Yosmany Guerra es uno de los peloteros cubanos más consistentes de la última década. Sus temporadas en las ligas invernales son el resultado del sacrificio que hace cada año para rendir.
Con 37 años está como el buen vino. Jugó en la temporada invernal con los Tigres de Aragua y fue líder en bases por bolas y promedio de embasado en el equipo. En los últimos días estuvo en República Dominicana preparándose para la temporada de verano. Ahora se encuentra en México en busca de cerrar un contrato.
Como decenas de peloteros cubanos, el "Congo" Guerra comenzó jugando en la Isla y decidió buscar un futuro mejor en el béisbol profesional. En esta entrevista con DIARIO DE CUBA cuenta su historia, colmada de obstáculos, pero también de triunfos.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en el béisbol?
Fueron difíciles. Soy del Cotorro, específicamente de Cuatro Caminos. Cuando empecé había muchas incomodidades y dificultades para todos los que pretendían jugar pelota. Vengo de una familia muy pobre, pero desde niño siempre me apoyó para que pudiera jugar. Le tengo que dar muchas gracias a Dios y a mi abuela principalmente, ya que ella me respaldó en todo momento.
¿Cuál era tu ídolo cuando niño?
Mi ídolo era el "hombre y la tierra", Yobal Dueñas, de Pinar del Río. Yo lo veía y quería imitar su forma de jugar. Dueñas se ganó el respeto de la afición con todo lo que hizo en la Serie Nacional y yo soñaba ser como él.
¿Qué recuerdas de tu paso por las categorías inferiores?
Fue complicado. Integré el equipo Ciudad Habana (11-12) en el año 1996 y después viajé a un campeonato centroamericano en Colombia. Esa fue la única selección que hice en categorías inferiores.
Tras debutar en la Serie Nacional, ¿cómo fue el camino para llegar a Metros? ¿Qué representó para tu carrera ese equipo?
Estar con Metropolitanos era algo grande, ya que de mi pueblo salieron peloteros como Germán Mesa, William Bustamante y mi hermano, Yosvany Febles, eso fue algo que me motivó más, tenía un sueño y era jugar en la Serie Nacional.
Pero tampoco se me olvida el trabajo que pasé para llegar a los Metros. Me pusieron obstáculos en las categorías inferiores, tanto que en un momento estuve a punto de no jugar más béisbol. Gracias a un entrenador de La Habana Vieja, llamado Taylor, pude seguir adelante. Él me dijo que no perdiera la fe y me mantuviera fuerte psicológicamente. El tiempo le dio la razón.
Al año siguiente jugué la provincial y dejé muy buenos números. Eso me llevó a la preselección de los Metros, donde promedié más de .400 y llegué al equipo grande.
¿Cómo recuerdas la llegada a los Leones de Industriales?
Fue algo muy importante para mí, diría que uno de mis mejores logros. Estaba jugando mi última temporada con los Metros (2006-2007) y Rey Vicente Anglada me llamó para que jugara de campocorto. Me sorprendí muchísimo porque siempre defendí la segunda base en Metropolitanos, y jugar en esa nueva posición era un cambio muy brusco. Llegué a la preselección de Industriales y peloteros como Rudy Reyes, Carlos Tabares, Alexander Malleta, Enrique Díaz, entre otros, me ayudaron y me aconsejaron. Gracias a Dios tuve una buena temporada.
¿En qué momento decidiste jugar en el béisbol profesional?
Llevaba cuatro años dejando buenos números, en aquel entonces predominaba el talento en los jugadores y siempre tenían buenas campañas, pero yo también rendía. Lo cierto es que elegían a los mismos para hacer el equipo Cuba. Siempre respeté esas decisiones porque mi objetivo era seguir enfocado y batear en la serie, pero un buen día me llegó la oportunidad: vinieron unas personas, hablaron conmigo y decidí irme con ellos para probarme en otro béisbol. Gracias a Dios, hoy estoy bien.
¿Cuán difícil fue firmar con un equipo de las Grandes Ligas?
