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Poesía

Maderamen

'carabelas de nuevo maderamen/ ladrones, gente de mar bravío/ y bachilleres desahuciados/ buscando la Otredad Llamativa'

Barcelona
Reproducción en plata de las tres carabelas de Colón.
Reproducción en plata de las tres carabelas de Colón. Fernando Durán

 

primero
llegaron los blancos
o eso parecían y fletaron
carabelas de nuevo maderamen
ladrones, gente de mar bravío
bufones y alféreces enflaquecidos
recolectores de rarezas vegetales
flotando sobre el mar
y cocineros sacamuelas
y bachilleres desahuciados
buscando la Otredad Llamativa

primero había indios
pero no eran muy sólidos
en aquellas circunstancias
para vivir avecindados
con tísicos y sifilíticos
y seres de bajas pasiones
seres pintorescos los indios
en un paisaje pintoresco
pero se transformaron
en piedras y animales
y subieron melancólicamente al cielo
que no sé si les estaba prometido
un cielo cobrizo
como su piel cobriza

luego trajeron negros
ensopados en bodegas de barcos
que murieron o sobrevivieron
hundidos en tanta negrura
así el dolor era sordo
y las heridas eran sordas
y los pensamientos se hundían
o flotaban en la negrura
como sus restos de melancolía

y el tiempo los trocó en ebanistas
o le sacaron brillo a los caballos
u oficios menores de herrería
o aprendices de caleseros
o mantenían la casa aireada
o a veces vestían colorines de carnaval
o mutaron en mulatos
generalmente violinistas

porque el Sr. Saco (y Caballero)
y otros muchos caballeros

pensador y filo-
naturalistas decían que
había que blanquear la Raza

entonces sustituyendo negros
trajeron infinitos chinos
enjutos como lotos secos
y al que se llamaba Wang
le llamaron Juan
y se casaron generalmente con negras
o blancas desahuciadas de arrabal
por ejemplo Wong
se casó con Amparo
Y Ki se casó con Amargura
y al hijo le pusieron Kike

eso fue años después de que los chinos se ahorcaran
colgados de las matas
generalmente en grupos
en vehemencia asiática
racimos de chinos
colgando de las matas
o murieron de nostalgia
como secretos maltrechos de la Flor de Oro
especímenes ya no cotizables
y no subieron al cielo
qué iban a subir
si apenas eran budistas
ni siquiera  taoístas
así que no hallaron la Vía
y ahora pernoctan
en bosques y roquedales
y veces se acercan a los pueblos
en busca de dulces y chucherías

Kike
con lo que había ahorrado
y un poquito que le prestó un tío de California
levantó una modesta lavandería china
en la esquina de mi casa
algo así como un hangar con planchas
palanganas, tendederas, chinos doblados
y allí lavaron y plancharon su ropa
la vocinglera y alegre vecinería

hasta que el Estado y el pueblo
como si fuera una fiesta
cerró la lavandería
que aún está en la esquina de mi casa
ahora un solar cochambroso
donde jugamos pelota
y dicen que Kike

se murió de melancolía
sea porque Floris
nunca se quiso casar con él
o sencillamente
porque Kike vivía con un rencor mudo
ese rencor medio
propio de los chinos
que es una mezcla de odio y melancolía

pues era su lavandería
y el hangar se vino abajo
pero lo cierto es que Kike
se murió de melancolía
cosa que a la vecinería
desconocedora  de los entresijos profundos de la vida
sobre todo de los pliegues de un alma asiática
aquella muerte manu propia
le pareció una bobería

 

 


Rolando Sánchez Mejías nació en Holguín en 1959. Fundador del proyecto Diáspora(s), codirigió entre 1997 y 2002 la revista homónima. Además de su obra narrativa, ha publicado los libros de poemas Cálculo de lindes (2010) y Cuaderno blanco (2006), ambos recogidos junto a otros libros en Mecánica celeste. Cálculo de lindes 1986-2015 (Bokeh, Leiden, 2016). Este poema pertenece a un libro inédito.

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