"Jugar en las Grandes Ligas fue lo mejor que me pudo pasar", afirma el pelotero Leonys Martín, quien acumuló nueve temporadas en las Mayores y ha tenido una de las carreras más exitosas del béisbol cubano.
"Y sé que hice feliz a muchos cubanos", añade en entrevista con DIARIO DE CUBA el villaclareño de 32 años, quien jugó además cinco temporadas en la Serie Nacional de Béisbol y lleva dos en la Liga Japonesa de Béisbol Profesional con los Chiba Lotte Marines, pero empezó cargando el agua para sus compañeros en la Escuela de Iniciación Deportiva.
"La clave es no rendirse, ser un guerrero y demostrar a quienes no confían en ti que sí puedes lograr que lo que te propongas", dice.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en el béisbol?
Fueron gracias a mi papá. Él era entrenador de las categorías escolares. También crecí en una familia en la que todos prácticamente jugaron pelota. Mi tío Guillermo Martín integró varios equipos Cuba en aquellos tiempos. Así comenzó todo.
Recuerdo muy bien mis pasos por las categorías inferiores y juveniles, crecí en el juego con un supertalento, lo puedo decir así. Cuando mi padre se dio cuenta de mi potencial, empezó a desarrollarme y, con el tiempo, hice equipos Cuba (9-10) y (11-12).
Después llegó la peor etapa, cuando empecé en la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva). Tuve muchos obstáculos en ese tiempo y hasta quería dejar de jugar. En aquellos momentos, tenías que ser grande de tamaño para llamar la atención de los entrenadores y ese no era mi caso, yo desarrollé tarde. Era chiquito y el mérito de hacer varios equipos Cuba en categorías inferiores me lo quitaron. En pocas palabras, no creían que pudiera ser un buen pelotero por mi tamaño y, en vez de mandarme a practicar, me ponían a cargar las cubetas del agua que se tomaban mis compañeros. Ese era el oficio que me asignaban aquellos profesores. Nunca creyeron en mí y hoy el tiempo les ha quitado la razón.
Pero gracias a Dios tuve gente que siempre me apoyó. Gracias a ellos pude llegar a la Serie Nacional de Béisbol y les agradezco eternamente: José Jiménez Ote, Osbel López, Vladimir Medina y, por supuesto, mi papá.
¿Qué representó para ti debutar en la Serie Nacional?
Fue algo inesperado, creo que Dios me lo regaló por tanto trabajo y tantos tropiezos. Lo mejor de todo fue que empecé con 17 años. Había tenido un gran año en la temporada juvenil (2005-2006) y no me llevaron a la preselección nacional. Recuerdo que hicieron dos equipos Cuba juveniles y no fui elegido para ninguno de los dos.
Pero Dios es grande y ese mismo año empecé a jugar con Villa Clara. Ese fue el mayor regalo que le pude dar a mi padre. Nadie esperaba que mi vida cambiaría tan rápido y menos que debutara siendo juvenil. Si sacas cuenta, tres o cuatro años atrás cargaba el agua de mis compañeros y, un lustro más tarde, ellos iban al Sandino a verme jugar, eso era algo impensable.
¿A quiénes admirabas cuando arrancó tu carrera?
Yo era un gran admirador de Miguel Caldés, Víctor Mesa, Eduardo Paret y Luis Ulacia.
¿Contra qué equipos te gustaba más jugar?
Contra Santiago de Cuba, Ciego de Ávila e Industriales. Sobre todo, los Gallos contra las Avispas porque había mucha adrenalina. Me encantaba jugar en el estadio Guillermón Moncada.
¿Cuáles fueron tu mejor y peor momentos dentro del béisbol cubano?
Mi peor momento fue el campeonato que nos quitó Industriales en 2010. Estábamos a una victoria del título. Eso marcó mucho mi vida, fui cinco años a playoff y nunca estuve tan cerca como en esa campaña.
Mi mejor momento fue en mi tercer año en la Serie Nacional, cuando discutí el champion bate y fui a la preselección del equipo Cuba para la Olimpiada.
