Sin explicaciones, como es costumbre en los medios oficiales, la censura sobre lo que sucede en las Grandes Ligas del Béisbol estadounidense ha vuelto a la televisión cubana, toda bajo control estatal. Desde el arranque de la presente temporada, la ausencia de juegos o alguna mención a la MLB es pasmosa.
El programa Béisbol Internacional solo transmite partidos de otras ligas de América los domingos en la noche, e incluso este programa se ha cambiado últimamente de día de emisión.
Tras décadas de censura sobre casi cualquier acontecimiento de la Gran Carpa, los cubanos experimentamos un progresivo deshielo hace dos años, cuando la TV nacional comenzó a transmitir los domingos en la noche juegos del mejor béisbol del mundo. Apenas unos meses antes habían comenzado a transmitir juegos de la NBA, después de un silencio de más de 20 años.
Al principio, las autoridades se cuidaron de no transmitir juegos donde intervinieran cubanos, en especial aquellos que habían participado anteriormente en Series Nacionales. Luego esta censura fue levantada y muchos residentes en la Isla pudieron disfrutar por vez primera en partidos diferidos las actuaciones de grandes estrellas como Yulieski Gurriel o Yasiel Puig, entre otros. Parecía que la veda al mejor béisbol quedaba atrás de manera definitiva.
Pero a finales del pasado año se anunció el acuerdo que en secreto venían negociando los jerarcas de la MLB con la Federación Cubana de Béisbol (FCB) para poder contratar a jóvenes cubanos sin necesidad de que estos tuvieran que emigrar antes a un tercer país.
Al anunciarse el acuerdo MLB-FCB, el articulista deportivo de la revista católica Palabra Nueva, Nelson de la Rosa Rodríguez, en un arranque de optimismo llegó a predecir: "muchas cosas cambiarán. Imagino que podremos ver con más frecuencia partidos en vivo por la televisión nacional".
Pero la luna de miel ha durado poco. La administración Trump canceló el acuerdo entre federaciones, aduciendo que la cubana no es una organización no gubernamental y que sí tiene estrechos vínculos con las estructuras de poder totalitarias.
La reacción lógica de La Habana a la imprevista cancelación del acuerdo fue el rechazo, y todo parece indicar que en su ira también han decidido castigar al aficionado, al privarlo nuevamente del mejor béisbol del mundo.
La censura coincide con la destacaga actuación esta temporada del Yuli Gurriel, Yordan Álvarez, Nolan Arenado y Aroldis Chapman, entre otros. El silencio no solo se aplica a la transmisión de juegos, sino que en ningún segmento deportivo de la televisión se hace referencia alguna a la MLB, y mucho menos a la actuación de los cubanos.
A partir de la década del 90 la prensa oficial escrita solo hacía esporádicas referencias a la MLB cuando se desataba un escándalo de dopaje u otro acontecimiento digno de crítica. Fue la única manera en que muchos cubanos conocieron a luminarias como el dominicano Sammy Sosa o Mark McGwire, entre otros.
En la actualidad, con la aparición de Internet y las nuevas plataformas digitales, los aficionados tienen varias vías para evadir la censura y mantenerse informados sobre la MLB. La vuelta del veto oficial cubano solo refuerza el descrédito de la TV nacional y su programación deportiva.