Debería de una vez reconciliarme
conmigo
aceptar que en mi interior habitan
el demonio y la mariposa
Hablarme en silencio
confesarme en público
Decir que en el estercolero de mi pecho
junto con las piedras del oro
abunda también el agua
de la alcantarilla
las flores oscuras del deseo
la inocencia al usar mi esqueleto
para sobrevivir a un podrido
espacio de luz
Debería el mundo saber
que estoy más cerca del mono
que de las leyes divinas
más próximo al poder sin poder
o a la pobreza
que a las tazas de porcelana que limpian
las manos del orden
Debería de una vez mirarme
por dentro
con el espejo roto en la boca
de tanto llorar
sentado en una silla con mi doble
al borde de una mesa
de alcohol
Debería quebrarme en mil
pedazos
por las madrugadas
en desvelo
y por las mañanas aparentar
que sigo con el cuerpo intacto
sin mis quiebras
(sin mis raja-duras)
Debería aceptar de una vez
y por todas
que no hay salida de este laberinto
al que me trajeron
sin permiso y sin derecho a voto
sin derecho siquiera a una palabra
hueca
a una señal aún lejos de mi sueño
de ser al menos una bestia
un arbusto
y no este mudo común ciudadano
que come sin comer
en su celda
Ignoro quién me introdujo aquí
por dónde entré
si no hay llaves para liberarme
Debería al menos exigir
un poco de justicia
un puñado de abrazos
en mi sola asolada soledad
Antes de que llegue la muerte
y me viole debería
perdonen la violencia
al menos antes de que venga el gusano
a devorar mis ojos
si en verdad soy un mono debería
es un decir
romper de una patada
la puerta
Dolan Mor nació en Pinar del Río, en 1968. Su libros publicados más reciente son Antología de Spoon Raven (Candaya, Barcelona, 2019) y En los extramuros de Zaragoza. Poemas escogidos (Verbum, Madrid, 2021). Este poema pertenece al libro homónimo, que publicará en los primeros meses del año próximo la editorial Casa Vacía.