José Antonio Herrera Torres es un joven de 30 años, "cuentapropista" en Mayarí, Holguín, que se dedica a grabar el "Paquete de la Semana". Su negocio iba muy bien y procuraba, como es común en el sector privado cubano, no meterse en política para evitar problemas. Aun así, la Seguridad del Estado lo incluyó en el operativo contra el periodista de DIARIO DE CUBA Osmel Ramírez Álvarez el 10 de noviembre del 2017.
Ese día todo cambió para él. Siete meses después no ha conseguido recuperarse.
"Literalmente, ese día la Seguridad del Estado destruyó mi negocio", relata en una entrevista con DDC.
"Yo estaba trabajando como siempre, grabando el Paquete a mis clientes. De pronto, se estacionaron varios vehículos frente a mi negocio y se bajaron numerosos policías y oficiales".
"Sin siquiera mostrar una orden de registro, comenzaron a llevarse todos mis equipos y los de mis clientes también. Incluso mi tablet personal y el teléfono nuevo de mi ayudante, por el que nos impusieron 700 pesos de multa. Dijeron que, por ser nuevo, estaba en venta, un delito falso. De nada sirvieron los argumentos, me condujeron con ellos a la estación de Policía. Enseguida supe la razón real, porque allí estaba detenido mi amigo Osmel, que es periodista independiente.
¿Tienes algún vínculo con la actividad periodística de tu amigo?
Realmente no. Siempre que puedo leo las cosas que escribe y admiro su trabajo, pero en verdad nunca me interesé por la política ni tengo aptitudes para escribir. Sus ideas políticas también me parecen muy interesantes. Aunque me consideraba apolítico, estas cosas que me pasaron me han hecho reflexionar mucho al respecto.
¿Cómo ha quedado tu negocio desde entonces?
En pésimas condiciones. Había invertido mucho dinero, ayudado por mis padres, para armar este negocito. Osmel incluso también me apoyó. Soy matemático, pero el salario que ganaba era una miseria y decidí empezar en algo por esfuerzo propio. Cuando ya tenía buena clientela, me desmantelan todo y todavía no me han devuelto nada ni me han acusado ni multado por nada. Me pasé tres meses intentando la devolución, entre Fiscalía y la Seguridad del Estado, pero no hay solución.
Decidí endeudarme para comprar nuevamente los equipos, que rondan los 1.000 CUC. Es un capital grande en este país [donde el salario medio mensual ronda los 30 CUC al mes, según los datos oficiales]. Lo peor es que, mientras ocurría esto, otro grabador aprovechó mi falta y se instaló cerca de mi local. Hace un par de meses que reabrí y, aunque he recuperado algunos clientes, hay otros que se acomodaron al nuevo grabador.
Ahora no es muy factible el negocio y prácticamente no alcanza ni para vivir. Estoy pasando dificultades para mantenerme y pagar las deudas que por culpa de la Seguridad tuve que contraer. Incluso hay clientes que temen otro registro y que sus equipos y dispositivos USB queden incautados.
Me han hecho mucho daño y mi único pecado es ser amigo de un periodista. A él también lo han perjudicado muchísimo. Yo nunca imaginé que existiera tanto extremismo y represión. Ya me parece muy mal que a un periodista lo repriman, pero esto de perjudicarme por ser su amigo es demasiado. ¿Qué clase de hombre sería si cedo a esta presión y dejo de ser su amigo?
Tus bienes fueron confiscados sin acusación ni multa. ¿Qué buscaban?
Yo no sé cómo llamarle a eso, porque no puede ser confiscado un bien si no hay delito probado. Más bien fueron usurpados, arrebatados o secuestrados. Y dicen los de la Seguridad del Estado que ellos no devuelven nada aunque no haya delito, que fueron nobles conmigo porque podrían haberme llevado más cosas y encarcelarme. Casi quieren que se los agradezca, es algo increíble.
Cuando estuve en la Policía me intimidaban por mi amistad con Osmel, como si fuera cómplice de un "gran crimen" que él comete por ser periodista. A mis padres los aterraron. Trataron de convencerme de que colaborara con ellos como informante y que firmara un documento, a lo que me negué. Se molestaron mucho con mi negativa y fue horrible. Al pasar por una experiencia como esa, se tiene una visión del país muy distinta a la que ven otros.
Pero lo peor y más decepcionante ha sido la Fiscalía. La poca profesionalidad que tienen y la incapacidad de cuestionar siquiera el trabajo del Ministerio del Interior, aunque sea abusivo. He ido varias veces y no hay respuestas, y ya han pasado siete meses. Estamos desprotegidos y no tenemos el más mínimo derecho a nada, es lo que pude comprobar.
¿Qué piensas hacer a partir de ahora?
Ya estoy marcado, en "la lista negra" sin meterme siquiera en política. Como cuentapropista eso también me perjudica. Tener la vista encima no es bueno, menos cuando para hacer negocio hay que vivir del invento, sin garantías. Siento que he perdido mi espacio en mi propio país. Estoy muy decepcionado y no veo forma viable de solución a corto o mediano plazo. Aunque deje a mis padres solos, cosa que me preocupa, tendré que emigrar. Desde fuera los ayudaré mejor porque ahora viven asustados de que me meta en problemas. Apenas pueda me voy, ya no tengo dudas.