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Poesía

El bibliotecario de Hull habla por mí

'La falta de oxígeno para respirar en la avenida, enfilada sin bancos hacia/ el mar, el duro olor a hierros en el muelle, como un establo sin caballos/ (o con la imagen de un solo caballo), los gritos de los vendedores de maní'

Zaragoza
Estatua de caballo.
Estatua de caballo. Pixabay

 

Cuando estaba perdido en La Habana, puesto que era y no era mi ciudad,

parecía lógico ser y no ser extranjero al mismo tiempo. El salobre rechazo

de una ideología, que tanto se basaba en lo monolítico y en el orden me convirtió,

al hablar, en desertor: una vez mi discurso quedó expuesto, me anularon.

 

La falta de oxígeno para respirar en la avenida, enfilada sin bancos hacia

el mar, el duro olor a hierros en el muelle, como un establo sin caballos

(o con la imagen de un solo caballo), los gritos de los vendedores de maní

en las viejas esquinas de los parques me hicieron sentir diferente

e incomunicado con el resto de los habitantes de mi ciudad.

 

Vivir ahora en Madrid elimina esa excusa: estas escenas que vivo

cada día no son mis costumbres ni mis instituciones, estas películas

que odio en silencio no son mi avenida ni mi raza de idea monolítica.

Sin embargo, sería mucho más grave rechazarlas, aunque en mis sueños

también las rechace. Aquí no existe la casa en que nací, ni siquiera en el norte

queda el mar, un muelle, algún caballo, un delator que avale mi existencia.

 


Dolan Mor nació en Pinar del Río, en 1968. Su libros publicados más reciente son Antología de Spoon Raven (Candaya, Barcelona, 2019) y En los extramuros de Zaragoza. Poemas escogidos (Verbum, Madrid, 2021). Este poema pertenece a un libro inédito.    

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