El periodista de DIARIO DE CUBA Osmel Ramírez Álvarez cumple este lunes 850 días "regulado", el eufemismo que utiliza el régimen par referirse a aquellos activistas, periodistas independientes, artistas y defensores de los derechos humanos a los que prohíbe viajar al exterior.
"Estoy preso en mi isla por ser periodista independiente y abogar por la democracia en Cuba. Ese es mi crimen", dijo Ramírez Álvarez, residente en Mayarí, Holguín, y contra quien no existe proceso penal alguno.
El periodista fue "regulado" en noviembre de 2017, cuando la policía política realizó un aparatoso allanamiento en su vivienda, confiscó sus equipos y materiales de trabajo, e intimidó a sus vecinos. En esa ocasión, Ramírez Álvarez estuvo detenido 72 horas.
"'Regular' la libre circulación a los 'ciudadanos molestos' que destacan como 'agentes de cambio' o rompen el monopolio mediático del Gobierno, es uno de los métodos represivos que más comúnmente está utilizado la policía política para impedir el cambio hacia una democracia", advirtió Ramírez Álvarez.
"Parece como una especie de respuesta a las sanciones del Gobierno de Trump, aunque suene absurdo", opinó. "Como Estados Unidos exige cambios democráticos para suspender el embargo y eso coincide con lo que pedimos nosotros, los defensores de la democracia y todos los derechos humanos, ellos reaccionan vejándonos, reprimiéndonos, ensuciándose todavía más en vez de hacer lo correcto".
"Mi caso es parte de esa represión colectiva, que suma permanentemente más de 200 personas en el país, ya que unos son nuevos regulados y otros dejan de estarlo. Y a mí me mantienen como el veterano", dijo el periodista, que también es productor de tabaco.
Según Ramírez Álvarez, para permitirle volver a viajar la policía política le exige "que firme documentos donde me comprometa a no hacer oposición al Gobierno, y los deje filmar mientras lo hago, con testigos y todo".
"No he aceptado ni he llegado a leer el supuesto compromiso", aseguró. Y "hace un año que no me citan para intentar convencerme".
"Siempre les digo que yo no negocio con mis derechos humanos porque son míos y violarlos es un crimen. Que son ellos los que tienen que rectificar", comentó Ramírez Álvarez que escribe con frecuencia sobre los problemas de los vegueros y otros productores, así como las comunidades del campo cubano.
"El argumento que más usan es el que más los hunde, que 'la revolución tiene derecho a defenderse'. Si un sistema político tiene la necesidad de violar los derechos humanos de los ciudadanos para poder subsistir, ya de antemano no sirve para nada. Es una aberración", consideró Ramírez Álvarez que ha estado detenido dos veces por su trabajo, en ambas ocasiones durante tres días
El Seguridad del Estado aplica la llamada "regulación" a discreción y sin explicaciones. No existe una cantidad de tiempo establecida; según el caso, pueden ser unos meses, un año o más. Pero la represalia contra Ramírez Álvarez es extrema.
"Es un abuso de poder, un escarmiento a los ciudadanos que nos empeñamos en serlo de verdad y una estrategia política mezquina", señaló el periodista. "Lo hacen porque pueden, porque no tienen respeto a la dignidad humana y porque son la mano oscura de un sistema despótico que pretende perpetuarse violando derechos humanos".
La "regulación" afecta, "pero nada que una mente preparada para ser proactiva no pueda minimizar hasta el límite de lo inútil", afirmó no obstante Ramírez Álvarez.
"Como crimen lo denuncio todo el tiempo, porque lo otro sería acostumbrarme a que es algo normal y volverme cómplice. Eso jamás. Pero lo hago sin sufrir. Yo soy un hombre feliz, con una familia hermosa y que trato de ser útil a mi país escribiendo su verdad y empujando hacia una Cuba mejor. Eso es lo importante. Viajar es solo un detalle. No poder hacerlo, solo un tropiezo que debo sortear", agregó.
"Lo afecta más a ellos que a mí", opinó. "Los convierte o reafirma como criminales. Porque violar un solo derecho humano de ciudadano honesto que no ha delinquido, para presionarlo a hacer la voluntad política de un grupo de poder, es un crimen de lesa humanidad. Ellos son los que tienen problemas con esto, no yo. Yo hago lo correcto y ellos pecan. Mi conciencia está tranquila", declaró.
Ramírez Álvarez no sabe hasta cuándo durará esta situación "puesto que no responde a la lógica ni a las leyes".
"Es una dictadura y ellos son la ley, esta es nuestra realidad actual. No hay un Estado de Derecho y no hay debido proceso ni nada parecido. La Fiscalía y los Tribunales, como todo en Cuba, obedecen fielmente a la Policía Política, les guste o no", dijo.
"Así funciona con los regulados, con la incautación de medios de trabajo a periodistas y opositores, con los procesos penales fabricados y amañados. Con todo. Por eso la solución de todos los problemas en Cuba vendrá únicamente cuando podamos cambiar hacia una democracia. No hay otro derrotero", concluyó.