A Olga,
que le he dedicado tantas cosas
Se están yendo aquellas tardes
en que tomábamos café en Santos Suárez
tirados en el piso acabado de limpiar,
las noches de dormir abrazados por el frío y por el amor,
las mañanas de amanecer más aún abrazados
ya no tanto por el frío
pero sí por el amor,
nuestros viajes destinados al robo de libros por La Habana Vieja,
los corretajes,
porque obviamente somos tan malos ladrones
y tan ambiciosos.
Se están yendo,
y será definitivo dentro de unos meses,
quién sabe, y tal vez se prolongue más, unos días más.
Pero no le voy a pedir eso al tiempo,
sé que esperas ansioso.
La isla se quedará vacía
y se hundirá en el mar
por la parte sur
porque Cienfuegos es una ciudad muy débil
y una pérdida más puede significar su deshacimiento.
Sé que es terrible la aldea,
que solo se respira humo y nos ahogamos poco a poco.
Sé que calcina el aburrimiento en este lugar de no hacer nada,
en este lugar de morir sin nada.
Ve a otra tierra entonces donde los ciervos,
a respirar aire puro,
a explorar otros campos menos espinados y más amplios.
Vete de una vez,
antes de darme cuenta de que me quedo solo,
que no tengo un plan de fuga,
que he envejecido.
Ve
y dile a Dios que lo siento.
Katherine Bisquet nació en Ciudad Nuclear, Cienfuegos, en 1992. Ha publicado el libro de poesía Algo aquí se descompone (Colección Sur Editores, La Habana, 2014) y acaba de publicar Uranio empobrecido (Rialta, Querétaro, México, 2022), con prólogo de Néstor Díaz de Villegas, al cual pertenece este poema.