La prisionera política Aimara Nieto Núñez, quien cumple una sanción de cuatro años en cárceles cubanas, fue trasladada por las autoridades de la prisión del Guatao, en las afueras de La Habana, a una cárcel de mujeres en Manatí, Las Tunas.
El traslado ocurrió el pasado 11 de marzo, y habría sido en represalia por un motín ocurrido en el destacamento donde está detenida Nieto Núñez, pero en el que ella no habría participado, dijo a DIARIO DE CUBA la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler.
Durante la revuelta, "varias presas quemaron colchones. Aimara no estuvo implicada, pero la sacaron ese día a Manatí, en Las Tunas, a más de 600 kilómetros de su casa", contó Soler.
Nieto Núñez refirió a su hija, quien la visitó la pasada semana en la nueva prisión, que allí la han colocado en celda de castigo por un mes, y que ahora sus visitas familiares serán cada 30 días.
La prisionera política, quien es miembro de las Damas de Blanco, activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y promotora de Cuba Decide, sufrió este acto represivo como represalia debido a que "el régimen cubano sabe que el 27 de marzo el esposo de Aimara sale en libertad por cumplimiento de sanción de dos años. Para presionar y sancionar a la familia, la alejan más, cuando le faltan dos años de los cuatro de su sanción", aseguró Soler.
"Es una medida abusiva que han tomado contra ella. Tiene dos niñas de 7 y 12 años y esto ahora aumenta gastos de transporte y dificultará aún más que puedan verla con la frecuencia correspondiente”, comentó a CubaNet Zaqueo Báez, coordinador de la UNPACU en La Habana.
"¿Ahora cada qué tiempo verá Aimara a sus hijas? ¿En qué condiciones físicas se encuentra ella? Padece de hipertensión arterial y nunca tienen medicamentos para atenderla. Ahora está en situaciones extremas, en una celda de castigo, y fue trasladada en un ómnibus pese a la situación que atraviesa el país con el tema del coronavirus", agregó Báez.
Aimara Nieto Muñoz fue sentenciada en 2018 a cuatro años de cárcel por los supuestos delitos de atentado, daño y desacato. Su esposo, el también activista de la UNPACU Ismael Boris Reñi, fue sentenciado ese mismo año a dos años de prisión por el presunto delito de desacato.