Tratando de recordar la palabra
que describe el ajetreo de los cocuyos:
"Si los tocas se excitan y despiden luz;
si los perturbas se quedan tiesos;
y si los atrapas entre tus dedos
o los colocas patas arriba
hacen un brusco movimiento de su cabeza
que suena como un crépito".
Un crépito, un crepitar, un pálpito cuando pienso
en que ya no vienen a morir a aquella puerta o a ninguna.
Los exterminadores de insectos no saben lo que hacen.
Perdónalos señor, o señora, o alma nuestra.
Alma colectiva que no sabe lo que hace.
Tampoco sé si en mi natal Santiago siguen arrollando las congas
con la corneta china y los bocúes afinados
al calor del fuego.
Ha pasado tiempo y el hambre apremia.
Los negros de mi tierra, y sus hijos mezclados,
al oir un toque se excitaban y despedían luz
cuando en la calle la comparsa chancleteaba y cantaba
"Abre, que viene el cocuyé…"
María Cristina Fernández nació en Santiago de Cuba, en 1970. Es autora de cuatro libros de narrativa, cuyos títulos más recientes son No nací en Castalia (Editorial Silueta, Miami, 2016) y P (Ediciones Furtivas, Miami, 2020). La editorial Casa Vacía ha publicado sus poemarios Miracle Mile y Mandorla.