. No voy a hacer esto más largo ahora.

Saludos.