Después de los escándalos por las fugas de la mitad de los peloteros cubanos en la Copa Mundial de béisbol para menores de 23 años y a poco más de un mes de incursionar en los Juegos Panamericanos Junior con un equipo renovado de la misma categoría, el presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), Osvaldo Vento, aseguró que el 22 de enero próximo comenzará la campaña beisbolera en la Isla.
"En noviembre próximo deben concentrarse las preselecciones provinciales de cada territorio para comenzar los entrenamientos previo al inicio de la Serie Nacional de Béisbol", dijo el directivo en Guantánamo, durante un recorrido que llevan a cabo los máximos dirigentes de esa entidad por varios territorios.
El anuncio fue bien acogido por la fanaticada beisbolera, deseosa de su "pan y circo" en medio de la caótica situación económica que se está viviendo en Cuba y bajo la amenaza de un estallido social en cualquier momento, como ocurrió el pasado 11 de julio.
Precisamente aquellas manifestaciones populares, algo insólito en más de 60 años de revolución comunista, movieron los cimientos de un Gobierno al que desde ese momento no le ha quedado más remedio que meter la mano en las arcas para tratar de dar una imagen de preocupación por los problemas sociales de sus ciudadanos, pero temeroso de nuevos disturbios.
Por ello, el mayor y más costoso espectáculo deportivo del país arrancará sus acciones bajo el mando de un nuevo comisionado nacional que ha jurado "continuidad", pero que comienza a ejercer su cargo con una espada de Damocles sobre su cabeza: el reto que implica que el béisbol sea proclamado Patrimonio Cultural de la nación el venidero 19 de octubre.
Desde hace bastante tiempo Cuba funciona como una aldea primitiva y el béisbol no queda fuera de este impacto.
Al no existir planificación de la economía, porque es a diario cuando van apareciendo las materias primas, los recursos y todo el avituallamiento que necesita un país para funcionar decentemente, los cubanos "cazadores" y "recolectores" salen en la mañana sin garantías de que al concluir el día tendrán alimento sobre la mesa.
Por ello la calidad y el normal funcionamiento de la próxima Serie Nacional es una incógnita. Los peloteros lo saben y esa es una de las múltiples razones por las que prefieren probar suerte en otras tierras o están solicitando la baja de sus equipos, como ha venido sucediendo en los últimos días.
La cantidad de jóvenes que tendrán que quemar etapas para asumir roles decisivos en sus equipos, la falta de motivación por los bajos salarios, la alimentación deficiente, los partidos diurnos, los largos viajes por carreteras destruidas y miles de problemas más que siempre han existido, pero que ahora se acrecientan, sin dudas estremecerán el campeonato que está por venir y seguirán hundiendo en el lodo el deporte nacional.