¿Cómo tomaste la decisión de jugar en el béisbol profesional?
La decisión me tomó solo diez minutos. Nunca pensé irme del país, ni pasó por mi cabeza, pero un buen día en solo diez minutos me decidí.
¿Cuánto te costó conseguir firmar con un equipo de las Grandes Ligas?
Mi primer contrato fue bien difícil, hubo muchos obstáculos en el camino. Pero nada pudo quitarme mi sueño. A pesar de todo lo malo que me pasó, valió la pena.
¿Cómo recuerdas tu debut en las Grandes Ligas?
Fue con mucha presión, jugando en el mítico Fenway Park de los Red Sox contra un veterano, Tim Wakefield. Él lanzaba una bola de nudillo y yo nunca había visto ese tipo de lanzamiento.
Me pusieron a batear en un turno por Nelson Cruz porque estábamos ganando (10-0) y era una buena oportunidad. Al segundo picheo, conecté una línea de hit. Cuando llegué a primera base pensé: "¡esto está pasando de verdad!".
Recuerdo que ese día regresé al hotel después del juego y me senté en una ventana mirando a la cuidad de Boston. Estuve llorando más de diez minutos, pensado en todo los malos momentos y tropiezos que tuve que pasar en mi vida. Cargué agua para un equipo y diez años después estaba jugando con los mejores peloteros del mundo en el mejor béisbol.
¿Qué significa para ti haber jugado nueve temporadas en ese béisbol?
Es lo mejor que me pudo pasar. Me di cuenta de mi talento y también de los logros que obtuve gracias a la perseverancia. Es muy bonito representar a mi país en las Grandes Ligas, a mi pueblo, Corralillo, a mi apellido, y ahora sé que hice feliz a muchos cubanos.
¿Cuándo decidiste jugar en el béisbol profesional japonés?
Cuando Cleveland me dejó libre, me fui a mi casa. Siempre me mantuve tranquilo y estuve como una semana sin pensar en béisbol. Después se me dio la oportunidad, y mi agente se puso en contacto conmigo para jugar en Japón lo que quedaba de año.
¿Cómo te has adaptado a la Liga Japonesa de Béisbol Profesional y a una nueva cultura?
Lo más difícil fue cambiar mi mentalidad. También empezó a chocarme el idioma, pero, gracias a Dios, mi esposa y mis compañeros, fui adaptándome con el tiempo.
¿Cómo ves a los Chiba Lotte Marines para esta campaña?
Tenemos un gran conjunto de cara a este 2021. Creo que nos falta mejorar el picheo, pero nuestra ofensiva es buena. Ahora estoy muy contento de tener a Adeiny Hechavarría conmigo. Esperemos buenos resultados.
¿Has pensado alguna vez en regresar a jugar la Serie Nacional?
No creo que regrese a la Serie Nacional. Me gustaría, pero ya no tengo la misma mentalidad de hace 15 años. Todo se ve igual y eso me tiene desmotivado, pero sí me gustaría regresar a mi Sandino y jugar de nuevo.
¿Qué objetivos te faltan por cumplir en tu extensa carrera?
Creo que he logrado todo en mi carrera. Pude jugar en los niveles más alto del mundo beisbolero. He tenido buenos y malos momentos, pero he cosechado un historial extenso. Ya son 16 años, incluyendo mis cinco contiendas en la Serie Nacional. Lo único que me hubiese gustado era jugar diez años en las Grandes Ligas, pero me siento contento y agradecido con todo mi recorrido.
Envía un mensaje a tus seguidores
Leonys Martín, el 22 de Villa Clara: Les mando un gran saludo a todos mis fieles seguidores. Mi familia y yo viviremos agradecidos por la gran influencia que han tenido en mi carrera. Dios los bendiga.
Tengo una foto de Leonys Martin en su último juego vistiendo el uniforme de Villa Clara! Que grande Leonys!
Dios te tiene que ayudar porque eres una persona agradecida y mencionas mucho al señor, que Dios te de mucha salud y prosperidad te lo mereces