Después de lanzar seis temporadas en la Serie Nacional, un joven salió de Cuba para buscar un mejor futuro. Desde ese entonces, República Dominicana ha sido su casa y su segunda patria.
Es apasionante escucharlo hablar del béisbol dominicano y de cuánto ha representado para su carrera jugar en él. "Ha sido todo en mi carrera porque me ha convertido en un mejor lanzador. También me ayudó a comprender el béisbol de una manera muy diferente a la que estaba acostumbrado en Cuba", dijo Raúl Valdés a DIARIO DE CUBA.
Han pasado casi dos décadas desde que hizo su debut, con 26 años, en la LIDOM (Liga Dominicana de Béisbol Profesional). Desde aquel lejano invierno de 2003, ha marcado una época en una de las ligas con más nivel del mundo.
"Debutar en LIDOM fue un sueño cumplido. Desde que llegué a este país me propuse jugar en esta pelota y, mientras más veía los juegos por la televisión, más crecía ese deseo. Sin dudas, fue uno de los mejores momentos de mi vida".
Después de su primer juego lanzado han pasado 18 campañas. Su historia ha ido creciendo con el paso del tiempo, y hoy en día es considerado uno de los mejores serpentineros de la LIDOM:
En la siguiente lista de Winter Ball Data se muestra el lugar en que se encuentra Valdés en varios departamentos:
- 135 juegos Lanzados, 3ro
- 2.97 de efectividad (ERA)
- 754.0 innings lanzados (IP), 8vo
- 582 ponches, 3ro
- 123 ERA+ (2da mejor entre los lanzadores con 700+ IP)
- 1.17 WHIP (2do mejor entre los lanzadores con 700+ IP)
- Líder en ponches en Series Finales (27)
Lo más importante es que el oriundo del Mariel está a una victoria de llegar a las 50, eso lo convertiría en uno de los ocho lanzadores que han llegado a la mágica cifra.
"Llegar a las 50 victorias representa muchas cosas para mí. Lo más significativo es que voy a estar en un grupo de lanzadores élite, me da mucha satisfacción", dijo Valdés.
¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento de la carrera del cubano en LIDOM?
"Mi peor momento fue cuando estuve de refuerzo con las Águilas Cibaeñas en 2011. Allí Llegamos al juego decisivo por el campeonato y salí a lanzar en el octavo inning con ventaja. Lamentablemente, a la postre lo perdimos", recordó Valdés. "Mis mejores momentos han sido los dos campeonatos que he logrado con los Toros del Este", añadió.
En la actualidad, la legión cubana tiene una buena representación en la mejor liga del Caribe la LIDOM. Hemos visto a figuras como Valdés y Yunesky Maya dejar un legado. Y no olvidemos los casos de Yoán López y Yasiel Puig —contratado la semana pasada por los Kiwoom Heroes de Corea del Sur—, quienes buscan otra oportunidad para regresar a la Gran Carpa.
"En esta liga están jugando muchos cubanos, me da mucho orgullo que la gente de nuestro país sobresalgan cada año aquí. Mi consejo para todos los que están llegando o llegarán es que se preparen bien antes de venir. Es un circuito muy competitivo y les puede servir como una escala antes de conseguir trabajo en Estados Unidos o Asia. Los lanzadores novatos deben saber que no hay bateadores fáciles de dominar, el que está contratado es porque tiene calidad de sobra", apuntó Valdés.
En la actual contienda ningún pitcher ha trabajado más entradas que Valdés. Antes de que la liga parara a finales de noviembre para efectuar el partido de leyendas, había trabajado 36 innings y dos tercios. Su efectividad es de (2.95) y el WHIP de (1.23). Ha ponchado a 30 bateadores en ese lapso y ha otorgado 14 bases por bolas.
Valdés, quien cumplió 44 años el pasado 27 de noviembre, aún no piensa en el retiro, al menos mientras su cuerpo le siga respondiendo, y es incentivado por amigos y familiares.
"Le doy gracias a todas las personas que me han apoyado en las buenas y en las malas. Ese respaldo no tiene precio, es una de las cosas que me hace trabajar mejor cada día para seguir jugando béisbol. ¡Muchas gracias!", dijo.
Raúl Valdés no solo es un líder dentro del terreno, también lo es fuera del campo. Su gentileza con los aficionados y la prensa es tan increíble como su forma de lanzar. Pocos han dejado una huella en LIDOM como él, ya sea como cubano o como dominicano (se nacionalizó en 2008).