El balance de cuatro derrotas y una solitaria victoria del equipo femenino cubano de béisbol en la recién finalizada Copa Mundial de Japón era el esperado. Como me dijo al final de la participación del elenco el presidente del Salón de la Fama de las Grandes Ligas de 2008 al 2019, Jeff Idelson, "no se le puede pedir más a un equipo que apenas juega".
Quiero dedicar esta columna al esfuerzo de las peloteras cubanas que, en mi opinión, deberían contar con más respaldo de las autoridades deportivas.
A unos 15 kilómetros del centro de La Habana, específicamente en Mulgoba, comienza el día para el equipo femenino cubano de béisbol. Allí hay una escuela que funciona como un centro deportivo y se imparten clases de Licenciatura en Cultura Física. Estudié en ella durante 2016 y 2017.
Desde ese centro en Mulgoba, donde están albergadas, las muchachas parten hacia la Ciudad Deportiva antes de la 7:00 de la mañana, para entrenar en un terreno de categoría 11-12 años, llamado Juan Ealo. Cuando el reloj marca las 8:00, ya están haciendo swines en el infield.
Tuve la oportunidad de visitarlas un día de entrenamiento para escribir el guion de un libro que espera publicar Idelson sobre el béisbol femenino en América. El expresidente del Salón de la Fama de MLB ahora comanda una fundación que lucha por el desarrollo de la mujer en el béisbol.
Me recibió Margarita Malleta, encargada de guiar al béisbol femenino cubano. Fue una estrella del voleibol cubano en los años 70 del siglo pasado, pero en las últimas décadas se ha dedicado en cuerpo y alma a la inclusión de las mujeres en nuestro pasatiempo nacional.
"Me encanta que aumente la atención sobre el béisbol femenino", me respondió cuando le comenté los planes de Idelson con el béisbol del aérea. "Como puedes ver, la prensa nacional también está más interesada en nosotras", afirmó.
Durante esa visita, me llamó la atención el amor de esas mujeres por el béisbol y que más que un equipo son una familia. Solo hay que ver cómo se apoyan y se ayudan en el terreno.
También me impresionó la variedad de edad en el roster. Lo mismo estamos ante una jugadora de 16 años que ante una madre de 34. Este último es el caso de Marisleydis Mercado, quien tiene una historia de superación dentro del conjunto cubano de béisbol que acabó de participar en la Copa Mundial.
"Me retiré nueve años del béisbol porque di luz a dos niños, una hembra y un varón. Simplemente, estoy acá luchando por ellos, son mi razón de ser. También el béisbol es mi pasión y gracias a las compañeras que tengo he podido regresar a lanzar", dijo Mercado al colega Duanys Hernández hace unos meses.
Entre las jugadoras que entrevisté me llamó la atención Melanie Meriño, de solo tiene 16 años, pero es dueña de un gran talento. Por esa razón, Margarita Malleta le dio la oportunidad de unirse al equipo.
"Mi familia me apoya mucho, aunque tengo que aceptar que no es fácil estar lejos de ellos. De igual forma, estoy aprovechando esta gran oportunidad porque confió mucho en mis capacidades", me dijo Meriño.
En la Copa Mundial, Mercado solo lanzó dos tercios de inning. Meriño tuvo dos turnos al bate y, aunque se fue en blanco, robó un base y anotó dos carreras.
Ofensivamente, las de mejor actuación fueron Camila Dunet (quien abandonó la delegación durante una escala en México junto a otras tres jugadoras) y la experimentada receptora Eleyenni Estupiñán. Ambas se combinaron para nueve imparables (tres ellos extrabases) y cinco carreras remolcadas. Además, las dos tuvieron OPS sobre .895.
Por parte de las lanzadoras, Yoannet Despaigne y Yanet Cruz, se combinaron para 21.1 innings lanzados. Marisleydis Mercado, Isabel González y Dianelis Porro, solo acumularon 4.2 entradas.
Lamentablemente, el campeonato nacional se suspendió y tampoco se pudo realizar un torneo que tendría lugar en Varadero con la participación de otros equipos del área.
Finalmente, solo vino el conjunto de Puerto Rico, con el que se disputaron seis partidos de preparación en el Estadio Latinoamericano. Es muy difícil obtener buenos resultados cuando llegas a una competencia con tan pocos encuentros jugados.
Creo que el béisbol femenino merece más atención en Cuba, al menos debería dejar de jugar dos torneos al año y establecer una liga de 40 partidos con play off.
Claro, eso es mucho pedir en la era en que vivimos, cuando el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) ni siquiera puede hacer un campeonato sub-23 de béisbol y cuando se suspenden varias competencias por la crisis económica del país.
Mis deseos y los de muchas jugadoras se quedarán congelados. Las cosas no cambiarán para el deporte cubano hasta que cada liga se puede valer por sí sola; es decir, hasta que sea profesional con todo lo que lleva. Es fácil escribirlo, pero para hacerlo pasará mucho tiempo, si es que ocurre.
Solo espero que un futuro cercano se respalde más al béisbol femenino en Cuba. Quizás, no le genere tantos ingresos al INDER como el masculino, pero desde que empezó el desarrollo a mediados de los años 2000 ha ido dando pasos importantes.