Muy difícil, recuerdo esos momentos y quiero llorar. Salí de Cuba con 25 años y firmé a los 31. Esos seis años en República Dominicana fueron complicados, lejos de mi familia, con personas que no conocía, pero mi mente fue fuerte y me mantuve entrenando siempre. Ya me vieron cansado de hacer trade-out, imagínate que hice más de 30. Lo importante fue que los Marlins me escogieron.
La nostalgia siempre afecta cuando estas lejos de los tuyos. En algunos casos no estás en las mejores manos y tienes que lidiar con una serie de problemas. Lo importante es que después de tanto tiempo pude cumplir mi sueño. Acordar con un equipo de MLB fue un logro propio, pero también de mi familia, que siempre me apoyó en la distancia.
¿Qué recuerdas de tus pasos por las menores?
Mucha contradicción. Al llegar con 31 años era muy difícil que me subieran, tampoco tenía el "pedigrí" de jugar con un equipo Cuba. Allí también tuve problemas con un entrenador norteamericano que quería cambiar mi forma de batear, y bueno, en 2015 llegué a los entrenamientos de AAA y decidieron dejarme libre.
¿Cómo llegaste al béisbol mexicano?
Uno de mis mejores amigos, Donel Linares, me llamó y me propuso jugar en México. Le dije que sí. El agente de Donel me consiguió jugar en la Liga del Norte y allí empecé una nueva etapa de mi carrera.
Cuando llegué a México me asombré de haber pasado por tantos lugares. De repente estoy en República Dominica después en Estados Unidos y al otro día estaba jugando en el béisbol mexicano. Tuve que acostumbrarme a una cultura diferente y a una nueva liga. Ya tengo 37 años y todavía tengo trabajo con los equipos mexicanos gracias a mi desempeño.
Con 37 años, ¿cómo consigues mantenerte en buena forma deportiva?
Es un trabajo fuerte, empieza por uno mismo y el respeto a la profesión. Cuento con un muchacho que es mi entrenador desde hace años y con él trabajo la preparación física. Cuido mucho mi peso. Después voy a Republica Dominicana y allí preparo mi técnica, ya sea de bateo o fildeo. Trabajo mucho de lunes a sábado y el domingo es mi jornada de descanso. Cuando voy a jugar en la Liga Mexicana de Béisbol, comienzo a ponerme en forma un mes y medio antes de los entrenamientos colectivos.
Fuiste campeón de bateo en Liga Venezolana de Béisbol Profesional…
Nunca lo imaginé. Lo increíble es que el año pasado no tenía trabajo en el béisbol invernal. Llamé a un amigo mío que fue coach en Campeche, Rómulo Martínez, él contactó a los equipos en Venezuela y Las Águilas de Zulia quisieron mis servicios. Cuando comencé a jugar en LVBP ya tenía un mes de preparación y cogí el ritmo del torneo fácilmente, fue sin dudas una campaña genial.
¿Sigues la Serie Nacional de Béisbol?
Sí, a veces la sigo, siempre estoy en contacto con los peloteros de allá, como es el caso de Stayler Hernández, que es mi hermano de corazón, Juan Carlos Torriente y otros más. A cada rato chequeo los juegos de la serie para ver a Industriales.
¿Ha pasado por tu mente regresar a la Serie Nacional?
Sinceramente, no me ha pasado, pero me gustaría regresar con Industriales a la Serie Nacional ya que esa fue mi escuela.
¿Qué metas te quedan por cumplir?
Me gustaría saborear un título de béisbol profesional. El año pasado, con Zulia, el equipo estaba fuerte, pero perdimos en la postemporada. Este año estamos intentando pasar a los playoffs. En la carrera del pelotero se trabaja para algo, ganar campeonatos. Quisiera obtener uno este año y también asistir a la Serie del Caribe.
Envíale un mensaje a los seguidores que siempre te han apoyado en tu carrera
Les mando un fuerte abrazo desde la distancia, bendiciones y que se cuiden mucho, que este ha sido un año difícil y las cosas no marchan bien. Esperen mucho del Congo Guerra, que seguirá dando batalla hasta que Dios quiera.
Mucha suerte y siempre pensar positivo en la vida es la solución te felicito y que Dios te de salud y prosperidad.