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Narrativa

Sagarra

'Tal vez otro tomara diazepam y en su asueto consultara al otorrino, él aplicó el oído al bajante de luz y al desprenderlo con una tenaza liberó un puñado de pitipuá que se disoció en una Efe verdiolivo a sus pies.'

Quito
A la derecha, el entrenador de boxeo Alcides Sagarra.
A la derecha, el entrenador de boxeo Alcides Sagarra. X/ @CMontiller

A suficientes años de haber pasado a negro sobre blanco lo dictado por Sagarra en el Manual Sagarra, de tantos rounds y rings a su sombra, ¿qué recapacitar? El abecé del sobo de tendones y ligamentos, el lustre de sus útiles, sedes sin exónimos de las que apenas conserva solapines con circunflejos, de íes y oes nasales o de kas corridas, sedes claramente ilegibles.

Tomar bien un dictado descansa en la fidelidad de lo oído antes que en su comprensión.  

 

Crecía inquietud en torno al salto de lo amateur a lo remunerado, a los gramos de integridad que perdía el púgil al decir de La Federación. Y que detectar en quien anide la duda y no perderle ojo recaía sobre el utilero, fue lo apalabrado por el Cuerpo Técnico.

Remite el Sagarra al dudoso tres series de 1' de planchas con aplauso intercaladas de burpees y que así sofocado se le abandere y encuadre con teleprompter y trasfondo patrio.

 

Fue en Tampere 93, a escasos celsius, que le afloró la migraña y las paredes se hicieron comprensibles, runrún de gravilla o semillas, como si se desmoronaran. Tal vez otro tomara diazepam y en su asueto consultara al otorrino, él aplicó el oído al bajante de luz y al desprenderlo con una tenaza liberó un puñado de pitipuá que se disoció en una Efe verdiolivo a sus pies. Reflexionó callado la Efe evidente que porque sí dibujaban y no pasó por su mente más que apostarse frente a la habitación del minimosca Fiol. En Budapest 97 los pitipuás dijeron Ese y se instaló a la puerta del superpesado Solís, cuyo ojo presentía espiándolo en la mirilla. El por qué un zangaletón de +91 kg no abrió y lo degradó a vegetal de un crochet yace en los útiles que blande.

Por dichas y más vigilias percibió plácemes privados y públicos de La Federación y encabezó un ciclo olímpico la lista de espera para los Ladas combis.

 

Vino Houston 99 y anticipando a los pitipuás La Federación le asignó a Gamboa el gallo, como pauta que de estirar un tendón a luxar cualquier miembro con un útil fuera un tris.

Subido a máxima categoría con 15 y pico, cobaya y pie de casi cada página en las sucesivas reescrituras del Sagarra, era su fruto más depurado. Desde el día uno lo palpó descentrado y le untó harta pomada china, pero intuía cien por ciento mental la causa de que en ninguna de sus apariciones recientes mostrara su apariencia. Cuerpo que gesticula episteme sin interiorizarla es síntoma de psiquis dudosa, ya dé KO's, ya discuta títulos.  

Esperó la Ge de pitipuás hasta la víspera del cartel por el oro, pero las paredes permanecieron paredes. Chicle, walkman y entre sus útiles los de electrochoque se apostaron con él junto al helecho artificial que miraba a la puerta de Gamboa. Cuando hubo oído dos veces cada cara del Grandes Éxitos de la Nueva Trova sin cabecear (impresiona imaginarlo), la puerta se abrió sola.

Expectoró el chicle en la maceta y cojeando de la pierna que se le quedaba dormida se introdujo en la habitación de Gamboa. A media luz, clóset sin prendas, las toallas cisnes sobre la cama hecha y todo de un vacío ordenado que lo suspendió mm del suelo.

Se aferró a la coqueta y tras 1' de ensayo al espejo, discó el número de La Federación.

—Erre con erre cigarro —se identificó y fue transferido al último piso.  

Timbre equivocado de voz que enseguida lo transfirió a otra extensión del último piso.

El Necio de Silvio amenizaba y ameniza la espera.

Otra vez otra voz equivocada.

El Necio de Silvio de vuelta e inicio.

—La necedad de lo que hoy resulta necio —al fin La Federación.

—El gallo se encuentra desaparecido —musitó.

Mutis prolongado de La Federación, creyó entreoír un swing que apunta mentón y atina aire.

—La plata nadie se la quitará  —ironizó La Federación.

—No recojo la medalla entiendo.

Colgó La Federación.

Entonces fue tomar tierra y que le retiraran pasaporte, útiles, amistades y más medios básicos de La Federación.

 

Todavía al presente, cuando retira el avecrem, los palitroques y las libras de chícharo de su jubilación, cae por el gym y se le duerme la pierna sin perder detalle de fiñes asimilando el Sagarra. Verdad que sin halo, verdad que quizá de una ponencia los persuada de los útiles formativos, pero vuelve la cabeza y amenaza cojeando con olvidar en sordina.

De fecha en fecha un número equis lo transfiere a la esquina o al portal mismo de dudosos de a pie; tras las persianas caras que lo encuadran con sus móviles allí apostado sin elemento humano cerca. Pera, saco y suiza a intervalos de 3' les recetaría por un trimestre y ahí y solo ahí inmiscuiría la episteme, jamás a contramano, jamás como hoy.  

 

Mucho se habla desde que se dio luz verde a lo remunerado, que lo esquivo y lateral y el dar sin que te den que son la baza del Sagarra, gana púgiles imparable. Calcúlese a la baja y aun arrojará un escandaloso cociente de sedes inconscientemente conversas. Querría compartir el decir común de que mientras no salte del ring a lo civil, es inocua su episteme en ambiente ajeno. Pero si La Federación se arrogó el copyright del Sagarra para traducirlo a cuantas lenguas paguen, La Federación les está corriendo una máquina.

Ya casi cenizas Sagarra mismo, por Pes y Ces que a su día no soltó en alto el que apenas figure bajo Agradecimientos. ¿Cuál expúgil o exmiembro del Cuerpo Técnico secundaría su reclamo de coautoría? Testigos todos de las reescrituras del 80, el 89 y el 94 tecleadas por él hasta en sus abreviaturas. Letras gestos, señuelos en su permuta a otras lenguas, tan suyas como su migraña.


Abel Arcos nació en Guanabo en 1985. Ha publicado los libros de narrativa 9550, una posible interpretación del azul (Premio Franz Kafka, 2014),  Informe sobre el Estrecho de la Florida II (Editorial Casa Vacía, Richmond, 2018) y Nassau (Editorial Casa Vacía, Richmond, 2021). Ha escrito los guiones de, entre otros filmes, La obra del siglo, Agosto, La piscina, Los lobos del Este. Este fragmento pertenece al libro en preparación Cities.

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