Los patios internos.
Los baños y cocinas con pileta cuadrada.
Los ambientes semicirculares
con ventanal corrido.
Un aro de básquet en la calle
para que tire cualquiera.
El café exacto que todo lo arrasa
y todo lo eleva durante media hora.
El cielo cuando se decolora hasta quedar en blanco.
La pronunciación de un idioma extranjero
rodeándome como una atmósfera
cargada de sentidos ocultos.
Las charlas con mi hija en el balcón.
Las charlas con mi hija en un colchón
atravesado en el living, sin sábanas.
La mano de mi hijo adolescente
en mi mano cuando nadie lo ve
trazando la misma caricia que en la infancia.
La memoria de todas las caricias
que dejaron su dibujo indeleble.
Laura Wittner nació en Buenos Aires en 1967. Sus libros más recientes de poemas son Lluvias (Bajo la luna, Buenos Aires, 2009), Balbuceos en una misma dirección (Gog y Magog, Buenos Aires, 2011), y Traducción de la ruta (Gog & Magog, Buenos Aires, 2020) al cual pertenece este poema. Ha traducido a Charles Tomlinson, James Schuyler, Charles Reznifkoff y Keneth Rexroth, entre otros.